lunes, octubre 8


• De nueva cuenta Veracruz es sorprendido por la delincuencia.
PT sigue denunciando la carencia de una política pública en materia de seguridad en Veracruz.


Por: Gilberto Gómez.
De nueva cuenta Veracruz es sorprendido por la delincuencia. Esta semana un jefe policiaco fue asesinado a mediodía en la zona conurbana Veracruz-Boca del Río. Hasta el momento la sociedad veracruzana desconoce causas, motivos y resultados de las investigaciones del crimen.

En reiteradas ocasiones, el Partido del Trabajo ha denunciado la carencia de una política pública en materia de seguridad. De marzo a la fecha, la delincuencia organizada a asesinado, secuestrado o golpeado a diferentes mandos policiacos en diversos puntos de la entidad, tal y como se ha documentado por los medios de información.

La insensibilidad gubernamental ante el reclamo de sociedad organizada y civil que ha pedido y exigido cambios en esta materia, es palpable. Pese a lo que digan el responsable de la seguridad de los veracruzanos, lo cierto es que seguimos sometidos por la delincuencia organizada y no hay, en el Gobierno del Estado, signo de que quieran combatir este problema social.

Es preciso aclarar que cuando hablamos de crimen organizado, no sólo nos referimos a las bandas delictivas que son continuamente publicitadas o que se dedican al narcotráfico. Hablamos de prostitución (en la que Xalapa es prolífera), piratería, contrabando, talamontes, abigeato, robo de combustible y toda aquella organización asentada en nuestro estado que viola la normatividad legal. Para realizar estas y otras actividades ilícitas, se requiere un mínimo de organización. Esto no lo entiende o no lo quiere entender el gobierno. En Veracruz, la delincuencia organizada es solapada o alentada por el mismo gobierno.

Basta abrir las páginas del periódico para darse cuenta que la prostitución se oferta en todas sus modalidades. Basta ir a algunas plazas comerciales para darse cuenta que muchos productos que se venden son apócrifos o de dudosa procedencia.

Pero debemos reconocer que la seguridad pública no se limita al combate o prevención del delito, sino a la garantía de velar porque la población viva tranquilamente. En nuestro estado, difícilmente se puede vivir tranquilo.

Durante el gobierno de Dante Delgado explotó Córdoba las instalaciones de Anaversa. Hasta la fecha no se ha podido cuantificar ni evaluar cualitativamente el daño que sufrieron quienes estuvieron expuestos a la onda explosiva.

Esta semana fue detectado un basurero o depósito de desechos radioactivos en el municipio de Cosoleacaque. No es la primera vez que en el estado se presenten este tipo de problemas. La falta de una autoridad que haga valer la autonomía dentro del marco de la Federación, propicia que empresas particulares y paraestatales violen cualquier normatividad y atenten contra la población. Así no se puede vivir tranquilamente.

Demás está decir todos los problemas que trae la radioactividad. Países tecnológicamente avanzados han desechado la vía nuclear como alternativa de desarrollo tecnológico o generadora de energía. Pero sin ir tan lejos, aquí tenemos a la Madres Veracruzanas que, desde 1987, nos recuerdan cada semana el ecocidio que puede presentarse con la planta de Laguna Verde.

Por último, la seguridad pública en Veracruz no funciona. Carecemos de estrategias para enfrentar contingencias naturales o provocadas por el hombre. Debemos recordar que muchos fenómenos naturales no avisan su llegada, como es el caso de los huracanes ni mandan avisos como quienes atentaron contra los ductos de PEMEX. Hoy requerimos políticas serias y eficaces por parte de quienes, desde el gobierno, son responsables de implementarlas.

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