jueves, septiembre 20

El Camino del plomo

Fco. Javier Chaín Revuelta

A esta nota interesa destacar que el descubrimiento de que los elementos radiactivos, al emitir la radiación, se transformaban en otros elementos, es decir ocurre una transmutación de un elemento a otro. Los elementos radioactivos terminan convertidos en algo diferente al oro. Las mujeres no han sido condenadas a la burocracia, son digamos “todo terreno”. Han iluminado territorios tan insospechados como sorprendentes, ya sea una infame pirata de las mares de China, una bondadosa Teresa de la India o la mente brillante de Sor Juana de México o la de Marie Sklodowska de Polonia.

Marie Curie descubrió, aunque de forma accidental, las implicaciones de esta transformación. Cuando ensayaba la pechblenda en busca de su contenido de uranio, al objeto de comprobar si las muestras tenían el uranio suficiente para hacer rentable la labor del refinado, ella y su marido descubrieron, con sorpresa, que algunos de los fragmentos tenían más radiactividad de la esperada, aunque estuviesen hechos de uranio puro. Ello significaba que en la pechblenda habían de hallarse otros elementos radiactivos, aunque sólo en pequeñas cantidades (oligoelementos), puesto que el análisis químico usual no los detectaba; pero, al mismo tiempo, debían ser muy radiactivos. Entusiasmados, los Curie adquirieron toneladas de pechblenda, construyeron un pequeño laboratorio y procedieron a desmenuzar en busca de los nuevos elementos. En julio de 1898 habían conseguido aislar un polvo negro 400 veces más radiactivo que la cantidad equivalente de uranio.

Este polvo contenía un nuevo elemento, de propiedades químicas parecidas a las del telurio, por lo cual debía colocarse bajo este en la tabla periódica. (Más tarde se le dio el número atómico 84.) Los Curie lo denominaron «polonio», en honor al país natal de Marie. Pero el polonio justificaba sólo una parte de la radiactividad. Siguieron nuevos trabajos, y en diciembre de 1898, los Curie habían obtenido un preparado que era incluso más radiactivo que el polonio. Contenía otro elemento, de propiedades parecidas a las del bario (y, eventualmente, se puso debajo de éste, con el número atómico 88.) Los Curie lo llamaron «radio», debido a su intensa radiactividad. Siguieron trabajando durante cuatro años más, para obtener una cantidad de radio puro que pudiese apreciarse a simple vista. En 1903, Marie Curie presentó un resumen de su trabajo como tesis doctoral. Tal vez la mejor tesis de la historia de la Ciencia. Ello le supuso dos premios Nobel. Marie y su marido, junto con Becquerel, recibieron, en 1903, el de Física, por sus estudios sobre la radiactividad, y, en 1911, Marie, su marido había muerto en 1906, fue galardonada con el de Química por el descubrimiento del polonio y el radio.

El polonio y el radio son mucho más inestables que el uranio y el torio, lo cual es otra forma de decir que son mucho más radiactivos. En cada segundo se desintegra mayor número de sus átomos. Sus vidas son tan cortas, que prácticamente todo el polonio y el radio del Universo deberían haber desaparecido en un millón de años. Por tanto, ¿cómo seguimos encontrándolo en un planeta que tiene miles de millones de años de edad? La respuesta es que el radio y el polonio se van formando continuamente en el curso de la desintegración del uranio y el torio, para acabar por transformarse en plomo. Dondequiera que se hallen el uranio y el torio, se encuentran indicios de polonio y radio. Son productos intermedios en el camino que conduce al plomo cómo producto final. fjchain@hotmail.com

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