“Nos dijo: ‘la gente aguanta 4 días sin comer’”, denuncian ante López Obrador
Acapara el alcalde de Nacajuca ayuda humanitaria, acusan damnificados
Nacajuca, Tab., 5 de noviembre. El viernes a medianoche la creciente del río Belén inundó casas y arrastró animales de las rancherías. Como pudieron, algunas familias tomaron a sus hijos, láminas, hamacas y colchones, y en unos minutos levantaron cuartuchos sobre la carretera asfaltada, que también se convirtió en corral para el ganado que quedó en pie.
El daño aquí fue más contundente que en la capital, porque estos tabasqueños son indígenas muy pobres. Hoy siguen damnificados porque también son simpatizantes del sol azteca, y la discriminación además es política. Los víveres se concentran en la capital del estado, y hasta el edil perredista Abenamar Leyva Gómez es acusado de acaparar la ayuda en bodegas.
El chontal Sebastián Rodríguez García, de 80 años, se acercó a Andrés Manuel López Obrador –quien visitó esta región indígena y planteó que propondrá una partida especial del presupuesto y un seguro de desempleo para Tabasco– y resumió: “estamos sufriendo. Necesitamos que ayuden al pueblo. Los gobiernos nos dejaron abandonados. El pobre sufre más que un perro, siempre anda con hambre en la boca”.
El auxilio y la atención se han concentrado en Villahermosa, por lo que las rancherías Belén y Oxicaque, además de la delegación municipal de Guatacalca, están fuera de los programas de auxilio oficial.
Así, por ejemplo, apenas este lunes se supo que esa noche, mientras buscaba troncos para resguardar su vivienda, a Julio May Reyes, de 38 años, un golpe de agua lo arrancó de su cayuco. No han encontrado su cuerpo, y su deceso ni siquiera forma parte de las estadísticas, porque ningún funcionario se ha tomado la molestia de ver qué pasa aquí.
Llueven quejas y denuncias
El “presidente legítimo” decidió visitar hoy las comunidades chontales para conocer su situación. Apenas bajó de la camioneta, comenzaron las quejas y denuncias.
Maribel Rodríguez May logró llevar a sus hijos hasta la carretera, que está apenas unos centímetros arriba del agua que anegó campos de cultivo y casas. “No hay donde refugiarse, más que en el camino.”
A unos metros de aquí, en 1994, la policía desalojó violentamente un bloqueo que encabezaba López Obrador, quien hace 25 años trabajó aquí también de director del Instituto Nacional Indigenista.
Mercedes Hernández Castro, viejo chontal, lo reconoció, y le dijo: “ese bordo que hay para resguardar el pueblo es el que tú hiciste. Nadie más hizo nada”.
También en la proximidad de estas comunidades se encuentran dos pozos petroleros. De ahí se extrae una riqueza de la que los chontales no son beneficiarios.
“¡Jálale las orejas a Felipe Calderón, que se olvidó de nosotros!”, le solicitó otro anciano, mientras López Obrador caminaba por la carretera. Las personas que lo siguieron en tropel querían saber además si el ex candidato presidencial llegaba con alguna ayuda. Ante la insistencia, respondió: “yo me hago responsable de traerla, con víveres y servicio médico, pero no puedo más”.
De los refugios improvisados se asomaron decenas de mujeres para contar su desgracia personal. “El ejido se fue a pique”, relató Gloria Hernández. “Y no nos han traído nada, ni un bulto de alimentos. Nos tienen abandonados”.
–Y los esposos ya no tienen trabajo –terció otra.
–Fuimos a ver a Abenamar –siguió Gloria–, ¿y qué nos dijo?: “la gente puede aguantar tres o cuatro días sin comer”.
Así que cuando el edil se integró al recorrido, fue objeto del repudio de los chontales. “¡Ahí está el presidente mentiroso! ¡Se está embolsando el presupuesto para hacer su rancho!”, le gritaron.
A quienes insistían en que López Obrador llevara ropa, despensas, agua, él respondió que “el pelele de Calderón tiene acaparado el presupuesto”.
Impaciente, porque llevan una semana bajo el agua y los alimentos escasean, Raúl Hernández Pérez clamó: “sabemos que te robaron la Presidencia, pero haz la gestión”.
El “presidente legítimo” explicó que gracias a la solidaridad de los capitalinos, desde su casa de campaña han salido ya cuatro tráileres con ayuda, y se comprometió a que en las próximas horas un vehículo llegará expresamente a estas comunidades para respaldarlas.
Satisfecho con la respuesta, Raúl Hernández se dirigió entonces al diputado local Crisanto Salazar: “Y tú, exígeles a (Roberto) Madrazo y a (Manuel) Andrade (que explique) qué hicieron con el dinero del proyecto hidráulico. Se lo robaron, y Madrazo anda en Houston, dándose su taco”.
Después, el ex jefe de Gobierno de la ciudad de México estuvo en Guatacalca, y posteriormente –después de un rodeo de casi dos horas– llegó a Tamulté de las Sabanas, donde si bien han llegado transportes con comida, se han concentrado en el centro del municipio, y los vecinos de la ranchería La Estancia vieron anoche pasar un torton con despensas hacia la plaza principal. Corrieron tras el camión, pero cuando llegaron ya nada alcanzaron.
Esto llevó a López Obrador a plantear que cualquier ayuda se distribuya de manera ordenada, y anunció que la entrega de los artículos que enviará se hará por representantes del “gobierno legítimo” que él mismo designará.
En Tamulté anunció que solicitará a los diputados del Frente Amplio Progresista que propongan incluir una partida especial para Tabasco en el Presupuesto de Egresos de 2008, así como constituir un programa de seguro de desempleo para todos los afectados, en tanto pasa la emergencia económica.
También consideró que el gobierno federal debe subsidiar el gas doméstico y condonar los adeudos por electricidad.
En la plaza principal, donde se congregaron cientos de personas, insistió en que debe aclararse el manejo del desfogue de la presa Peñitas por la Comisión Federal de Electricidad, y mientras realizaba el recorrido se supo que la paraestatal anunció la apertura de las compuertas debido a un derrumbe.
Sin embargo, ya en Villahermosa, trabajadores del gobierno capitalino informaron que, en realidad, el gobernador Andrés Granier se comunicó por teléfono con el alcalde Evaristo Hernández Cruz para explicarle que se trató de una explosión programada. Y también le dio la noticia de que murieron 30 personas.
Como sea, los tabasqueños esperan un nuevo aumento en la corriente del Grijalva y que suba el nivel del agua.
De Tamulté López Obrador se trasladó a la capital del estado en una lancha que abordó en el puente La Pigua. Logró llegar a la plaza de armas, donde tenía programado un encuentro con damnificados. Sólo que el gobierno de Granier armó un operativo, que coordinó personalmente el procurador Gustavo Rosario Torres, con petroleros de la sección 44, que siguieron al “presidente legítimo” cuando ya se retiraba.
“¡Químico, químico!”, gritaron las huestes, en referencia a la profesión del gobernante. Los perredistas que acuerparon a López Obrador les devolvieron: “¡cínico, cínico, cínico!”
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