viernes, diciembre 29

Ninguna legitimación de los ocupantes y de las instancias creadas bajo ocupación

Sobre la primera sentencia dictada contra Sadam Husein y miembros del depuesto gobierno de Iraq
Ninguna legitimación de los ocupantes y de las instancias creadas bajo ocupación
Nota informativa y de prensa de la CEOSIIraqSolidaridad (www.iraqsolidaridad.org), 5 de noviembre, 2006
"El inesperado anuncio de esta primera sentencia contra Sadam Husein y sus colaboradores no es ajena a la celebración de las elecciones legislativas esta misma semana en EEUU. La ocupación de Iraq está en grave crisis. En contra de lo anunciado, la Administración Bush, antes que reducir el contingente de tropas en Iraq, ha tenido que aumentarlo, y el Pentágono ha anunciado que no podrá reducirlo antes de 2010. Octubre de 2006 ha sido el mes de mayor número de bajas en combate estadounidenses desde noviembre de 2004. La opinión pública estadounidense comienza a asumir que EEUU debe retirarse de Iraq, y, ante todo ello, la Administración Bush, después de confirmado que mintió sobre los razones de la invasión de Iraq, ha pretendido presentar la condena a los anteriores dirigentes iraquíes como un logro."
Tras hacerse públicas, hoy, 5 de noviembre, las primeras sentencias dictadas contra el ex presidente de Iraq, Sadam Husein, y otros miembros del depuesto gobierno de este país por las primeas causas contra ellos desarrolladas, la Campaña Estatal contra la Ocupación y por la Soberanía de Iraq (CEOSI), desea avanzar las siguientes consideraciones:
1. Solo le corresponde al pueblo iraquí, una vez recuperadas plenamente la soberanía y la democracia en el país, proceder a la evaluación de las actuaciones de los gobiernos de Iraq anteriores a la invasión de 2003, al igual que de aquéllos creados bajo la ocupación, y, si así lo determinan instancias jurídicas legítimas, proceder contra sus miembros por delitos por ellos supuestamente cometidos.
2. Como han señalado instancias jurídicas y de Derechos Humanos internacionales previamente, los tribunales creados bajo ocupación y en situación de excepción, como es el caso de Iraq, son ilegales y sus sentencias, nulas. Los ex dirigentes de Iraq están siendo juzgados en distintas causas por tribunales creados en la primera etapa de la administración de ocupación del país, y el desarrollo posterior de los juicios, con el asesinato de hasta cinco abogados del equipo de la defensa, añade a su carácter de ilegalidad el de incumplimiento completo de más mínimas bases normas de cualquier procedimiento.
3. Las fuerzas de ocupación y fuerzas internas a ellos asociadas carecen además de toda legitimidad ética para promover el juicio contra los anteriores dirigentes de Iraq. A la violación del Derecho Internacional mencionada que se deriva de la creación de instituciones bajo un régimen de ocupación tras una guerra ilegal, se une el carácter criminal de la actuación de EEUU y sus aliados contra el pueblo de Iraq. Las cifras derivadas de la intervención de EEUU y sus aliados contra Iraq permitirían razonablemente encausar a sus gobiernos por Crímenes de Guerra y Crímenes contra la Humanidad: según Naciones Unidas, más de un millón de civiles murieron en Iraq entre 1990 y 2003 debido al régimen de sanciones aprobado por el Consejo de Seguridad en agosto de 1990 y mantenido por EEUU y Reino Unido durante 13 años; otros 650.000 iraquíes habrían muerto desde el inicio de la ocupación como consecuencia directa de ésta, según el estudio del equipo de la Universidad Johns Hopkins dado a conocer el pasado mes.
4. El inesperado anuncio de esta primera sentencia contra Sadam Husein y sus colaboradores no es ajena a la celebración de las elecciones legislativas esta misma semana en EEUU. La ocupación de Iraq está en grave crisis. En contra de lo anunciado, la Administración Bush, antes que reducir el contingente de tropas en Iraq, ha tenido que aumentarlo, y el Pentágono ha anunciado que no podrá reducirlo antes de 2010. Octubre de 2006 ha sido el mes de mayor número de bajas en combate estadounidenses desde noviembre de 2004. La opinión pública estadounidense comienza a asumir que EEUU debe retirarse de Iraq, y, ante todo ello, la Administración Bush, después de confirmado que mintió sobre los razones de la invasión de Iraq, ha pretendido presentar la condena a los anteriores dirigentes iraquíes como un logro.
5. Finalmente, nos unimos a la consideración de que, hasta que el pueblo iraquí no recupere su plena soberanía y pueda abordar un proceso de reconstrucción democrática, como señalábamos en el primer punto de este comunicado, los anteriores dirigentes del país sean considerados como prisioneros de guerra y sometidos a la supervisión del Comité Internacional de la Cruz Roja, que en reiteradas ocasiones ha denunciado las restricciones de acceso a detenidos iraquíes.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hussein: Patria o muerte
Fco. Javier Chaín Revuelta

Imagine, como himno nacional, que el extraño enemigo (made in USA) invade el país y da muerte a los que desde niños han cantado “Patria, Patria tus hijos te juran…” Toman preso al presidente y luego lo asesinan con saña sobre un tribunal demoníaco.

Se ha hecho pública la terrible pretensión de ejecutar en enero al jefe de estado de Irak (Persia) Saddam Hussein, a manos de los invasores bárbaros del norte, de los asesinos gringos. Todo mundo sabe que tal pretensión de condena es profundamente injusta. Es injusta como lo es cualquier aplicación de la pena de muerte. Nadie tiene derecho a arrebatarle la vida a otra persona, y mucho menos amparándose en las volubles leyes de los hombres. No matarás dice El Cristo.

Se justifican quienes defiende la pena de muerte asegurando que el Estado tiene derecho a usar todas sus armas para defender el bien común, para proteger a los más débiles, y ven con naturalidad que los jueces puedan matar de forma impune, pero que un ciudadano de a pie no tenga ese derecho. Es más, en un país donde la bárbara costumbre esté vigente, por ejecutar la misma acción que un magistrado, léase arrebatar la vida a un ser humano, una persona cualquiera podría perder la vida "en justicia", mientras que un hombre de leyes percibiría su sueldo normalmente. Cuando algo es éticamente reprobable, no hay excusas que valgan: matar está mal, y punto.

Si Bin Laden y sus amigos estuvieran sentados en la elegante silla de un jefe de estado nadie los acusaría de terroristas. La gente de occidente ha sido entrenada para desafiar el sentido común. Basta que estuvieran acomodados en un pentágono, en un salón presidencial, dando la señal verde para que dos bombas atómicas fueran arrojadas sobre las tranquilas poblaciones de Hiroshima y Nagasaki, o firmando el decreto que autoriza a la CIA a desestabilizar democracias sudamericanas, a desencadenar la Operación Cóndor, arreglar a modo algunas elecciones, aprisionar, torturar y matar a miles de jóvenes idealistas que aspiran a un mundo más justo, nadie diría que se trata de terroristas.

¿Han oído hablar de Ahmad Abdullah? Es un muchacho de al-Qaim, pequeña ciudad situada al oeste de Bagdad. Él también salió corriendo por las calles. Venía radiante de la escuela. Llevaba en sus manos el boletín de final de curso. Quería enseñárselo a sus padres, pues había sacado buenas notas y había aprobado. Una bala de mortero disparada por un soldado made in USA le interrumpió los pasos. Le afectó el estómago, el hígado y el páncreas. Una ráfaga de ametralladora hizo ondular sus cabellos lisos, negros, que adquirieron un tono escarlata. Tenía apenas diez años de edad. Asesinar en Iraq, en Guantánamo, en Afganistán, en Chile, en Tlatelolco no es crimen. Es legal, no provoca horror, se tapa con eufemismos que avergüenzan la libertad y la democracia. El derecho de matar goza de la protección cómplice de nuestra omisión, esa extraña ceguera que nos impide abominar también el terrorismo de estado.

El asesinato que quieren cometer con Saddam Hussein demuestra el absurdo de la retrógrada y salvaje pena de muerte, una prueba más del sinsentido que supone ampararse bajo el bien mayor para cometer un mal, una razón más para meditar acerca de la conveniencia de destituir el castigo capital en aquellos países en los que aún persiste. fjchain@hotmail.com

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