miércoles, agosto 16

LA CULTURA Y EL SENTIDO HUMANO

La cultura y el sentido humano.

Al co editor Pepe Toño del Top Magazzine de Reforma. Con cariño.

Manuel García Estrada.

El conocimiento, la sapiencia, sirven absolutamente de nada si la mente de quien posee información es incapaz de procesarla y hacerla vivir en lo cotidiano.

Bien dicen nuestros filósofos mexicanos que la mente crítica nace del enfrentamiento con la realidad, cuando despertamos a lo que genuinamente tenemos en el contexto y propia vida. Nos autobservamos, observamos a los demás, a todo y abrimos los ojos al universo. De ahí, comenzamos a criticar. Otros se convierten en artistas y crean para embellecer al mundo para conformarlo en oasis en medio de tanta y terrible fealdad violenta.

Las mentes chaparras, los espíritus pequeños, viven en sueños e ilusiones, en el querer ser y como es más simple creerse lo que no se es a enfrentar la realidad con entereza se rechaza todo aquello que me convoque a despertar.

Después de once años de catedrático universitario ratifico que la pésima educación viene más de casa que de las escuelas. Padres que brindan auto, bella casa, escuela cara, dinero para gastos, lujos y demás a los hijos, crean una esfera inútil y frágil que al quebrarse provoca lamentos y dolor en los jóvenes… y de ahí en adelante desean volver a crear ese extraño universo y se convierten en gente nice, bonita que va a antros de élite y a restoranes de nivel. Desean coches caros y visten con marcas. De reproducirse buscan lo mismo: hacer de nuevo el esquema ficticio de mundo a sus hijos. Incluso compiten entre ellos por dar a los hijos lo mejor cuando en realidad sólo brindan lo más artificial. Lo que menos conflicto provoca.

En la burbuja, en esa que crean los padres de mentes débiles, se aprende a evitar la discusión profunda, los temas sociales de interés real, se aprende que la política es Light y que es bueno lo que me conviene a pesar de que el resto sea aplastado por las leyes o las violaciones de derechos. Se aprende a aplaudir la represión de los que no son como esa familia, porque… qué atrevida es la gente que le muestra a nuestros hijos y mujeres que el mundo no es como yo quiero que sea. Si algo se sale de control puedo perder el poder sobre el trono… de una casa, una empresa o un círculo social. El ego tendría problemas y la verdadera dimensión de espíritu corto saldría a la luz.

La cultura mexicana, así como es, y en las mayorías, no nos es muy eficiente. No podemos dejar de creer en los Reyes Magos para querer creer en los valores de la familia (cuál familia, de dónde, de qué tipo, en qué esquema), en los valores cristianos (¿Cristianos, católicos? ¿Quedan fuera los protestantes? ¿Los ateos? ¿Los judíos?), en la moral (basada o definida por quien o quienes). No podemos querer seguir siendo nenitos que apoyan el Teletón para ser buenos. Eso es hipócrita pero coincidente con lo que la gente bien quiere. Simplemente jugar a sentirse bien.

¿Es peligroso todo lo que es ficticio? Si, definitivamente. Todo lo bueno de las almas de la gente bien en 1968 se convirtió en cómplice de la represión y la matanza de Tlatelolco. Quizás no habían escuchado al maravilloso Juan XXIII hablando a favor de los derechos humanos y quitándoles el tilde de productos de Satanás apenas 6 años atrás en el Concilio Vaticano II. De hecho millones de mexicanos desconocen hoy día que el Concilio les obliga a defenderlos y a amarlos. Hoy mismo ante la crisis nacional de entre los católicos salen voces y complicidades que exigen reprimir al que no piensa como ellos.

Quizás si los que se dicen educados estuvieran mejor informados y aplicaran a su cotidiano lo que saben estarían ellos más que ninguno condenando la represión y la opresión de la gente, en cualquier lugar. Porque no son menos valiosos los mexicanos golpeados en San Lázaro, Oaxaca o Atenco que los palestinos o libaneses. Todos somos humanos, todos somos lo mismo. Y la mente cómplice y actora de la represión es exactamente la misma que la que es capaz de destruir Gaza, Beirut o Bagdad.

Esas buenas almas con las mismas que asesinaron 10 mil musulmanes en Bosnia y capturaron a la mala a Lydia Cacho, a esos se les denomina fascistas. Es decir, radicales que no sólo se muestran en desacuerdo con el otro sino que persigue su extinción, sea por factores raciales, de orientación sexual, ideas, nacionalidad o religión. Para colmo son de la tipología católica: hipócritas. Lanzan la piedra y esconden la mano, tal cual como lo hacían los anónimos soplones de la Inquisición.

La incongruencia de muchos católicos viene de lo que ven en el cotidiano con los funcionarios eclesiásticos: votos de castidad que no se cumplen, mensajes que hablan de la verdad y mentiras en las acciones de los religiosos. La defensa de la integridad de la familia cuando el clero está lleno de pedófilos que destruyen no sólo familias sino vidas enteras.

La cultura mexicana, empapada del catolicismo más bajo, más ruin, más anticristiano, tiene serios problemas con el sentido de lo humano. Considera a los hombres y a las mujeres como simples piezas de un tablero de ajedrez en donde un algo les hace ser felices o no, dejando de lado que la felicidad es simplemente una decisión personal que se basa en el primer principio de plenitud conciente: el libre albedrío. Que para colmo de males ese algo se lo brindó a los hombres en el Paraíso.

El sentido humano y la cultura deben ir de la mano, tanto por esencia como por educación. En lo paradigmático es simple: la cultura debe no sólo defender legalmente los derechos humanos, sino hacerlos vivir en cada espacio de la sociedad cada día. Como el beber agua. Nunca relativizamos el valor del agua, simplemente la defendemos como lo más preciado de la vida. Sin excusa.

No hay comentarios.:

Canal de Videos