¿Quién autorizó uso del suelo a Anaversa?
Fco. Javier Chaín Revuelta
El viernes en primera plana de su edición número18972 la redacción del Mundo de Córdoba informó que con entrada libre se presentaría ese mismo día a las 20 horas y en el local de
El sábado en la última página de la edición 18973 Mariana Toriz Caredo informa que integrantes de
Ya no llama la atención la falta de libertad de expresión, ni la prepotencia, ni que alguien se deslinde de lo que ya no promueve, que se atribuya derechos y crea existan libertades; lo que llama la atención es la frecuencia con que se usa el verbo politizar, en este y en otros muchos casos, como si politizar un asunto fuera algo inadecuado, o algo que no debería de ser. Lo anterior lleva a la nota a revisar el concepto. Para un diccionario politizar es “dar orientación o contenido político a acciones, pensamientos, etc.” o también “Inculcar a alguien una formación o conciencia política” Pero si política es la “Actividad del ciudadano cuando interviene en los asuntos públicos con su opinión, con su voto, o de cualquier otro modo.” Queda claro que cualquiera que intervenga en un asunto público, por ese sólo hecho, está politizando el asunto.
Queda claro también que esta nota se escribe con “conciencia política”, es decir, con conciencia de que está interviniendo con una opinión en un asunto público como es discutir el uso de la palabra “politizar” u observar que la tragedia de Anaversa por ser asunto publico importante, de la polis, es tan asunto político que se tiene por necesidad que politizar, tan es así, que las personas que encabezaron las denuncias y gravedad de ésta catástrofe –aun impune- ellas mismas se politizaron, es decir, “Se inculcaron una formación o conciencia política” que las llevó a puestos tan altos de representación popular como una diputación, es decir tomaron por profesión la política, con las lógicas y pésimas consecuencias, como aquella sabiduría popular que bien identifica a los políticos profesionales: “Los únicos que odian la política son los políticos”
Narra Glafy, madre de un niño de once años víctima del siniestro de Anaversa “Yo le di un limón (3/May/91) para que lo chupara a fin de que mejorara y se le quitaran el mareo y la náusea. A partir de ese día, Iván dejo de comer bien, fue perdiendo el apetito y empezó con vómitos y diarreas. Así se enfermó de una y otra cosa, tuvo gastritis, después le dio anemia, le dio lupus, tifoidea, se enfermó de los riñones, de la médula ósea y después le dio un derrame cerebral. Mi hijo murió a los 14 años, el 2 de mayo de 1994. Yo calculo que gastamos como 250 mil pesos. Mi marido se endeudó y hemos tardado más de seis años en pagar las deudas. Ahora no tenemos ni niño, ni casa, ni dinero” Los políticos lamentan la inconciencia de este Iván, como se atrevió a morirse, por su causa y la de otros inoportunos muertos ya se politizó el asunto, y para acabarla de amolar se muere cuando estamos en campaña ¡Que horror! fjchain@hotmail.com
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