Tabasco, uno de los estados que será más afectado por el TLCAN |
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CECILIA VARGAS
Tabasco será uno de los estados del país que más afectará la apertura de las fronteras a la importación del maíz y otros productos agropecuarios a partir de enero del año que comienza, porque ni siquiera es capaz de producir lo que consume, declaró a La Verdad del Sureste, María Luisa Frías, secretaria de la Unión de Trabajadores Agrícolas en Tabasco.
En el momento en que se abran las fronteras a la importación, el precio de ese granó subirá “y nosotros consumimos tortillas, tamales, atole, pozol”, hizo notar la dirigente campesina, al dar su opinión en relación al acuerdo que forma parte del Tratado de Libre Comercio y que entrará en vigencia a partir de este día del 2008.
Ese acuerdo -dijo María Luisa Frías, en relación a las consecuencias para los productores agrícolas de México- afectará la situación económica de los productores y en consecuencia la de las familias rurales que viven totalmente del trabajo de producción primaria en la tierra.
Y en su momento, las organizaciones campesinas nacionales, manifestamos estar en contra del TLC; no por simple oposición al sistema y modo de vida de los estadounidenses, sino porque el gobierno mexicano nunca previó las consecuencias que traería a la economía interna del país y las familias.
Ese tratado, mencionó, es un asunto que ha estado en la agenda de las organizaciones campesinas a nivel nacional y en la mayoría de sus planteamientos a los gobiernos.
Con la firma del TLC, Carlos Salinas de Gortari fue más allá que empeñar al país, lo vendió, dijo Frías, quien afirmó que México es un país en donde sus gobernantes nunca se han preocupado por asegurar la autonomía alimentaria del país, por el contrario, lo han hecho un país dependiente de las grandes potencias del mundo, sujetos a la economía mundial, a las políticas que dicta el Fondo Monetario Internacional.
Pero hay algo más grave, asegura María Luisa Frías, la actual exigencia del mundo globalizado y de los países tecnológicamente muy desarrollados de producir productos agrícolas para generar energía mediante productos como el maíz y la caña de azúcar, que en México se cultivan pero para consumo humano.
Eso significa que ingresaremos a un mundo de competencia muy desigual, valga la expresión: los mexicanos entraremos a una etapa de competencia con las máquinas, porque el maíz y la caña de azúcar que nosotros producimos para comer, será usado para energéticos.
Ya países como Brasil, dijo, están produciendo gramíneas, productos que en determinado momento les permitirá disponer de suficientes energéticos para que equipos de alta tecnología.
En México nuestros gobernantes ni de eso se han ocupado, asegura la dirigente de la UNTA en Tabasco, menos aún de que en el 2008, su falta de previsión no solo ocasionará daños a las familias campesinas, sino incluso a las pequeñas y medianas empresas, porque seguirán dependiendo de la tecnología extranjera, de que nuestros vecinos del norte nos quieran vender o no equipos.
Es decir, como hemos venido diciendo desde un principio, México no está preparado para competir con países de primer mundo, y no quiero decir con esto, aclaró, que seamos un pueblo incapaz, por el contrario, somos un país con una fuerza muy importante en su gente, pero que padecemos gobiernos miopes que no han sido capaces de asegurar nuestra autonomía alimentaria y generar nuestras propias tecnologías para poder estar a la altura.
Es preocupante observar que ninguna instancia se preocupa por las consecuencias de sus políticas y decisiones, dijo; porque incluso la apertura de las fronteras a los automóviles usados, “el desecho de los gringos” también afectará a la industria automotriz, porque entrarán a México vehículos más baratos.
“Creo que nuestro país está en estos momentos como el jamón de un sándwich, en medio de dos panes. Esa es nuestra triste realidad”, expresó María Luisa Frías.
Nuestros gobiernos no se han preocupado por cuidar, proteger, la planta productiva, como otros países, incluso los Estados Unidos que subsidian al 80 por ciento de su producción de maíz con un e iniciarán con ese producto la generación de energéticos.
Los gobiernos de México ni siquiera cuidan la producción de lo que significa su alimento básico. El día que “los gringos” nos digan que no nos venderán ni una tonelada de maíz, nuestro país tendrá que buscarlo en otros mercados, cuando nosotros podíamos haberlo producido.
Nuestros gobiernos deberían haberse preocupado por “cuidar la casa, pero no lo han hecho, por el contrario, han traicionado esta casa, les ha importado muy poco lo que nos pase a los mexicanos, a su economía. Seguramente habrá quien diga: “ya ni llorar es bueno”.
-Tabasco no es un gran productor de maíz, ¿La entrada en vigencia de ese apartado del TLC, podría afectar a Tabasco?
Claro que nos afectará por dos circunstancias:
La primera, porque efectivamente Tabasco no es un gran productor de maíz, no es capaz ni de producir siquiera lo que consume. Actualmente se trae maíz de Chiapas y Campeche para nuestro consumo alimentario, pero en el momento en que abran las fronteras, los monopolios comenzaran a controlar nuestro sistema productivo.
Ellos pagan en dólares y en su empeño por disponer de suficiente maíz compraran el que se produce en México, elevando el precio de compra, después controlaran toda la producción, ese es el riesgo que corremos los mexicanos, afirmó.
¿Se puede hacer algo para evitar esto? Preguntó y respondió: claro que se puede hacer, es un problema de decisión de nuestros gobernantes.
En principio deben impulsar la producción de maíz, hasta ser capaces de producir lo que consumimos. En Tabasco ya no tendríamos que depender de la producción de Chiapas, de que le vaya bien o no en el próximo ciclo, primavera-verano o en el de otoño-invierno, o si decide vender el maíz en otro lado.
Actualmente vivimos en un círculo vicioso, somos parte de un mercadito local, Chiapas produce maíz y Tabasco se lo compra, pero en el momento en que se abra la frontera, corremos el riesgo de no disponer de suficiente.
Según datos del INEGI y del sistema ACERCA, Tabasco está consumiendo 120 mil toneladas de maíz al año y solo produce entre 75 y 80 mil, eso nos da una idea, hizo notar Frías Almeida, en qué grado nuestro estado es dependiente, que no somos altamente productivos en maíz.
Recuerdo que cuando, durante el sexenio de Ernesto Zedillo, se impulsó Procampo, como un incentivo para ampliar el interés del productor en sembrar básicos, pero que en la realidad solo era una vacuna y decirnos, con esto los vamos a apoyar para que produzcan, pero en los últimos 12 años, se implementó una política “al revés”.
Se les dijo a los productores, que les adelantarían cinco años de apoyos de Procampo, siempre y cuando cambiara de cultivo, por eso ahora, dijo María Luisa Frías, los productores que sembraban una, dos, tres o cuatro hectáreas de maíz, han convertido sus terrenos en pastizales, platanales o frutales, aún sabiendo los que se veía para el 2008, porque los acuerdos del TLC son del conocimiento de todos los que están en el poder.
Si ahora trataran de revertir esa política, que dijeran “hay que meter todos los kilos para producir maíz”, los productores ya no están en el ánimo de hacerlo, porque comercialmente producir maíz no es un negocio, sin embargo esto ya no es un problema de de comercio, sino de autoconsumo, de subsistencia.
¿Qué se puede hacer? Considero que lo primero que tendrían que hacer los gobiernos de México y estatales, es crear programas, pero no emergentes, para el próximo ciclo agrícola, sino a largo plazo, que nos permitan, por lo menos producir el maíz que nos comemos, en pozol, tortillas, atole, tamales.
-¿Pero observa intenciones de algún gobernante en ese sentido?
No, no existe un plan en base a crear un dique que permita a la gente producir lo que consume, y con la apertura comercial del maíz, los primeros cuatro, cinco años, vendrá un boom económico para los productores, no porque suba el precio a nivel nacional, sino porque así es la política de mercado y todo mundo se animará a sembrar maíz.
Eso es preocupante, porque no estamos preocupados en los que comerán nuestros hijos, nuestros nietos.
Reiteró que los gobernantes no deben tratar de remediar esto “con planecitos” sino con programas a largo plazo, que cuando termine el sexenio el gobierno que venga lo continúe, como lo hacen en Estados Unidos y otros países, que de manera permanente sostienen una política amplia de subsidio a todas las ramas productivas de la producción agropecuaria.
Pero en México la política que se maneja es al revés. Justamente en el 2088 se terminará Procampo, no sabemos que programa implementarán, de ahí en adelante, los gobiernos, “parece que están manejando un programa nacional concurrente, pero no sabemos de qué se trata, ni con qué se come”.
Supuestamente Vicente Fox aplicó programas supuestamente alternativos, pero los productores no tuvieron idea ni de cómo se llamaron.
Lo único que nos queda a los mexicanos, a los tabasqueños, indicó, es comenzar a luchar con la ley en la mano, para ver si así nos voltean a ver, porque modificaron el Artículo 27 Constitucional, pero nuestra Carta Magna también dice claramente que el gobierno es el responsable de garantizar la alimentación del pueblo mexicano.
De esa manera, continuó, con la ley en la mano, hay que exigirle a nuestros gobernantes que su obligación es esa y hacer de México un país autosuficiente en alimentos.
-Qué acciones ha contemplado la UNTA para exigir que los gobiernos cumplan con ese ordenamiento constitucional?
Cada año, la UNTA y otras organizaciones campesinas, lo hemos planteado, porque además, cada año es una disputa por las partidas que se asignan al campo, porque cada año, también, lo van recortando, y prefieren dar tranquilidad, a través de las políticas hacendarias, a los grandes consorcios de este país, antes que privilegiar a los necesitados. En ese entonces, en ese sentido las balanza es inequitativa, las políticas implementadas por los gobiernos, cada día van cerrando el círculo del apoyo que se les da a los productores del sector social, el que tampoco tiene derecho de ir a la banca privada porque no cubre los requisitos. Pero con esas políticas, a lo mejor tendrán que ir pensando, porque aunque afirmen que en este país no pasa nada, hay puntos de extremas pobreza que podrían desesperarse y con “programitas emergentes no resolverán nada, porque lo que la gente necesita es empleo, empresas comprometidas en generar empleo pero también alimentos y que además generen plusvalía.
Si no hay eso, finalizó María Luis Frías, “los programas de Sedesol, no seguirán siendo más que mejoralitos para un enfermo que tiene cáncer”.
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