���NI UN DESAPARECIDO POL�TICO M�S!!!
A los m�rtires del asalto al Cuartel Madera, el 23 de septiembre de 1965.
COMUNICADO A LA NACI�N No. 5A los pueblos de M�xico.
A los pueblos del mundo.A la Asamblea Popular de los Pueblos de M�xico.
A las mujeres y hombres libres de la Convenci�n Nacional Democr�tica.
Al EZLN y organizaciones adherentes de La Otra Alternativa antineoliberal y anticapitalista.
A las organizaciones revolucionarias armadas del pa�s.
En el M�xico de abajo estamos sujetos por innumerables cadenas que nos aprisionan y laceran, posibilitando una forma de apropiaci�n de la vida y del trabajo que s�lo estimula la insaciable voracidad del M�xico de arriba. Son cadenas -visibles e invisibles- con las que se intenta controlar, una vez m�s, el pensamiento y la acci�n social, dentro de las pautas derechistas que impone el gran capital, a trav�s del grup�sculo servil que usurpa el gobierno federal.Pero el M�xico de arriba nunca ha conseguido vencer la resistencia y aniquilar la rebeld�a que brota del coraz�n, la experiencia y la memoria de nuestro pueblo. No lo consigui� en la independencia, la reforma y la revoluci�n mexicana. No lo consigui� en las luchas sociales del siglo pasado, ni en el curso de la guerra sucia contrainsurgente de las �ltimas d�cadas. �Y no lo conseguir� jam�s!; como tampoco podr� impedir que el pueblo tome en sus manos las riendas de su destino.A juicio de las organizaciones firmantes, algunas de las cadenas opresivas que resistimos, y necesitamos romper todos, son:Las cadenas de la mundializaci�n capitalista, cuya depredadora acci�n agudiza la explotaci�n, la pobreza y la marginaci�n de todas las clases y naciones dominadas de la tierra.Las cadenas del neoliberalismo y de sus estrategias de acumulaci�n de riqueza, y pol�ticas de ajuste, dise�adas e impuestas, por los centros de poder imperial, a todos los pueblos del mundo para intensificar el saqueo de sus naciones y la recomposici�n de sus Estados, en funci�n de las actuales necesidades del gran capital.Las cadenas de la dominaci�n econ�mica, financiera y comercial (TLCAN, PPP, ALCA, etc.), y de las estrategias pol�ticas y militares (Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de Am�rica del Norte, Plan M�xico, Plan Colombia, etc.), que han instrumentado las corporaciones multinacionales, los organismos financieros internacionales y las potencias imperialistas (con Estados Unidos a la cabeza) en nuestro continente y en otras regiones del mundo, para mantener su dominaci�n e intentar detener las luchas de los pueblos en contra del saqueo neoliberal.Las cadenas de la reestructuraci�n del mundo del trabajo y del capital -reestructuraci�n tipo embudo donde los saqueadores se quedan con la mayor parte de la riqueza social-, y de la falta de mayor crecimiento y desarrollo de nuestra econom�a, que nos colocan al margen del empleo, la salud, la educaci�n, la vivienda, la canasta b�sica y nos obligan a emigrar, como nunca, al otro lado de la frontera en busca de mejores perspectivas de vida y de trabajo; mientras que un solo mexicano -Carlos Slim- se afianza como el hombre m�s rico del mundo, apoyado por el poder del Estado.Las cadenas del poder pol�tico estatal que ahora ejerce el gobierno usurpador de Felipe Calder�n, en representaci�n de la golpista y rapaz �lite neoliberal mexicana. Gobierno que reci�n reprodujo el ritual presidencialista, imperial y adulatorio, que caracteriz� al r�gimen priista, tras vano intento de legitimaci�n y reconocimiento pol�tico, en ocasi�n de su primer informe de gobierno. La forma sigue siendo fondo.Las cadenas de la dominaci�n de clase y de la corrupci�n que han impuesto las mafias del poder dentro del Congreso, a fin de bloquear el acceso de las exigencias del movimiento social, liquidar la exigua representaci�n popular y el uso debido del poder pol�tico, haciendo de la protesta pol�tica �las m�s de las veces- una mera farsa y un formalismo para negociar y conservar cotos de poder.Las cadenas de la imposici�n de reformas legales orientadas a fortalecer la relaci�n de dominio-subordinaci�n, y la conformidad de los gobernados, para obedecer leyes espurias y para acatar �voluntariamente� el mando pol�tico; como lo prueban la ley ind�gena y las reformas a la ley del IMSS y del ISSSTE, as� como la limitada reforma a la ley electoral.Las cadenas de la descomposici�n de clase que campea y corroe todos los �mbitos del poder judicial y de las supuestas instituciones aut�nomas, creadas y subsidiadas para legitimar al poder corrupto establecido; as� como del desfachatado e imp�dico enriquecimiento de que hacen alarde los gobernantes y ex gobernantes (como Vicente Fox), tras entregar el pa�s a las grandes corporaciones multinacionales.Las cadenas del bombardeo ideol�gico que ejerce el duopolio televisivo y dem�s medios de comunicaci�n derechistas, en supuesta defensa de la libertad de expresi�n, para distorsionar la imagen de la realidad, manipular conciencias y voluntades, y tratar de ocultar la cuestionada legitimidad del gobierno federal panista, a cambio de mayores cuotas de poder, as� como de concesiones, exenciones, subsidios y la compra de espacios publicitarios.Las cadenas de la opresi�n de un poder de Estado cada vez m�s represivo y contrainsurgente, el cual ha creado nuevos grupos castrenses -como el Cuerpo Especial de Apoyo Federal-, y nuevos organismos policiacos �como el Grupo Central de Atenci�n a la Subversi�n-, desplegando a sus cuerpos policiacos y militares en todo el pa�s, escalando la guerra sucia, el feminicidio y el terrorismo de Estado, contra los movimientos sociales y pol�ticos (Sicartsa, Atenco, Oaxaca, La Parota, La Otra Campa�a, etc.), y contra los movimientos pol�ticos armados, bajo la cubierta del supuesto combate a la delincuencia organizada y la �defensa� del patrimonio nacional.Las cadenas de la inseguridad, del incremento de la delincuencia social y del narcotr�fico, as� como de la exacerbaci�n de la disputa por el control de territorios -y posiciones dentro del poder pol�tico del Estado- entre c�rteles de la droga, a niveles nunca antes vistos, de lo cual dan cuenta los miles de �levantones�, secuestros y asesinatos que se han producido a lo largo y ancho de la geograf�a nacional. Los cientos de millones de d�lares �decomisados� a Zhenli Ye Gon, aportados por los c�rteles de la droga para apoyar la campa�a de Felipe Calder�n a la presidencia de la rep�blica, es un episodio que ilustra el nivel de corrupci�n y de involucramiento del narco-gobierno en la pugna por el control de territorios.Hoy, millones de mexicanas y mexicanos seguimos oprimidos por un sin fin de ataduras, rejas, muros y cautiverios -materiales y simb�licos- que mediatizan parte de la conciencia social, pero que no consiguen aniquilar la resistencia y la rebeld�a popular, a pesar de la brutal represi�n de los de arriba, as� como de los errores y tropezones que en nuestro andar tenemos los de abajo. Hoy m�s que nunca se hace necesario identificar y visualizar las m�ltiples cadenas que nos oprimen, entender c�mo funcionan, romper radicalmente con ellas y librarnos de las limitaciones que nos imponen, pues s�lo de ese modo podremos rescatar, reconstituir y transformar la rep�blica que somos, hacer efectivos sus principios de soberan�a, democracia, federalismo, divisi�n de poderes, constitucionalidad, laicismo y libertad, con base en los cuales se estructur� la patria mexicana, y avanzar tambi�n en la internacionalizaci�n de la lucha popular, as� como en la soluci�n radical de los problemas que siguen lacerando a toda la humanidad. Sobre todo, necesitamos tener presente que el peligro inmediato para el M�xico de abajo es la minor�a derechista enquistada en el poder que, con su proyecto 20-30, est� profundizando la explotaci�n, el saqueo de los recursos -naturales y estrat�gicos- de la naci�n, el desmantelamiento del Estado y reforzando el r�gimen pol�tico conservador, represivo y contrainsurgente, instaurado desde el 2000 por los poderes f�cticos y la ultraderecha panista. No podemos soslayar, ni dejar en la impunidad, el brutal aplastamiento de los principales movimientos populares (como el de Atenco, Oaxaca, Chiapas), ni los m�s de 500 presos de conciencia, ni los m�s de 100 desparecidos pol�ticos, que tienen en su haber los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calder�n. No podemos ignorar la Guerra de Baja Intensidad (GBI) contra la Convenci�n Nacional Democr�tica, contra el EZLN y La Otra Campa�a, y contra los movimientos pol�ticos armados del pa�s; GBI intensificada por el r�gimen panista, pero primeramente instrumentada por los gobiernos priistas, y que s�lo bajo el Salinato dio lugar a m�s de 600 perredistas asesinados.En virtud de ello, se hace necesario que las organizaciones del pa�s, y sus movimientos sociales y pol�ticos, articulemos esfuerzos, con base en coincidencias fundamentales, respecto a las metas y tareas pol�ticas que, en el corto y mediano plazo, nos permitan hacer frente com�n a la ofensiva del gran capital y de la minor�a usurpadora derechista.Se hace necesario que en cada zona o regi�n del pa�s, todos los sectores populares y democr�ticos del M�xico de abajo, intensifiquemos el desarrollo de la organizaci�n, la conciencia y la acci�n pol�tica para la recuperaci�n de la patria. Y promovamos la recuperaci�n de la memoria hist�rica y la actualizaci�n de sus lecciones pol�ticas y humanas. Se requiere que este proceso liberador se desarrolle: 1) Principalmente desde abajo y desde fuera de las instituciones dominadas por la minor�a derechista, a fin de avanzar en la construcci�n y la articulaci�n de un nuevo poder democr�tico y popular. 2) Combinando, desarrollando y generalizando todas las formas de lucha, incluido el derecho a la autodefensa y a la resistencia armada, frente a la obstrucci�n de las v�as democr�ticas y la acci�n represiva que ha intensificado la minor�a derechista, desde el gobierno federal. 3) Desde arriba y desde dentro de las instituciones republicanas, a fin de conquistar posiciones, dar lugar a un nuevo sistema de partidos �verdaderamente democr�tico- y recontruir el mando pol�tico de abajo a arriba.Se hace necesario que surjan planes de lucha concretos y diversos en todo el pa�s. Planes que recojan y enarbolen el esp�ritu humanista, fraterno y libertario que anim� a los independentistas, a los liberales antiimperialistas de la reforma, y a los agraristas y sindicalistas de la revoluci�n; que recuperen la ra�z comunitaria y el ejemplo de dignidad de los pueblos ind�genas, afromestizos y mestizos de nuestro pa�s, y garanticen el respeto a sus derechos y a su cultura; que rescaten las conquistas laborales y sindicales de la clase trabajadora del pa�s, y reconquisten el control de las grandes empresas y recursos de la naci�n; que retomen el ejemplo recto y justo de quienes han luchado a costa de su vida o su libertad por la democracia y el socialismo en nuestro pa�s; que hagan imperar la justicia frente a las masacres perpetradas desde el poder del Estado contra los diversos movimientos sociales; que hagan posible la libertad de los presos pol�ticos, la presentaci�n de los desaparecidos pol�ticos y el castigo a los responsables de la guerra sucia y de los cr�menes de Estado; y que orienten el previsible desencadenamiento de la violencia revolucionaria de todo el pueblo, al ser nuevamente defraudada y reprimida la voluntad popular por el gobierno derechista usurpador.Desde nuestra perspectiva, las coincidencias fundamentales de todos estos planes, y de las luchas efectivas por su realizaci�n, podr�an constituir la plataforma que contribuya a superar la dispersi�n de las fuerzas de izquierda, que posibilite la m�s amplia articulaci�n de todos los movimientos sociales, antineoliberales y anticapitalistas, y que d� lugar a un nuevo pacto social entre todos los mexicanos, a fin de impulsar la realizaci�n de un nuevo proyecto de naci�n.Hacemos un llamado al pueblo de M�xico, y a sus organizaciones diversas, a superar la dispersi�n que priva entre las fuerzas de izquierda, a seguir impulsando la construcci�n del poder popular y a intensificar la lucha por recuperar y reconstruir una Patria libre y justa para todos, con base en la reconstrucci�n -justa y recta- de la visi�n te�rica y la actividad-pr�ctica-transformadora de la izquierda mexicana.De manera particular, llamamos a los sectores honestos -y personalidades �ntegras- de la izquierda institucional a hacer del ejercicio parlamentario y extraparlamentario no la actividad exclusiva y excluyente a la que la han reducido las pr�cticas supuestamente maduras y modernas �pero en realidad clientelares, corporativas y corruptas- de algunos de sus l�deres y militantes, sino un ejercicio pol�tico pleno en el que participe activamente -y haga valer sus derechos- todo el pueblo; tambi�n llamamos a los movimientos de la izquierda social y, en particular, a sus organizaciones pol�ticas, sindicales, agrarias, ind�genas, ecologistas, de mujeres, etc., a seguir luchando activamente por la soluci�n de las demandas democr�ticas-populares-nacionales, as� como a fortalecer sus procesos auton�micos, autogestivos y democr�ticos; y llamamos a todas las organizaciones pol�ticas armadas a profundizar y extender el trabajo de organizaci�n, a fortalecer la autodefensa popular y a incrementar el n�mero de sus efectivos militares, frente a la ofensiva de la ultraderecha y la escalada represiva gubernamental. Exigimos la presentaci�n con vida de los militantes del PDPR-EPR, Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz S�nchez, capturados y desaparecidos, desde el 25 de mayo pasado, por los �rganos de seguridad del Estado, y nos solidarizamos con la demanda leg�tima de dicha organizaci�n. Asimismo, rechazamos tajantemente la insidiosa versi�n que ha deslizado el gobierno federal en los medios de comunicaci�n, para hacer creer que esta acci�n encubierta -propia de la Guerra de Baja Intensidad- fue producto de un �ajuste de cuentas� entre organizaciones revolucionarias armadas, y objetamos las c�nicas y cobardes declaraciones de Ulises Ru�z Ort�z con las que pretende reforzar la versi�n federal.Rechazamos la amenaza proferida por Felipe Calder�n contra quienes no respalden la doble moral de su gobierno, al pretender que se condene la violencia que ejercen los de abajo en defensa de su vida y su dignidad, y se apruebe la violencia que ejercen los de arriba en defensa del poder y del dinero.Rechazamos la pretensi�n del gobierno federal de acallar a sangre y fuego una de las demandas m�s sentidas del movimiento popular: la presentaci�n con vida de m�s de 1200 desparecidos pol�ticos, v�ctimas de la Guerra de Baja Intensidad desplegada, desde el poder del Estado, por los gobiernos priistas y panistas; demanda cuyo eco resuena desde hace m�s de 30 a�os en todo el pa�s. Y llamamos a los ciudadanos, sectores sociales, sindicatos, partidos y organismos sensibles, as� como a los miembros honestos del Frente Amplio Progresista en el Congreso, a luchar contra la guerra sucia y el terrorismo de Estado, y a tomar en sus manos el problema de los presos, los perseguidos y los desaparecidos pol�ticos, y dem�s cr�menes de Estado, para aclararlos, castigar a los responsables, evitar que se repitan y resta�ar las heridas que siguen lastimando a vastos sectores del pueblo mexicano.Es absolutamente indispensable que el gobierno de Felipe Calder�n d� marcha atr�s a la �cacer�a de brujas� y a la acci�n persecutoria y represiva contra el movimiento social y el movimiento insurgente, so pena de escalar todav�a m�s la confrontaci�n social, pol�tica y militar a la que dio lugar el fraude electoral y los vanos intentos -medi�ticos y coercitivos- por legitimarse en el poder. Es preciso que salga Ulises Ru�z Ort�z, y todo su gabinete, del gobierno de Oaxaca, as� como castigar a los responsables intelectuales y materiales de los m�s de 22 asesinatos perpetrados por las fuerzas policiacas, grupos paramilitares y fuerzas federales de ocupaci�n contra el pueblo oaxaque�o y el movimiento social y magisterial, representado por la APPO. Es necesario enjuiciar y castigar a los responsables de la brutal represi�n gubernamental contra los movimientos de Sicartsa, Atenco, La Parota y las comunidades zapatistas en Chiapas. Es forzoso enjuiciar y castigar a los responsables de las masacres de Aguas Blancas, Acteal, El Charco, El Bosque. Es preciso que el gobierno federal y el estatal detenga la ofensiva contrainsurgente lanzada contra el EZLN y sus bases de apoyo, y que todos los luchadores sociales y presos pol�ticos del pa�s recuperen su libertad de manera inmediata e incondicional. Ante el secuestro de la patria, la estrucutraci�n de un Estado de derecho en beneficio de los de arriba y la inoperancia de la justicia las organizaciones abajo firmantes comunicamos nuestra decisi�n y compromiso de hacer frente com�n a la desaparici�n forzada, y a todas las pr�cticas de la Guerra de Baja Intensidad, que el gobierno neoliberal est� desplegando contra el movimiento social y el movimiento armado, recurriendo a la acci�n pol�tico-militar revolucionaria. Asimismo, hacemos un llamado a otras organizaciones revolucionarias armadas a asumir p�blicamente este mismo compromiso.
�POR LA COORDINACI�N REVOLUCIONARIA Y LA UNIDAD DE TODO EL PUEBLO!
Movimiento Revolucionario Lucio Caba�as BarrientosMR-LCB
Tendencia Democr�tica Revolucionaria-Ej�rcito del PuebloTDR-EP
Organizaci�n Insurgente-1� de MayoOI-1� M
Brigada de Ajusticiamiento-2 de DiciembreBA-2D
Rep�blica Mexicana, 23 de septiembre de 2007.
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