martes, abril 10

Banco del Sur: ¿realidad o retórica?


Venezuela aprovechó la reunión anual del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en Guatemala, del 18 al 20 de marzo, para buscar apoyo a su propuesta de crear una institución alternativa de fomento regional, el llamado Banco del Sur. Este plan ha sido promovido por el presidente Hugo Chávez y por su homólogo argentino, Néstor Kirchner, quienes han unido fuerzas y pretenden lanzar la nueva institución para finales de junio. De esta forma, Banco del Sur ha trascendido la retórica y los planes para convertirse en algo más concreto.
La propuesta ha despertado un escepticismo generalizado. Muchos piensan que es una iniciativa con fines políticos y un intento del gobierno de Hugo Chávez por alejar a América Latina de Estados Unidos, que es visto como el país que controla las instituciones multilaterales de crédito con sede en Washington. Sin embargo, la iniciativa ha tocado una fibra sensible en la región, donde hay muchos líderes molestos con las políticas y las condiciones impuestas por esas instituciones, y darían la bienvenida a una fuente alternativa de financiamiento.
¿Secesión financiera o integración regional?
Venezuela anunció que aportará mil 400 de los 7 mil millones de dólares para constituir las reservas de la nueva institución, y otros seis países -entre ellos Brasil- han anunciado su respaldo al proyecto. Además de Argentina -que contribuiría con unos 350 millones de dólares, de acuerdo con Kirchner-, Bolivia y Ecuador participaron en las reuniones preliminares en la ciudad de Guatemala. Los representantes brasileños acudieron por separado a juntas relacionadas con el banco en Buenos Aires, como parte de las reuniones de miembros de la Comunidad Sudamericana de Naciones.
Se prevé que en unas semanas habrá reuniones técnicas para preparar la constitución oficial del banco. El presidente de Paraguay, Nicanor Duarte Frutos, ha declarado que su país se incorporará al proyecto en una etapa posterior. El presidente de Nicaragua, el izquierdista Daniel Ortega -quien mantiene una relación cercana con Hugo Chávez-, dice que su país hará lo mismo. El ministro de finanzas de Venezuela, Rodrigo Cabeza, ha adelantado que los primeros créditos podrían otorgarse al comienzo del próximo año, aunque esta meta podría ser demasiado ambiciosa.
No más humillaciones
En buena medida, Cabeza usó la reunión del BID a fin de obtener apoyo para el Banco del Sur. El funcionario aseguró que la nueva institución de crédito tiene un compromiso social y fue concebida como un medio para "liberarnos de las asfixiantes y humillantes condiciones del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial". Funcionarios venezolanos han criticado los requisitos -considerados demasiado severos- que estas entidades y el BID imponen para el otorgamiento de préstamos. La idea es que haya un banco alternativo de desarrollo regional que financie proyectos sociales -como sistemas de salud y educación en Bolivia- y cuyo respaldo implique pocos compromisos políticos.
Sin embargo, no se ha definido qué tipo de garantías deberán ofrecer los potenciales solicitantes de préstamos al Banco del Sur. También falta conocer otros detalles sobre su operación. Sin embargo, la institución se ha convertido en una prioridad en la estrategia política de Chávez, y a menos que los precios del petróleo se desplomen a tal punto que vacíen las arcas de Venezuela -escenario improbable a corto plazo-, el mandatario está decidido a continuar con su plan.
El nuevo banco, entre cuyos objetivos estará profundizar la integración financiera y económica, también deberá conseguir personal capacitado y llegar a un acuerdo sobre su modelo de captación de recursos. Venezuela ha sugerido que los países miembros utilicen parte de sus propias reservas internacionales para capitalizar al banco, pero Brasil se ha opuesto.
Brasil, en medio
En la región ha ganado fuerza la percepción de que los movimientos políticos detrás de Banco del Sur son una amenaza para las instituciones multilaterales de crédito existentes. Brasil, que al principio estaba reticente a respaldar los planes del nuevo banco, ha aceptado incorporarse. El ministro brasileño de finanzas, Guido Mantega, dijo el mes pasado -luego de una reunión con su contraparte argentina, Felisa Miceli-, que su país participaría en el proceso de creación.
La diplomacia brasileña ha sido cautelosa para evitar oponerse al proyecto promovido por Hugo Chávez, pero tampoco desea socavar a los bancos de desarrollo regional existentes, como la Corporación Andina de Fomento (CAF) o su propio Banco Nacional do Desarrollo Económico y Social (BNDES), que ha ganado fuerza en años recientes. Los funcionarios brasileños argumentan que, en lugar de crear una institución desde cero, sería mejor aprovechar la experiencia de las existentes, como la CAF y el BNDES.
"Nosotros preferiríamos construir con lo que ya tenemos en la región para obtener resultados más rápidos. Pero no hay contradicción. Tampoco hay razón para creer que los distintos proyectos no convergirán eventualmente", señala un funcionario del Ministerio de Hacienda brasileño que participa en las negociaciones. De la misma forma, sostiene que el nuevo banco podría contribuir a profundizar la integración financiera en la región.
Aunque estuvo en la reunión en Guatemala, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Henry Paulson, prefirió hacerse de la vista gorda ante estas maniobras. Reiteró el apoyo del BID, el principal banco de desarrollo de la región (en el cual Estados Unidos tiene una participación de 30%) e ignoró las pláticas sobre la integración de una institución alterna (que excluiría a Estados Unidos). Además de Brasil, ningún otro promotor de Banco del Sur fue visitado por el presidente estadunidense George W. Bush durante su gira de una semana por la región, en marzo.
Otros ven menos controversia en la creación de Banco del Sur. Federico Patiño, director general adjunto de Nacional Financiera, la principal institución mexicana de fomento, dice que Banco del Sur sería similar al Banco de Desarrollo de América del Norte (Nadbank), entidad lanzada por Estados Unidos y México luego de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) para financiar proyectos en el sur de Estados Unidos y en el norte de México.
Sin embargo, en privado muchos funcionarios reconocen que les preocupa que el nuevo banco venga a señalar o a exacerbar las crecientes divisiones ideológicas en la región, entre gobiernos conservadores y aquellos de tendencia izquierdista, y entre los que tienen una relación cercana con Washington y los que están alejados. Además, al competir con organismos como el BID, Banco del Sur minaría la importancia y la función supervisora de dichas instituciones, que por mucho tiempo han sido decisivas para el financiamiento de proyectos de desarrollo y han promovido la estabilidad macroeconómica en la región.
FUENTE: EIU

1 comentario:

Davo Valdés dijo...

Desde Morelos un saludo a la poblacion general en Cordoba y su lucha por la democracia.
En este post me agrada la idea de un banco autonomo apoyado por gobiernos latinoamericanos. Ya es hora de alejarnos del neoliberalismo y los fraudes del fondo internacional y el banco mundial que no soportan a los paises del tercer mundo.

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