La utilización de imágenes de la guerra cristera en el vestido que portará la representante de México durante el concurso Miss Universo 2007 es "una inadmisible falta de respeto" a las personas que fallecieron durante ese episodio histórico, además de una forma de trivializarlo, y demuestra que algunos sectores de la derecha católica quieren ganar espacio mediático y causar un escándalo vistiendo "con sangre la precariedad de la imaginación."
Algunos historiadores y analistas políticos consultados por La Jornada, respecto al atuendo con el que la sinaloense Rosa María Ojeda desfilará en el mencionado certamen de belleza, consideraron que la polémica es un tema frívolo que sólo desvía la atención de "los verdaderos problemas del país."
Como ya se ha informado en estas páginas (1º y 14 de abril), la arquitecta María del Rayo Macías Díaz presentó un modelo de falda de manta con dibujos de militantes cristeros fusilados o colgados de postes, mujeres rezando en misas clandestinas y de la Virgen de Guadalupe.
En entrevista, Macías afirmó en días pasados que su intención no es "exaltar" aquella época, y consideró que el vestido pudo realizarse gracias a que vivimos tiempos de "apertura para lo religioso". Por su parte, Televisa anunció que la pieza sí será exhibida en Miss Universo, como estaba planeado.
A continuación, las reflexiones de algunos de los entrevistados por este diario:
Fernando del Paso, escritor: ¿Que qué opino? Pues que "Viva Cristo-Reina". Que viva, sí, hasta llegar viva y con su traje al concurso de Miss Universo, para que se ponga en ridículo y ponga en ridículo a México. Que viva y que gane el título para que con ella ganen la estupidez y la provocación. ¿Por qué no se pone nuestra candidata un vestido con fotografías del padre Maciel y de sus víctimas? Como agnóstico que soy, me parece además una aberración. Si fuera yo católico, me sentiría profundamente ofendido de que el nombre de Cristo y la batalla que se libró en su nombre -aunque también, desde luego, de la necedad y de la intolerancia- se vinculen con un concurso en el cual no sólo la cara bonita, sino también las buenas tetas, nalgas y piernas, determinan el triunfo de la trivialidad, de la vulgaridad y de un gran negocio. Son ganas de causar un escándalo, por supuesto. Son ganas de vestir con sangre la precaridad de la imaginación. ¡Que viva México! ¡Que viva Cristo-Reina!
Carlos Monsiváis, escritor: ¡Qué terrible! ¿Para eso se sacrificó el padre Pablo García, fusilado según consta en el traje creado por María del Rayo; para eso en la región de Los Altos se ha creído en la separación entre la moda y la fe? ¿Para eso, para que los cristeros terminen como paisaje incidental en la competencia del hedonismo que ni se fija en representaciones de escapularios y carrilleros? ¿Cómo conciliar la guerra a Lucifer con la pasarela, ese camino de la perdición donde no importan las convicciones sino la maestría en el modelaje? La pregunta se mantiene: ¿los mexicanos, todos, descendemos de los concursos de belleza? Algo o demasiado de choteo hay en la página electrónica de Nuestra Belleza al describir el atuendo: "Representa a la mujer cristera, pieza fundamental en el conflicto armado que se desarrolló entre 1929 y 1942 en nuestro país". A partir de 1929 ese conflicto, por lo que atañe a la historia, se desarrolló a puerta cerrada porque no se registra, pero el traje no representa a la mujer cristera sino a su victimación por la moda.
Felipe Arizmendi Esquivel, presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Indígena de la Conferencia del Episcopado Mexicano: No es conveniente para México que en un evento internacional de la envergadura de Miss Universo se recuerden hechos tristes y lamentables de nuestra historia, pues el traje típico alude a hechos que nos abrieron graves heridas como pueblo. Algunos que se califican de artistas se dan demasiadas libertades, personalmente preferiría que se buscara otro traje. Existe mucha creatividad de artistas mexicanos que bien podrían hacer una propuesta novedosa y de verdad creativa. Además, en nuestro país existen hechos del pasado digno de ser rescatados como la cultura milenaria de los pueblos indígenas, sus grandes conocimientos, la arquitectura, la astronomía, las pirámides, eso sí nos enorgullece.
Lorenzo Meyer, historiador: Por un lado, nadie puede negar la existencia de la guerra cristera y en cierta manera su inutilidad, porque a final de cuentas todo quedó más o menos como estaba. La Iglesia acepta al régimen, el régimen acepta la autonomía de la Iglesia, y todos los muertos fueron un tanto en vano. Pienso que hay algo de revancha en esta actitud; al poner a los cristeros ahorcados. Quieren exhibir ahora a sus muertos, desde su perspectiva, cuando también se podría poner a las víctimas del otro lado. A mí me tiene sin cuidado este traje, salvo que hubiera dineros públicos en su elaboración.
Utilizar estas imágenes es como si Israel pusiera en su traje típico las fotografías de Auschwitz. Cada quien sus traumas o problemas, pero si eso representa al país, entonces sí tengo mis reservas, ya no hablemos sobre el buen gusto. Este es un pálido reflejo de algo mucho más preocupante: el revanchismo de la derecha. Como ya tienen la Presidencia, los medios de comunicación y el poder, están envalentonados. Se ve que están ardidos y buscan poner su punto de vista hasta en las faldas.
Raquel Tibol, crítica de arte: Es una verdadera vergüenza desde el punto de vista cívico que se use este episodio histórico, que confrontó de una manera oscurantista al pueblo de México. La cristiada es la cristiada, no es para usarse en un vestido y menos hoy. Si los fundamentalistas católicos, apostólicos y romanos suponen que ganarán adeptos reverdeciendo tragedias históricas en un marco de frivolidad, espero que estén profundamente equivocados. Caso contrario hablaría muy mal, pero muy, muy mal, del pueblo de México. Por lo demás, el hecho de que Televisa respalde este perversión demuestra de una manera obvia la orientación hiperreaccionaria de esa emisora. La población democrática y progresista de México debería decretarle un boicot auténtico. La diseñadora del vestido podrá decir misa, pero no creo que ella haya sacado de su propia invención este absurdo. Groserías culturales de este tamaño se hacen en equipo. Sin ser mal pensada, podría estar un sector ultraderechista de la Iglesia y, evidentemente, Televisa.
Soledad Loaeza, politóloga: La utilización de este vestido es un escándalo. Es una falta de respeto absolutamente inadmisible para los muertos de ese conflicto, tanto los soldados federales como los cristeros. Se trata de la banalización de un episodio sangriento, que no tiene nada que ver con la libertad religiosa, sino con el buen gusto y el respeto a nuestra historia. El diseño me parece de pésimo gusto; no sé cómo esta señorita puede ponerse un vestido así y sonreír como si estuviera usando un traje de baño. El tema de los cristeros se puede rescatar con un libro o un cuadro, pero no con un concurso de belleza. Me parece que la diseñadora buscó shockear a la gente para ganar notoriedad, en vez de hacer un traje inteligente, con una propuesta estética.
Jean Meyer, historiador, autor del libro La cristiada. La guerra de los cristeros: Mi reflexión es bastante frívola. De esos concursos, que normalmente no veo, lo que me gustan son los trajes de baño. Así que, a los trajes de ciudad o a los vestidos, la verdad, no les presto la menor atención. Esas polémicas me tienen absolutamente sin cuidado. Ahora, si esa chica (Rosa María Ojeda) quería llamar la atención, pues lo logró.
Esos concursos son respetables, pero son frívolos. Creo que no hay que mezclar patriotismo, sea local, regional o nacional, ni mucho menos ideología. En este caso, yo no estaría de acuerdo con la señorita (Ojeda), pero como dije al principio, lo bonito de los concursos de Miss Universo son los trajes de baño.
Angeles González Gamio, cronista e integrante del Consejo de la Crónica de la Ciudad de México: Este es el momento más inoportuno que puede haber para sacar a la luz este tipo de conflictos que son tan dolorosos y tan sangrientos, sobre todo cuando se discuten temas como el aborto, cuando existe una situación, un despertar, de ciertos conflictos entre lo laico y lo religioso. Es algo de muy mal gusto el que se estampen imágenes de ahorcados en un vestido, aun cuando no fueran de los cristeros, ya el simple hecho de que un vestido muestre esas imágenes es desagradable, sobre todo tomando en cuenta que en México tenemos tanta riqueza cultural, artística y artesanal para mostrar al mundo.
Algunos historiadores y analistas políticos consultados por La Jornada, respecto al atuendo con el que la sinaloense Rosa María Ojeda desfilará en el mencionado certamen de belleza, consideraron que la polémica es un tema frívolo que sólo desvía la atención de "los verdaderos problemas del país."
Como ya se ha informado en estas páginas (1º y 14 de abril), la arquitecta María del Rayo Macías Díaz presentó un modelo de falda de manta con dibujos de militantes cristeros fusilados o colgados de postes, mujeres rezando en misas clandestinas y de la Virgen de Guadalupe.
En entrevista, Macías afirmó en días pasados que su intención no es "exaltar" aquella época, y consideró que el vestido pudo realizarse gracias a que vivimos tiempos de "apertura para lo religioso". Por su parte, Televisa anunció que la pieza sí será exhibida en Miss Universo, como estaba planeado.
A continuación, las reflexiones de algunos de los entrevistados por este diario:
Fernando del Paso, escritor: ¿Que qué opino? Pues que "Viva Cristo-Reina". Que viva, sí, hasta llegar viva y con su traje al concurso de Miss Universo, para que se ponga en ridículo y ponga en ridículo a México. Que viva y que gane el título para que con ella ganen la estupidez y la provocación. ¿Por qué no se pone nuestra candidata un vestido con fotografías del padre Maciel y de sus víctimas? Como agnóstico que soy, me parece además una aberración. Si fuera yo católico, me sentiría profundamente ofendido de que el nombre de Cristo y la batalla que se libró en su nombre -aunque también, desde luego, de la necedad y de la intolerancia- se vinculen con un concurso en el cual no sólo la cara bonita, sino también las buenas tetas, nalgas y piernas, determinan el triunfo de la trivialidad, de la vulgaridad y de un gran negocio. Son ganas de causar un escándalo, por supuesto. Son ganas de vestir con sangre la precaridad de la imaginación. ¡Que viva México! ¡Que viva Cristo-Reina!
Carlos Monsiváis, escritor: ¡Qué terrible! ¿Para eso se sacrificó el padre Pablo García, fusilado según consta en el traje creado por María del Rayo; para eso en la región de Los Altos se ha creído en la separación entre la moda y la fe? ¿Para eso, para que los cristeros terminen como paisaje incidental en la competencia del hedonismo que ni se fija en representaciones de escapularios y carrilleros? ¿Cómo conciliar la guerra a Lucifer con la pasarela, ese camino de la perdición donde no importan las convicciones sino la maestría en el modelaje? La pregunta se mantiene: ¿los mexicanos, todos, descendemos de los concursos de belleza? Algo o demasiado de choteo hay en la página electrónica de Nuestra Belleza al describir el atuendo: "Representa a la mujer cristera, pieza fundamental en el conflicto armado que se desarrolló entre 1929 y 1942 en nuestro país". A partir de 1929 ese conflicto, por lo que atañe a la historia, se desarrolló a puerta cerrada porque no se registra, pero el traje no representa a la mujer cristera sino a su victimación por la moda.
Felipe Arizmendi Esquivel, presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Indígena de la Conferencia del Episcopado Mexicano: No es conveniente para México que en un evento internacional de la envergadura de Miss Universo se recuerden hechos tristes y lamentables de nuestra historia, pues el traje típico alude a hechos que nos abrieron graves heridas como pueblo. Algunos que se califican de artistas se dan demasiadas libertades, personalmente preferiría que se buscara otro traje. Existe mucha creatividad de artistas mexicanos que bien podrían hacer una propuesta novedosa y de verdad creativa. Además, en nuestro país existen hechos del pasado digno de ser rescatados como la cultura milenaria de los pueblos indígenas, sus grandes conocimientos, la arquitectura, la astronomía, las pirámides, eso sí nos enorgullece.
Lorenzo Meyer, historiador: Por un lado, nadie puede negar la existencia de la guerra cristera y en cierta manera su inutilidad, porque a final de cuentas todo quedó más o menos como estaba. La Iglesia acepta al régimen, el régimen acepta la autonomía de la Iglesia, y todos los muertos fueron un tanto en vano. Pienso que hay algo de revancha en esta actitud; al poner a los cristeros ahorcados. Quieren exhibir ahora a sus muertos, desde su perspectiva, cuando también se podría poner a las víctimas del otro lado. A mí me tiene sin cuidado este traje, salvo que hubiera dineros públicos en su elaboración.
Utilizar estas imágenes es como si Israel pusiera en su traje típico las fotografías de Auschwitz. Cada quien sus traumas o problemas, pero si eso representa al país, entonces sí tengo mis reservas, ya no hablemos sobre el buen gusto. Este es un pálido reflejo de algo mucho más preocupante: el revanchismo de la derecha. Como ya tienen la Presidencia, los medios de comunicación y el poder, están envalentonados. Se ve que están ardidos y buscan poner su punto de vista hasta en las faldas.
Raquel Tibol, crítica de arte: Es una verdadera vergüenza desde el punto de vista cívico que se use este episodio histórico, que confrontó de una manera oscurantista al pueblo de México. La cristiada es la cristiada, no es para usarse en un vestido y menos hoy. Si los fundamentalistas católicos, apostólicos y romanos suponen que ganarán adeptos reverdeciendo tragedias históricas en un marco de frivolidad, espero que estén profundamente equivocados. Caso contrario hablaría muy mal, pero muy, muy mal, del pueblo de México. Por lo demás, el hecho de que Televisa respalde este perversión demuestra de una manera obvia la orientación hiperreaccionaria de esa emisora. La población democrática y progresista de México debería decretarle un boicot auténtico. La diseñadora del vestido podrá decir misa, pero no creo que ella haya sacado de su propia invención este absurdo. Groserías culturales de este tamaño se hacen en equipo. Sin ser mal pensada, podría estar un sector ultraderechista de la Iglesia y, evidentemente, Televisa.
Soledad Loaeza, politóloga: La utilización de este vestido es un escándalo. Es una falta de respeto absolutamente inadmisible para los muertos de ese conflicto, tanto los soldados federales como los cristeros. Se trata de la banalización de un episodio sangriento, que no tiene nada que ver con la libertad religiosa, sino con el buen gusto y el respeto a nuestra historia. El diseño me parece de pésimo gusto; no sé cómo esta señorita puede ponerse un vestido así y sonreír como si estuviera usando un traje de baño. El tema de los cristeros se puede rescatar con un libro o un cuadro, pero no con un concurso de belleza. Me parece que la diseñadora buscó shockear a la gente para ganar notoriedad, en vez de hacer un traje inteligente, con una propuesta estética.
Jean Meyer, historiador, autor del libro La cristiada. La guerra de los cristeros: Mi reflexión es bastante frívola. De esos concursos, que normalmente no veo, lo que me gustan son los trajes de baño. Así que, a los trajes de ciudad o a los vestidos, la verdad, no les presto la menor atención. Esas polémicas me tienen absolutamente sin cuidado. Ahora, si esa chica (Rosa María Ojeda) quería llamar la atención, pues lo logró.
Esos concursos son respetables, pero son frívolos. Creo que no hay que mezclar patriotismo, sea local, regional o nacional, ni mucho menos ideología. En este caso, yo no estaría de acuerdo con la señorita (Ojeda), pero como dije al principio, lo bonito de los concursos de Miss Universo son los trajes de baño.
Angeles González Gamio, cronista e integrante del Consejo de la Crónica de la Ciudad de México: Este es el momento más inoportuno que puede haber para sacar a la luz este tipo de conflictos que son tan dolorosos y tan sangrientos, sobre todo cuando se discuten temas como el aborto, cuando existe una situación, un despertar, de ciertos conflictos entre lo laico y lo religioso. Es algo de muy mal gusto el que se estampen imágenes de ahorcados en un vestido, aun cuando no fueran de los cristeros, ya el simple hecho de que un vestido muestre esas imágenes es desagradable, sobre todo tomando en cuenta que en México tenemos tanta riqueza cultural, artística y artesanal para mostrar al mundo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario