martes, agosto 8

PUBLICADO EN EL GRANMA (CUBA)

MEXICO Jugar con fuego
POR NIDIA DIAZ
—de Granma Internacional—

AUNQUE muchos lo auguraban, siempre quedó la duda. Son tantos los años escuchando aquello de la “independencia” de los tres poderes en las “democracias representativas” que no pocos se lo han llegado a creer y, si de creer se trata, algunos apostaron porque el Tribunal Supremo Electoral del Poder Judicial de México asumiría la demanda de la coalición opositora Por el Bien de Todos de recontar voto por voto y casilla por casilla la voluntad popular y verificar si se cometió fraude en los comicios presidenciales del 2 de julio último.

Para la mayoría, incluyendo analistas políticos, el fallo por unanimidad, emitido el sábado 5 de agosto por los siete jueces del TSE, aunque esperado, no deja de preocupar, toda vez que abre un nuevo escenario en el país que podría hacerlo ingobernable si, como está previsto, las protestas populares no sólo se mantendrán, sino que pudieran subir de tono con impredecibles consecuencias.

Al emitir el veredicto tras más de dos semanas de angustiosa espera y de plantones callejeros en la principal plaza pública de la capital mexicana, por parte de los seguidores de Andrés Manuel López Obrador, candidato que asegura haber sido despojado del triunfo, los magistrados advirtieron que de la demanda sólo aceptaron verificar el 9% de las mesas electorales.

Entre los argumentos que adujeron para hacer inviable la pretensión de la coalición de realizar un nuevo cómputo generalizado está, según ellos, el que sólo se impugnaran los resultados de 230 distritos y no de los 300 habilitados “por lo que no es posible que la impugnación en un distrito o varios se pueda extender de manera general al resto”.

La coalición insiste en la existencia de irregularidades en unas 72 000 casillas de las más de 130 000, en las cuales se le arrebataron fraudulentamente votos a López Obrador en beneficio del adversario oficialista, Felipe Calderón.

Lo cierto es que la decisión, al parecer, pone el tema de la impugnación presidencial en un punto muerto aun cuando Por el Bien de Todos y su candidato, López Obrador, aseguran que continuarán dando batalla para conseguir una rectificación del conteo y, por tanto, del resultado electoral.

No extrañó a nadie que el gubernamental Partido Acción Nacional (PAN), cuyo candidato, Felipe Calderón, se declaró victorioso, y el PRI, que ha quedado rezagado a la tercera fuerza política en México, hayan aceptado y aplaudido la decisión del TSE cuando hasta ese momento rechazaban cualquier verificación de los sufragios por lo que no pocas voces en el país azteca se refieran al contubernio de la instancia suprema electoral con los intereses de la derecha mexicana.

Al rechazar tajantemente el fallo, López Obrador, ex alcalde de la capital, advirtió el domingo 6 de agosto que continuará con el reclamo de un nuevo conteo de las boletas porque, expresó :”No queremos un diezmo de democracia, queremos democracia al 100%”. Añadió que resultaba evidente que se trataba de imponer a Felipe Calderón, quien representa los intereses de la ultraderecha.

En ese sentido, expresó a sus seguidores durante una multitudinaria concentración de rechazo e impugnación del fallo electoral que jamás aceptaría las ofertas de diálogo en los términos en que se plantean y mucho menos aceptaría cargos en un eventual gobierno de la derecha, por cuanto “defiendo un proyecto alternativo de nación” porque sólo una profunda transformación de la sociedad mexicana podrá garantizar “patria para todos”.

Finalmente, apoyado por las voces y los brazos de centenares de miles de seguidores de ese nuevo proyecto de nación, que también en México es posible, anunció nuevas acciones de resistencia civil pacífica.

No hay dudas de que el fallo del Tribunal Supremo Electoral ha dejado insatisfechos aún a aquellos que no apuestan ni por tirios ni por troyanos. Otros, mirando los toros desde la barrera, se preguntan que si Felipe Calderón y el Partido de Gobierno están tan seguros del triunfo, por qué negarse a un conteo que no haría sino legitimar sin asomo de duda su triunfo en las urnas. Los más, sin embargo, consideran que los jueces, al emitir unánimemente tal decisión, se han sentado sobre un volcán a punto de estallar y cuya hirviente lava podría arrasar con algo más que las casillas electorales.

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