FESTIVAL DE JAZZ DE LAS ALTAS MONTAÑAS Laura Fdez-Montesinos
El día 16 del presente, se inauguró en Córdoba el Festival de Jazz de las Altas Montañas, al que personalmente y con permiso de su organizador, ampliaría la denominación de Festival de Jazz, dado el amplio contenido que engloba el programa, con un subtítulo acorde: “certamen cultural, artístico y social”.
A pesar de la importancia que debería darse al mismo, es una verdadera lástima que los habitantes de la región sigan viviendo en una apatía tan discorde con el tipo de eventos que se le ofrecen, que la asistencia a la inauguración fue deprimente. La tardanza de los invitados no deja de hablar muy mal de la formalidad mexicana. Sin embargo, la desistencia a asistir, los deja si cabe, en peor posición.
Es lamentable así mismo, que por cuestiones políticas, económicas, o incluso por inconformidades personales o luchas de poder, no se preste el apoyo necesario a la organización, que corre a cargo de un especialista que se mueve prácticamente sin recursos: Manuel García Estrada, y al que se cierran puertas por diversas motivaciones, una de las cuales se preciaría mucho más de prestarlos que de negarlos: la política regional, ya sea local o estatal. Como suele suceder dentro de acontecimientos de este tipo, la cultura pura, neta y dura, aquella que no enajena ni idiotiza a la población, recibe como respuesta una puerta en las narices. Sin embargo, cualquier evento populachero, empresarial, que aleje de sus estatutos problemática social, que no manche el buen nombre de las adineradas y renombradas familias locales, recibe manifiesta generosidad en apoyo y recurso.
Debería ser un deber de la población levantar la voz y luchar por el derecho a recibir eventos de este tipo, que impugne la realidad social, y se manifieste por dar soluciones a problemas y conflictos sociales, independientemente de su ideología, raza, religión, cultura y sobre todo, lineamientos políticos. Y es que el Festival de Jazz, no es solo un festival por la cultura musical, es un foro abierto a todo tipo de discusión. Se plantearon problemáticas locales y se buscaron soluciones entre los asistentes. Se dieron a conocer medios de información alternos, y se otorgó escenario al arte. Un arte al que lastimosamente las masas no dan la importancia que debería tener, y en el que se demostró la calidad, que grupos locales como La Nun k muerta rebelión, son capaces de ofrecer, con su reconocimiento a nivel nacional, pero como nadie es profeta en su tierra, a nivel local, no sabemos valorar.
La valiosa labor de Manuel García Estrada, que ha luchado incansable por dar un foro al festival, a pesar de tantas zancadillas y puertas cerradas que ha encontrado por posiciones políticas que se involucran negativamente en todo lo que supone gasto perdido, puesto que el arte y la cultura son monstruos peligrosos que pondrían en riesgo la gestión sustentada en el enriquecimiento fácil y rápido de los políticos, anula el interés de los empresarios y de los que no participan directamente para lucir su imagen, su estampa y su nombre. Y en estas premisas se basa fundamentalmente la inasistencia y falta de interés por la aguda apatía regional, que no ayuda en nada a nuestro progreso como pueblo, y provocará que los abusos que sufrimos sean cada vez mayores, porque nos da miedo alzar la voz y luchar por nuestros derechos, así como a enfrentarnos a nombres y a poderosos. Y este foro, que da voz al pueblo y sus problemas, donde ni nombre ni poder económico o político se superponen a nadie, es un ejemplo y una oportunidad por hacerse valer. Felicidades por la valentía de Manuel, y por el merecido reconocimiento que durante la inauguración de este foro cultural, social y artístico, se otorgó acertadamente al trabajo de Cordobeses destacados. En palabras del organizador: “a uno de los talentos regionales”: nuestro compañero columnista Francisco Javier Chaín revuelta. laurafdez27@hotmail.com
El día 16 del presente, se inauguró en Córdoba el Festival de Jazz de las Altas Montañas, al que personalmente y con permiso de su organizador, ampliaría la denominación de Festival de Jazz, dado el amplio contenido que engloba el programa, con un subtítulo acorde: “certamen cultural, artístico y social”.
A pesar de la importancia que debería darse al mismo, es una verdadera lástima que los habitantes de la región sigan viviendo en una apatía tan discorde con el tipo de eventos que se le ofrecen, que la asistencia a la inauguración fue deprimente. La tardanza de los invitados no deja de hablar muy mal de la formalidad mexicana. Sin embargo, la desistencia a asistir, los deja si cabe, en peor posición.
Es lamentable así mismo, que por cuestiones políticas, económicas, o incluso por inconformidades personales o luchas de poder, no se preste el apoyo necesario a la organización, que corre a cargo de un especialista que se mueve prácticamente sin recursos: Manuel García Estrada, y al que se cierran puertas por diversas motivaciones, una de las cuales se preciaría mucho más de prestarlos que de negarlos: la política regional, ya sea local o estatal. Como suele suceder dentro de acontecimientos de este tipo, la cultura pura, neta y dura, aquella que no enajena ni idiotiza a la población, recibe como respuesta una puerta en las narices. Sin embargo, cualquier evento populachero, empresarial, que aleje de sus estatutos problemática social, que no manche el buen nombre de las adineradas y renombradas familias locales, recibe manifiesta generosidad en apoyo y recurso.
Debería ser un deber de la población levantar la voz y luchar por el derecho a recibir eventos de este tipo, que impugne la realidad social, y se manifieste por dar soluciones a problemas y conflictos sociales, independientemente de su ideología, raza, religión, cultura y sobre todo, lineamientos políticos. Y es que el Festival de Jazz, no es solo un festival por la cultura musical, es un foro abierto a todo tipo de discusión. Se plantearon problemáticas locales y se buscaron soluciones entre los asistentes. Se dieron a conocer medios de información alternos, y se otorgó escenario al arte. Un arte al que lastimosamente las masas no dan la importancia que debería tener, y en el que se demostró la calidad, que grupos locales como La Nun k muerta rebelión, son capaces de ofrecer, con su reconocimiento a nivel nacional, pero como nadie es profeta en su tierra, a nivel local, no sabemos valorar.
La valiosa labor de Manuel García Estrada, que ha luchado incansable por dar un foro al festival, a pesar de tantas zancadillas y puertas cerradas que ha encontrado por posiciones políticas que se involucran negativamente en todo lo que supone gasto perdido, puesto que el arte y la cultura son monstruos peligrosos que pondrían en riesgo la gestión sustentada en el enriquecimiento fácil y rápido de los políticos, anula el interés de los empresarios y de los que no participan directamente para lucir su imagen, su estampa y su nombre. Y en estas premisas se basa fundamentalmente la inasistencia y falta de interés por la aguda apatía regional, que no ayuda en nada a nuestro progreso como pueblo, y provocará que los abusos que sufrimos sean cada vez mayores, porque nos da miedo alzar la voz y luchar por nuestros derechos, así como a enfrentarnos a nombres y a poderosos. Y este foro, que da voz al pueblo y sus problemas, donde ni nombre ni poder económico o político se superponen a nadie, es un ejemplo y una oportunidad por hacerse valer. Felicidades por la valentía de Manuel, y por el merecido reconocimiento que durante la inauguración de este foro cultural, social y artístico, se otorgó acertadamente al trabajo de Cordobeses destacados. En palabras del organizador: “a uno de los talentos regionales”: nuestro compañero columnista Francisco Javier Chaín revuelta. laurafdez27@hotmail.com
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