La práctica del aborto clandestino en México genera diversos problemas, principalmente la alta mortandad de mujeres, que llega a ser la quinta causa de fallecimientos femeninos en el país; en cambio, deja millonarias ganancias para quienes se dedican a realizar este tipo de trabajos, pues alcanzan los 100 millones de dólares anuales, según datos del Fondo de Población de las Naciones Unidas.
Las cifras sobre el tema varían: el Consejo Nacional de Población revela que en México se producen al año 102 mil abortos, la mayoría de ellos clandestinos. Pero un estudio realizado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en 2005 descubrió que el número de abortos en el país era cercano al millón, lo que representaría 30 por ciento de los embarazos totales en un año.
Hace 10 años, Victoria tomó la "decisión más difícil" de su vida: abortar. Pese a su miedo lo hizo porque iniciaba sus estudios en comunicación y "tenía grandes proyectos"; hoy, a sus 28 años y con un desarrollo profesional, está por ser madre "y sé que ahora le podré dar a mi hijo lo necesario económica, social, sicológica, emocional y éticamente".
Asegura que aunque fue una decisión "durísima", no se arrepiente, porque en aquel momento no tenía la estabilidad con la que ahora cuenta.
El GIRE señala que 14 por ciento del total de las muertes por abortos mal practicados se presentan en el Distrito Federal. Agrega que del total de las mujeres que aborta en México, 88 por ciento son católicas, y el rango de edad con mayor número es de 21 a 25 años, con 30 por ciento; seguido de los de 16 a 20, con 26 por ciento, y 25 por ciento de 25 a 30 años.
Victoria confirma que lo más difícil de haber tomado esa decisión es la presión social: "Todo mundo habla de asesinato, pero no piensan nada en lo que vive una mujer cuando se enfrenta a ese dilema. El mundo se te viene encima y entran en conflicto una serie de juicios morales y sociales; pero también tu propio deseo de ser o no mamá". Dice que luego de ello tuvo un periodo de "luto" que se fue convirtiendo en mayor responsabilidad, pues "tras esa experiencia nunca más volví a tener relaciones sexuales sin protección".
Justicia social y democracia
Para Patricia Piñones, del Programa Universitario de Estudios de Género de la UNAM, el problema del aborto no sólo tiene que ver con la salud pública, sino con la justicia social, pues sólo quienes tienen buen nivel socioeconómico acceden a prácticas seguras; y con la democracia, debido a que al haber firmado diversos tratados internacionales, las autoridades mexicanas están obligadas a garantizar el desarrollo femenino, su salud sexual y reproductiva; por lo que la decisión de abortar "debe ser únicamente de la mujer".
Adujo que la causal del proyecto de vida para abortar "es válida", pues garantizaría libertad, desarrollo emocional, sexual, económico, físico y sicológico para las mujeres. Dijo que la penalización del aborto "es una agresión" a los derechos humanos, por lo que en el debate que se ha dado en la capital del país para añadir una causal más para su despenalización "deben presentarse argumentos científicos y no moralistas".
La organización IPAS México revela que entre más restricciones haya en las leyes para acceder a un aborto, mayores son las probabilidades de que se presente esa práctica, pues refiere que 23 de cada mil mujeres en edad reproductiva que viven en los países con legislaciones más restrictivas han abortado; en tanto que en las más de 50 naciones con una normatividad más liberal al respecto, sólo dos de cada mil lo realiza.
Rafael Márquez Piñeiro, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, señaló que aunque no está de acuerdo con que el proyecto de vida sea una causal válida para despenalizar el aborto, el hecho de someter a consulta la ley "está fuera de lugar, porque se enviaría el mensaje de que cada ley necesita una consulta. En un Estado de derecho hay tres poderes y corresponde al Legislativo crear la normatividad"
Datos de la Secretaría de Salud revelan que cada semana mueren dos mujeres por abortos mal practicados; pero algunas ONG coinciden en que las cifras podrían ser cinco veces más elevadas. El Instituto Alan Guttmancher señala que en México hay anualmente 533 mil abortos provocados. Mientras que el Instituto Mexicano del Seguro Social cuenta con reportes de 700 mil cada año.
Israel y su novia, de 24 años, decidieron abortar hace seis años. "Mis padres nos apoyaron -dice Israel-, tanto en lo moral, lo anímico y lo económico, nos brindaron esa confianza para confesarles que no queríamos un hijo".
El costo de la operación fue de cinco mil pesos y tras ésta su pareja no ha presentado repercusiones físicas; dijo que pese al apoyo de su familia "nos sentimos con miedo, preocupación de que le pasara algo a ella, pero fue un mal necesario porque no estábamos en condiciones de tener un hijo a los 19 años". Actualmente ambos ejercen su carrera profesional y piensan que en el futuro podrían unir sus proyectos de vida para formar una familia.
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