domingo, agosto 13

López Obrador, un sendero sin regreso


López Obrador, un sendero sin regreso

ALEJANDRO SUVERZA
El Universal
Domingo 13 de agosto de 2006

Si desiste en la resistencia civil y acepta la derrota perdería su liderazgo y aceleraría el conflicto, opinan expertos. No es fácil librarse de sus seguidores, dicen. "Catalizador de energías", el otro lado de la moneda
Le miran como el rebelde. El soberbio. El radical. El terco. Lo han llamado el secuestrador del Paseo de la Reforma. Algunos lo perciben como el mesías, el salvador. Otros lo señalan sólo a él como si la gente alrededor suyo no existiera.
En días pasados durante el plantón que la coalición Por el Bien de Todos mantiene en el zócalo, Sebastián de la Rosa, un coordinador del campamento guerrerense, declaraba a este diario que Andrés Manuel López Obrador no podría bajar la guardia en su lucha postelectoral porque defraudaría a miles de mexicanos.
De la Rosa reflexionaba el escenario y decía: "Andrés Manuel es necesario en un movimiento social de esta naturaleza porque ese fastidio y cansancio de la gente de sentirse engañada por los gobiernos en el poder se canaliza en él. Se le ha visto decisión y a la gente ya le molesta la tibieza. Si no asume su capacidad de liderazgo, la población le retirará su apoyo".
Vislumbró dos escenarios en caso de que López Obrador se resigne o acepte una derrota: los grupos más inconformes tomarán el control del movimiento y habría un desencanto social.
Quizás Andrés Manuel López Obrador camina por un sendero sin regreso. En una lucha en la que la inercia de la masa le empuja. El compromiso lo atrapa. Sus simpatizantes se han manifestado en favor de medidas radicales, tomar el Palacio Nacional, las dos cámaras y el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Él, de alguna forma los ha controlado e incluso pareciera que ha sopesado la carga sobre su espalda al reconocer hace unos días: "No es fácil dirigir este movimiento, cualquier cosa que se haga va a generar molestias".
José Fernández Santillán, responsable del intercambio académico entre la escuela J. F. Kennedy y el Hausser Center -la instancia institucional de la Universidad de Harvard para el estudio de los movimientos y organizaciones sociales-, dice que la opinión pública se empeña en vender la idea de que López Obrador generó un movimiento de resistencia civil que dañó los derechos de terceros.
"Lo que no se ha querido ver es el reverso de la moneda. Andrés Manuel se convirtió en un gran catalizador de energías que ya se hubieran desbordado porque les ha dado sentido. Es, sin lugar a dudas, el líder social más importante que hemos tenido en este país desde la época de Lázaro Cárdenas", dice.
El politólogo y autor del libro El despertar de la sociedad civil dice: "Desgraciadamente sus críticos no han valorado su aportación a la democracia. Hay muchas energías sociales acumuladas en el subsuelo nacional que están a punto de estallar".
Lo cierto es que si López Obrador da un paso atrás y pide a sus seguidores irse a sus casas a esperar si se decide o no por un recuento de todos los votos, perdería su liderazgo. Si la gente no estuviera en las calles no tendría a quién responder. En las últimas semanas, Andrés Manuel López Obrador ha sido sentado en el banquillo de los acusados ante periodistas de radio, televisión y prensa escrita, que más que esto semejan jueces. Se le presenta como el culpable del caos urbano, el hombre que no aporta nada a la democracia con sus llamados a la resistencia civil.
"Pobre, pobrecito Andrés Manuel. Tu rostro devastado me devasta. Tus ojitos antes luz, son ahora desvelo. Recuerda: no estás solo. No lo olvides: este ingrato país legalista no te merece", escribió el crítico y director editorial de Cuaderno Salmón, Rafael Lemus, en un texto en el que vapulea al propio López Obrador y a los intelectuales que le han mostrado su respaldo como Carlos Monsiváis y Elena Poniatowska, a quienes juzgó por acoger acríticamente a un "caudillo" recién emergido.
"Lo que ocurre en México es que hay una visión de la política terriblemente estrecha. Hay una crisis política, pero también de visión y de análisis de la política".
Para Fernández Santillán el hecho de que López Obrador baje la guardia sería como detener un torrente que lleva cauce y éste podría encontrar un camino inesperado: "Entonces sí habría una situación incontrolable, cercana al estallido social".
El desenlace
El analista del ITESM Macario Schettino muestra su visión. Asegura que el perredista creó un grupo de seguidores del que no es fácil librarse. "Detrás de él hay grupos que son estrictamente políticos, que tienen que ver con el clientelismo que él mismo desarrolló. Hay grupos que ya lo comienzan a mirar de una manera devocional, que lo adoran como si fuera una figura religiosa. Lo de que Andrés Manuel es líder de los pobres o de los descontentos es un mito, no lo creo; si eso fuera cierto hubiera ganado la elección y no la ganó".
El desenlace para Schettino: si el Tribunal Electoral declara válida la elección, la mayor parte de los grupos de políticos lo abandonarían porque ya no tendría sentido seguirlo, pero los otros grupos le exigirán más acciones radicales, aunque no tiene por qué hacerles caso.
Gustavo Iruegas, ex subsecretario de la Secretaría de Relaciones Exteriores, dice que la situación actual no debe verse como una pretensión de López Obrador, sino como una postura de la mayoría de la sociedad. Y si cede en esta lucha, estaría traicionando a toda esa gente. "El respaldo popular es lo que precisamente le da legitimidad a su causa", dice.
"No creo que haya una presión de sus seguidores, hay un compromiso, pero no hay riesgos porque él tiene que sostener la causa que encabeza y la población necesita certeza", dijo.
Manuel Camacho Solís, un hombre que se define como liberal y que argumenta que en México no se ha dado el paso para la democratización de las instituciones y eso lo ha llevado a luchar al lado de López Obrador, dice que si éste baja la guardia en vez de ayudar a la estabilidad del país, aceleraría un conflicto.
"La gente tiene la percepción de que está luchando por una causa correcta y noble. Si Andrés Manuel fuera en contra de sus valores, en ese momento se acaba el movimiento.
No hay riesgos para él. Dice que el líder de la coalición conduce el movimiento, pero fija límites, y el que su liderazgo sea fuerte es la mejor garantía. Llama a la protesta pero también a que se haga esto por la vías legales y pacíficas. Ese es el arte, decir por dónde, fijarle límites y también disciplinarlo, y lo hace. Eso hay que cuidarlo porque si no hay resultados, al rato aparece alguien que diga "yo sí voy a lograr lo que el otro no te dio".
"Vamos a mantener el movimiento, la resistencia civil pacífica el tiempo que sea necesario y vamos a iniciar el movimiento para transformar las instituciones de nuestro país", dijo López Obrador hace unos días.
Hoy el TEPJF cumple el plazo para concluir el recuento de 9.7% de las casillas. "Si Andrés Manuel toma la decisión de levantar el plantón, si decide hacer un receso, la gente lo acataría", dijo Humberto Arróniz, coordinador del campamento de Michoacán.
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