Noam Chomsky es un reputado lingüista, escritor y experto en política externa. El 9 de febrero pasado, Michael Shank lo entrevistó acerca de las últimas evoluciones de la política de EE.UU respecto a Irán, Irak, Corea del Norte y Venezuela. De paso, Chomsky comenta el cambio climático, el Forum Social Mundial y por qué la política internacional guarda un sospechoso parecido con las prácticas mafiosas.
Shank: Corea del Norte e Irán presentan desarrollos nucleares similares... ¿Cómo se explica que Estados Unidos mantenga relaciones diplomáticas directas con Corea del Norte pero rechace hacer lo mismo con Irán?
Chomsky: Decir que EE.UU mantiene relaciones diplomáticas con Corea del Norte es algo que podría inducir a error. Así era durante la administración Clinton, aunque ninguna de las dos partes se comportó como se esperaba. Clinton no cumplió sus promesas, del mismo modo que Corea del Norte. No obstante, hicieron algunos progresos, de modo que, cuando Bush llegó a la presidencia, Corea del Norte se hallaba en posesión del suficiente uranio o plutonio para fabricar una o dos bombas, pero con una capacidad de misiles muy limitada. Esta situación ha explotado durante el mandato de Bush y la razón es que Bush canceló inmediatamente la diplomacia y se ha dedicado a mantenerla bloqueada desde entonces.
En septiembre de 2005 se elaboró un acuerdo muy importante en virtud del cual el que Corea del Norte aceptaba detener por completo sus programas de enriquecimiento y desarrollo nuclear. A cambio, Estados Unidos se comprometía a acabar con las amenazas de ataque y a avanzar en la planificación para proporcionar un reactor de agua ligera que se había prometido en el acuerdo marco. No obstante, la administración Bush socavó al instante los cimientos de este acuerdo; en seguida cancelaron el consorcio internacional encargado de la planificación para el reactor de agua ligera, lo cual no era más que un modo de expresar que no estaban dispuestos a aceptarlo. Unos días más tarde, empezaron a atacar las transacciones financieras de diferentes bancos. Todo se orquestó para dejar bien claro que Estados Unidos no iba a asumir sus compromisos en la mejora de las relaciones. Y, por supuesto, las amenazas de ataque nunca fueron retiradas. He aquí el fin del acuerdo de septiembre 2005.
Este acuerdo está siendo retomado en los últimos días. Los medios estadounidenses, como de costumbre en la línea del partido gobernante, hablan del tema refiriéndose a una mayor disposición de Corea del Norte para aceptar la propuesta de septiembre 2005 en la actualidad, de modo que reina un cierto optimismo. Cruzando el Atlántico, el Financial Times señala que una administración Bush asediada, así lo expresan, necesita algún tipo de victoria, de modo que podría estar más dispuesta a la diplomacia. Creo que esto es ligeramente más preciso, si nos fijamos en el trasfondo.
No obstante, hay un mínimo optimismo al respecto. Si nos remontamos atrás en el tiempo, pese a que Corea del Norte sea un lugar horrible, eso nadie lo discute, en este asunto se han mostrado bastante razonables. El asunto sigue el esquema ojo por ojo, diente por diente. Si EE.UU es complaciente, Corea del Norte se vuelve complaciente a su vez. Si EE.UU es hostil, ellos se vuelven hostiles. Leon Sigal, uno de los mayores especialistas en este tema, estudia esto en un número reciente de Current History. Pero esto es la imagen global, ahora mismo estamos en un punto en que podría haber un acuerdo con Corea.
Este asunto es mucho menos significativo para los Estados Unidos que Irán. Sinceramente, no creo que la cuestión iraní tenga mucho que ver con las armas nucleares. Nadie está diciendo que Irán debiera tener armas nucleares, ni Irán ni nadie. Pero lo importante en Oriente Medio, a diferencia de Corea, es que se trata del centro de los recursos energéticos del planeta. En un principio, su control estuvo en manos de los británicos y posteriormente de los franceses, pero desde la Segunda Guerra Mundial se ha convertido en el feudo de Estados Unidos. El control de los recursos energéticos de Oriente Medio se ha convertido en un axioma de la política externa de EE.UU. No se trata de un problema de acceso, como se dice frecuentemente. Una vez el petróleo está en alta mar, llega a todas partes. De hecho, incluso si EE.UU no usará petróleo proveniente de Oriente Medio, pondría en práctica las mismas políticas, y lo mismo si mañana nos convirtiéramos todos a la energía solar. Sólo hay que fijarse en su historial interno, o en la lógica del mismo, la cuestión es siempre el control. El control es la fuente del poder estratégico.
Dick Cheney declaró en Kazajstán o algún otro sitio que el control del oleoducto es una “herramienta de intimidación y chantaje”. Cuando somos nosotros los que controlamos los oleoductos, entonces se trata de una herramienta de benevolencia. Si son otros países los que controlan las fuentes de energía y su distribución, entonces se trata de una herramienta de intimidación y chantaje, tal y como dijo Cheney. Este punto de vista se remonta a tan atrás en el tiempo como George Kennan y el principio de la posguerra, cuando éste señaló que si EE.UU ejercía el control de los recursos de Oriente Medio, tendría poder de veto sobre sus rivales industrializados. Al decir esto se refería concretamente a Japón, pero la afirmación puede generalizarse.
De modo que la situación de Irán es diferente. Es parte del mayor sistema energético del mundo.
¿De modo que, cuando EE.UU considera una invasión potencial, usted piensa que es bajo la premisa de hacerse con el control? ¿Es eso lo que EE.UU ganaría atacando a Irán?
En el caso de Irán, hay múltiples factores. Uno es simplemente el hecho de que es independiente, y la independencia no se tolera; en ocasiones ha suscitado rebeliones internas. Por ejemplo, Cuba. Una gran mayoría de la población estadounidense está a favor del establecimiento de relaciones diplomáticas con Cuba, desde hace mucho tiempo con algunas fluctuaciones. Pero el gobierno no lo permite. Se achaca esto al voto de Florida, pero no creo que ésa sea una gran explicación. Creo que más bien tiene que ver con una comprensión insuficiente de la configuración de la política internacional. La política internacional funciona de forma muy semejante a la mafia. El padrino no acepta la desobediencia, incluso si ésta viene de un pequeño tendero que no quiere pagar su cuota de protección. Debe exigirse una obediencia absoluta, de otro modo podría dar la impresión de que no hay por qué hacer caso de las órdenes y esto podría extenderse a lugares más importantes.
Si nos fijamos en los antecedentes, ¿cuál fue la principal razón del ataque de Estados Unidos a Vietnam? El desarrollo independiente puede convertirse en un virus que puede infectar a otros. En estos términos lo describió Kissinger, refiriéndose en este caso a Allende en Chile. En el caso de Cuba, hay documentos internos que son muy explícitos al respecto. Arthur Schlesinger, en su informe del Latin American Study Group para el presidente entrante Kennedy, escribió que el peligro lo constituye la propagación de la idea de Castro de tomar las riendas de sus propios asuntos, que posee un gran atractivo para otros que se encuentran en la misma zona y se ven afectados por los mismos problemas. Documentos internos posteriores acusaban a Cuba de un desafío constante y exitoso a los Estados Unidos que se remontan a 150 años atrás, hasta la doctrina Monroe, y que no pueden ser tolerados. De modo que existe una especie de compromiso estatal de garantizar la obediencia.
Volviendo a Irán, no se trata tan sólo de que este país posea recursos importantes y que forme parte del mayor sistema de recursos energéticos del mundo, sino que también ha desafiado a EE.UU. Los Estados Unidos, tal y como sabemos, derrocaron el régimen parlamentario, instalaron en su lugar a un brutal tirano y le ayudaron a desarrollar tecnología nuclear. De hecho, los mismos programas que hoy día se consideran una amenaza fueron patrocinados por el gobierno estadounidense, por Cheney, Wolfowitz, Kissinger y otros, en los 70, mientras el Shah estuvo en el poder. Pero después los iraníes derrocaron al Shah y retuvieron rehenes estadounidenses durante cientos de días. Estados Unidos pasó inmediatamente a apoyar a Saddam Hussein en su guerra contra Irán como represalia. Estados Unidos continuará castigando a Irán por su desafío. De modo que este se trata de un factor aparte.
De nuevo, la voluntad de la población estadounidense, e incluso los negocios estadounidenses resultan de lo más irrelevante. El setenta y cinco por ciento de la población está a favor de una mejora de las relaciones con Irán, en lugar de las habituales amenazas. Pero esto no se tiene en cuenta. No tenemos sondeos del sector de los negocios, pero está bastante claro que las empresas del sector energético estarían encantadas de que se les autorizase a volver a Irán en lugar de dejar todo ese campo libre a sus rivales. Pero el estado no lo permite. Y ahora mismo está creando confrontaciones de forma explícita. En parte por razones estratégicas, geopolíticas, económicas, pero también por este complejo de mafia; hay que castigarlos por su desobediencia.
Venezuela se ha mostrado desafiante con éxito con el giro a la izquierda llevado a cabo por Chávez. ¿En qué puesto de nuestra lista se encuentran ahora?
Están muy arriba en nuestra lista. Estados Unidos patrocinó y apoyó un golpe militar para derrocar ese gobierno. De hecho, esto constituye su última y más reciente acción en un campo en el que tiene mucha experiencia.
¿Pero por qué no hemos dirigido más nuestra mirada a Venezuela?
Oh, están en ello. Hay una corriente constante de insultos y ataques por parte del gobierno y, por lo tanto, por parte de los medios, que están casi sistemáticamente en contra de Venezuela. Venezuela es independiente por diferentes razones; el país está diversificando sus exportaciones en lugar de depender exclusivamente de las exportaciones a Estados Unidos, está a la cabeza un movimiento que camina hacia la integración e independencia latinoamericana, en lo que ellos llaman una Alternativa Bolivariana, y nada de esto le parece bien a Estados Unidos.
De nuevo nos hallamos ante un desafío a las políticas de Estados Unidos que se remonta a la doctrina Monroe. Ahora existe una interpretación estándar de esta tendencia que presenta Latinoamérica. El continente está girando a la izquierda, desde Venezuela hasta Argentina, con raras excepciones, pero existe una izquierda buena y una izquierda mala. La izquierda buena la constituyen García y Lula, y después tenemos la izquierda mala, con Chávez, Morales y quizás también Correa.
Para mantener esta posición, es necesario recurrir a ciertos hábiles trucos. Por ejemplo, es necesario omitir el hecho de que, al ser reelegido en octubre, el primer viaje al extranjero y uno de los primeros actos oficiales de Lula fue una visita a Caracas para apoyar a Chávez y su campaña electoral e inaugurar un proyecto de colaboración entre Venezuela y Brasil para el río Orinoco, hablar de nuevos proyectos etc. Es necesario omitir el hecho de que, unas semanas después, en Cochabamba, Bolivia, que es la guarida de los malos, tuvo lugar una reunión de líderes sudamericanos. Había habido algunas desavenencias entre Chávez y García, pero aparentemente éstas se han solventado. Hicieron planes para una integración sudamericana constructiva, pero esto simplemente no se adapta a la agenda estadounidense, de modo que no se informó de ello.
¿En qué manera el impasse político en Líbano está teniendo un impacto en la decisión del gobierno de Estados Unidos de ir a la guerra contra Irán? ¿De verdad hay una relación entre ambas cosas?
Hay una relación. Supongo que una de las razones de la invasión de EE.UU-Israel en Líbano en julio –y se trata de una invasión por parte de EE.UU e Israel, los libaneses hablan con propiedad cuando la llaman así— fue el que Hezbollah esté considerado un elemento disuasorio para un posible ataque a Irán por parte de EE.UU-Israel. Tiene una capacidad disuasoria, es decir, misiles. En cuanto al objetivo, supongo que se trataba de eliminar este elemento disuasorio para dejar campo libre a un eventual ataque de Estados Unidos e Israel a Irán. Esto es, al menos, una de las razones. La razón oficial de la invasión no se tiene en pie: la captura de dos soldados israelíes y la muerte de varios otros. Durante décadas, Israel ha estado capturando y secuestrando refugiados palestinos y libaneses en alta mar, desde Chipre a Líbano, asesinándolos en Líbano, llevándolos a Israel en calidad de rehenes. Esto lleva décadas sucediendo, ¿acaso alguien ha llamado a la invasión de Israel?
Por supuesto, Israel no quiere competencia en la región, pero no hay ninguna base fundada para el ataque masivo al Líbano, que fue realmente horrible. De hecho, uno de las últimas acciones de la invasión, justo antes de que el alto el fuego fuera proclamado antes de ser efectivo, fue el lanzamiento masivo de bombas de racimo en el sur. No había ningún tipo de propósito militar en ello, la guerra había terminado y el alto el fuego era inminente.
Los grupos de limpieza de minas de las Naciones Unidas que trabajan en la zona aseguran que se trata de un caso sin precedentes. Es mucho peor que ninguna otra zona en la que hayan trabajado: Kosovo, Afganistán, Irak, cualquier otro lugar. Se cree que se han dejado allí alrededor de un millón de bombetas. Un porcentaje muy alto de las mismas no explotan hasta que no se las recoge; las recoge un niño, o un agricultor las golpea con su azada. De modo que su función es básicamente convertir el sur en inhabitable hasta que los equipos de limpieza de minas, en cuyo costeo no participan ni Estados Unidos ni Israel, lo despejen. Se trata de tierra cultivable; los agricultores no pueden volver a ella, lo cual quiere decir que la capacidad disuasoria del Hezbollah se ve disminuida. Por lo visto, y según las Naciones Unidas, se han retirado en gran medida del sur.
No se puede mencionar el Hezbollah en los medios estadounidenses sin mencionar el hecho de que “recibe el apoyo de Irán”. Ese es su nombre ahora “el Hezbollah, que recibe el apoyo de Irán”. Pero sí se puede mencionar Israel sin decir “Israel, que recibe el apoyo de los EE.UU”. De modo que en este caso se trata de una propaganda más tácita. La idea de que el Hezbollah se comporte como un agente de Irán es francamente discutible; de hecho ni los especialistas en Irán ni los especialistas en Hezbollah la aceptan. Pero se trata de la línea del partido. También puedes mezclar de vez en cuando a Siria, véase “el Hezbollah, que recibe el apoyo de Siria”, pero en vista de que Siria tiene menos interés, es mejor enfatizar el apoyo iraní.
¿Cómo puede el gobierno de EE.UU pensar que un ataque a Irán podría ser factible en vista de la disponibilidad y capacidad de sus tropas y de la opinión pública?
Por lo que yo sé, los militares en EE.UU piensan que es una idea sin pies ni cabeza. Y por las filtraciones que tenemos de la inteligencia, ésta piensa que es descabellado, pero no imposible. Si nos fijamos en las personas que han estado realmente involucradas en la planificación estratégica del Pentágono desde hace años, como es el caso de Sam Gardiner, éstas señalan que hay cierto número de cosas que podrían hacerse al respecto.
No creo que ninguno de los observadores externos, al menos hasta dónde yo sé, hayan tomado muy en serio la idea de bombardear las instalaciones nucleares. Dicen que si hubiese algún ataque, se trataría de un bombardeo por saturación; cubriría las instalaciones nucleares, pero también el resto del país, con una excepción; por un azar geográfico, los mayores recursos petrolíferos del mundo se encuentran en áreas bajo el dominio chií. El petróleo iraní está concentrado en las inmediaciones del Golfo, área que resulta ser árabe y no persa. Khuzestán es árabe y ha sido leal a Irán, alineándose con éste contra Irak en la guerra entre ambos países. Esto es una fuente potencial de discordia. Me sorprendería que no hubiese un intento de agitar los elementos secesionistas en Khuzestán. Las fuerzas estadounidenses que se encuentran justo al otro lado de la frontera en Irak, incluido el aumento de tropas, están disponibles para “defender” a un Khuzestán independiente contra Irán. Este es el modo en que se presentarían los hechos, si se llevara a cabo.
¿Piensa era esta la finalidad del aumento de tropas?
Es una posibilidad. En el Atlantic Monthly apareció publicado un informe del Pentágono sobre simulacros de combate en diciembre de 2004 bajo la dirección de Gardiner. No consiguieron hacer ninguna propuesta que no llevara al desastre, pero una de las opciones que se consideraban era mantener en Irak una presencia militar mayor de la que sería necesaria para reemplazos etc y usarlas para una invasión por tierra en Irán –presumiblemente en Khuzestán, dónde se encuentra el petróleo. Si llevan eso a cabo, podrán bombardear el resto del país hasta convertirlo en polvo.
De nuevo, me sorprendería que no se intentaran azuzar tendencias secesionistas en otros lugares, por ejemplo entre la población azerí. Irán presenta una mezcla étnica muy compleja; gran parte de la población no es persa. Existen tendencias secesionistas de todas formas y es casi seguro que Estados Unidos, sin tener ni idea del contexto, está intentando avivarlas para provocar una ruptura interna del país. La estrategia parece ser la siguiente: intentar que el país se fraccione internamente e intentar forzar al gobierno a ser tan duro y brutal como sea posible.
Ésta es la consecuencia directa de las amenazas constantes, todo el mundo lo sabe, una de las razones por las cuales los reformistas, Shirin Ebadi y Akbar Ganji entre otros, se lamentan amargamente acerca de las amenazas estadounidenses, que están minando sus esfuerzos para reformar y democratizar Irán. Pero al fin y al cabo, éste parece ser su propósito. Puesto que se trata de una consecuencia tan evidente, debemos asumir que se trate del propósito. Es lo mismo en Derecho; las consecuencias anticipables se toman como prueba de la intencionalidad. Y, en este caso, se trata de algo tan obvio que no cabe ninguna duda al respecto.
De modo que podría ser que uno de los puntos de presión de esta política sea el agitar los movimientos secesionistas en las regiones petrolíferas ricas, las regiones árabes de las inmediaciones del Golfo, las regiones azeríes y otras. En segundo lugar, se trata de intentar forzar al gobierno a mostrarse tan brutal, duro y represivo como sea posible, para provocar el desorden interno y quizás la resistencia ante el gobierno. Y en tercer lugar, se trata de intentar presionar a otros países, y Europa es el mejor dispuesto, a aunar esfuerzos para estrangular económicamente a Irán. Europa se lo toma con calma, pero suele ir a la par de Estados Unidos.
Los esfuerzos para intensificar la dureza del régimen se hacen patentes de muchas formas. Por ejemplo, en el hecho de que Occidente adora a Ahmadineyad. Cualquier declaración polémica que hace aparece multiplicada en los titulares y se malinterpreta. Le quieren. Pero cualquiera que sepa lo mínimo sobre Irán, como se supone que es el caso de las agencias de prensa, sabe que éste no tiene nada que ver con la política externa. La política externa está en las manos de su superior, el ayatolá Jamenei. Pero nadie informa acerca de las declaraciones de éste, en particular cuando sus declaraciones tienen un tono muy conciliador. Por ejemplo, les encanta cuando Ahmadineyad dice que Israel no debería existir, pero no les gusta cuando Jamenei, justo después, dice que Irán apoya la posición de la Liga Árabe en el asunto Israel-Palestina. Por lo que yo sé, esto nunca se divulgó. En realidad, en el Financial Times sí se puede encontrar información acerca de las posiciones más conciliatorias de Jamenei, pero no aquí. Los diplomáticos iraníes se cansan de repetirlo sin que sirva para nada. La propuesta de la Liga Árabe llama a la normalización de las relaciones con Israel si ésta acepta el consenso internacional del acuerdo de dos estados que se ha visto bloqueado por Estados Unidos e Israel durante treinta años. Pero esta no es una buena historia, de modo que o bien no se menciona, o bien se oculta.
Hoy en día es extremadamente difícil prever lo que hará la administración Bush, puesto que actúan de forma completamente irracional. En un principio eran irracionales, pero ahora están desesperados. Han originado una catástrofe de dimensiones inimaginables en Irak. La de Irak debería haber sido una de las ocupaciones militares más fáciles de la historia y han conseguido convertirlo en uno de los peores desastres militares de la historia. No son capaces de controlarlo, y para ellos es imposible salir de allí por razones de las que no se puede hablar en Estados Unidos, porque hablar de por qué no pueden significaría reconocer las razones por las cuales se produjo la invasión.
Se supone que tenemos que creer que el petróleo no tuvo ningún peso en ello, que si Irak exportara pepinillos o mermelada y el centro de la producción petrolífera mundial se encontrase en el Pacífico Sur, Estados Unidos habría insistido en liberarles de todas formas. No tiene nada que ver con el petróleo, qué idea tan poco amable. Cualquiera con dos dedos de frente sabe que es imposible que eso sea cierto. Permitir la existencia de un Irak independiente y soberano podría constituir una pesadilla para los Estados Unidos. Significaría que quedaría bajo el control de los chiíes al menos en el caso de que hubiera un mínimo de democracia. Seguiría mejorando sus relaciones con Irán, justo aquello que los Estados Unidos no desean. Y más allá de eso, casualmente, justo al otro lado de la frontera con Arabia Saudí, dónde se encuentra la mayor parte del petróleo saudí, hay una importante población chií, probablemente incluso una mayoría.
Los avances rumbo a la soberanía en Irak están estimulando las presiones, por un lado por el respeto de los derechos humanos en el trato con la muy reprimida población chií, pero por otro lado, también por un cierto grado de autonomía. Imagina una alianza informal chií entre Irak, Arabia Saudí e Irán que tuviese en su control la mayor parte del petróleo del mundo independientemente de los Estados Unidos. Y peor aún, aunque Europa se deje intimidar por Estados Unidos, China no. Esta es una de las razones principales por las cuales se considera a China una amenaza. Volvemos a los principios mafiosos.
China ha existido durante 3000 años, siente un profundo desprecio por los bárbaros, se recupera de un siglo de dominación y simplemente, va por su cuenta. No se siente intimidada cuando el tío Sam agita su puño. Eso da miedo. En concreto, es muy peligroso en el caso de Oriente Medio. China es el centro de la Red Asiática de Seguridad Energética, que incluye los países de Asia Central y Rusia. India también acecha, Corea del Sur está implicada e Irán es miembro asociado de alguna forma. Si en Oriente Medio los recursos petrolíferos alrededor del Golfo, que son los principales recursos mundiales, se asocian a la red asiática, Estados Unidos se convierte verdaderamente en una potencia de segunda categoría. Hay mucho en juego en la no retirada de las tropas de Irak.
Es un principio que todo lo que nuestros líderes hacen es por razones nobles. Puede ser erróneo, puede ser feo, pero es básicamente noble. Si se mezclan en esto objetivos moderados normales, conservadores, estratégicos, económicos, ese principio se ve amenazado. Es notable hasta qué punto se lleva esto. De este modo, el pretexto original para la invasión lo constituían las armas de destrucción masiva y los lazos con Al’ Qaeda que nadie más que Wolfowitz o quizás Cheney tomaban en serio. La única cuestión, tal y como reiteraba el gobierno era: ¿Detendrá Saddam sus programas de armas de destrucción masiva? Esta única cuestión se respondía unos meses más tarde, de la peor forma. Y, en seguida, la línea del partido cambió. En noviembre de 2003, Bush anunció su agenda de la liberación: nuestro objetivo real es llevar la democracia a Irak, transformar Oriente Medio. De inmediato, ésa se convirtió en la línea del partido.
Es un error citar casos individuales, porque se trata de algo muy extendido, incluso en el ámbito académico. De hecho, pueden encontrarse artículos académicos que empiezan dando pruebas de que se trata de una farsa, y sin embargo la aceptan. Hubo un estudio bastante bueno de la agenda de liberación en Current History elaborado por dos académicos en el que se citan hechos; señalan que la agenda de liberación se anunció en noviembre 2003 después del fracaso a la hora de encontrar armas de destrucción masiva, pero la agenda de liberación es algo real incluso si no hay prueba de ello.
De hecho, si nos fijamos en nuestras políticas, son opuestas. Tomemos por ejemplo Palestina. Hubo unas elecciones libres en Palestina, pero no salieron como debían. De forma inmediata, Estados Unidos e Israel, con Europa como fiel escudera, se apresuraron a castigar al pueblo palestino, y además de forma muy dura, porque no votaron a quien debían en estas elecciones libres. Esto se acepta aquí en Occidente como algo perfectamente normal e ilustra el odio profundo y el desprecio que las elites occidentales experimentan hacia la democracia, tan profundamente arraigado que son incapaces de darse cuenta de él incluso si está ante sus propios ojos. Se castiga severamente a un pueblo por haber votado a quién no debían en unas elecciones libres. También para esto existe un pretexto, repetido día tras día: Hamás tiene que avenirse en primer lugar a reconocer a Israel, en segundo lugar a poner fin a la violencia y en tercer lugar a acatar acuerdos anteriores. Intenta encontrar una sola mención al hecho de que Estados Unidos e Israel rehúsan acatar estas tres condiciones ellos mismos. Obviamente, no reconocen Palestina, en ningún caso retiran el uso de violencia o las amenazas –de hecho persisten en ello- y no aceptan acuerdos anteriores, incluida la Hoja de Ruta.
Sospecho que una de las razones por las cuales el libro de Jimmy Carter ha sido objeto de un ataque tan encarnizado es que se trata de la primera ocasión, creo, a nivel de los medios convencionales, que se puede encontrar la verdad acerca de la Hoja de Ruta. Nunca he visto nada en los medios convencionales que niegue el hecho de que Israel rechazó esta Hoja de Ruta de forma instantánea con el apoyo de los EE.UU. La aceptaron formalmente, pero añadieron 14 reservas que la destrozaban por completo. Esto se hizo al instante. Esto se sabe, yo he escrito sobre el tema, hablado sobre ello, del mismo modo que otros, pero nunca lo había visto mencionado en los medios convencionales antes. Qué duda cabe, no aceptan la propuesta de la Liga Árabe o cualquier otra propuesta seria. De hecho, han estado bloqueando un consenso internacional acerca de la solución de dos estados desde hace décadas. Pero Hamás debe aceptar estas condiciones.
Realmente, no tiene ningún sentido. Hamás es un partido político, y los partidos políticos no tienen por qué reconocer otros países. El propio Hamás ha dejado las cosas muy claras; realmente respetaron una tregua durante un año y medio, no respondieron a los ataques israelíes y han llamado a suspender las hostilidades a largo plazo, tregua durante la cual sería posible negociar un acuerdo sobre las líneas del consenso internacional y la propuesta de la Liga Árabe.
Todo esto es obvio, está bien a la vista, y es sólo un ejemplo del profundo odio que las elites occidentales manifiestan hacia la democracia. Es un ejemplo chocante pero realmente los casos se acumulan. El presidente ha anunciado la agenda de liberación y si nuestro querido líder ha dicho algo, debe ser cierto, al más puro estilo Corea del Norte. Por esto, tenemos una agenda de liberación incluso si existen pruebas a granel en contra de ella, la única prueba de su existencia efectiva son palabras.
¿Cómo abordarán los candidatos de las elecciones presidenciales de 2008 la cuestión iraní? ¿Cree que éste será un factor decisorio en las mismas?
Lo que están diciendo hasta el momento no es muy alentador. Sigo pensando, a pesar de todo, que es muy improbable que EE.UU ataque Irán. Podría ser una enorme catástrofe, nadie es capaz de prever las consecuencias de una acción semejante. Imagino que solo una administración verdaderamente desesperada recurriría a esto. Pero si los candidatos demócratas están cerca de vencer las elecciones, la administración estará efectivamente desesperada. Sigue teniendo el problema de Irak: no puede quedarse allí, pero tampoco irse.
Los Demócratas del Senado no parecen llegar a un consenso acerca de este asunto.
Creo que hay una razón para ello. La razón es imaginar las consecuencias de permitir la existencia de un Irak independiente y parcialmente democrático. Las consecuencias no son en absoluto triviales. Podemos decidir esconder la cabeza bajo el ala y hacer como si no pudiéramos llegar al fondo de la cuestión porque no podemos permitir que se plantee la pregunta de por qué los Estados Unidos invadieron para abrir el país, pero eso sería muy autodestructivo.
¿Hay alguna conexión entre este debate y el hecho de que no podamos encontrar la voluntad y el momento políticos para poner en marcha una legislación que reduzca los niveles de CO2, instituya un sistema de venta de derechos de emisión, etc?
Está muy claro por qué Estados Unidos no firmó el Protocolo de Kyoto. De nuevo, existe un enorme apoyo popular a la firma del tratado, tan fuerte de hecho que una gran mayoría de los votantes de Bush en 2004 pensaban que éste estaba a favor del Protocolo, puesto que es muy obvio que debe apoyarse una cosa así. El apoyo popular a la energía alternativa también ha sido enorme durante años, pero daña los intereses de las empresas. Al fin y al cabo, ellos son los electores de la Administración.
Recuerdo haber hablado, hace 40 años, con una de las personas más influyentes del gobierno, que estaba involucrada en el control de armas, presión en pro de las medidas de control de armas, distensión, etc. Estaba en lo más alto, conversábamos acerca de si el control de armas podía o no tener éxito. Sólo medio en broma, me dijo “Bueno, podría funcionar si la industria de alta tecnología puede obtener más beneficios del control de armas del que le reporta la investigación y producción de armamento. Si llegamos a ese punto, el control de armas podría resultar”. En parte bromeaba, pero hay una enorme verdad detrás de sus palabras.
¿Cómo podemos avanzar en la cuestión del cambio climático sin pauperizar al sur?
Por desgracia, los países pobres, el sur, van a ser los que más sufran, de acuerdo con la mayor parte de proyectos, lo cual impide que las ayudas del norte sean efectivas. Fijémonos en la historia del ozono. Mientras el amenazado fue el hemisferio sur, apenas se hablaba de ello. Cuando se descubrió en el norte, se tomaron medidas al respecto de forma inmediata. Si ahora mismo existe un debate acerca de la necesidad de invertir esfuerzos serios en una vacuna contra la malaria, es sólo porque el calentamiento global podría hacer extenderse esta enfermedad hacia los países ricos, de modo que se debería hacer algo al respecto.
Lo mismo ocurre con los seguros de enfermedad. Este asunto ha sido por muchos años el más importante del plano doméstico o casi para la población en general. Existe un consenso para la creación de un sistema de sanidad nacional basado en el modelo de otros países industriales, podría consistir en extender el Medicare a todo el mundo o algo así. Bueno, pues esto queda excluido del orden del día, nadie puede hablar de ello. A las aseguradoras no les hace gracia, a la industria financiera tampoco etc.
Ahora mismo hay un cambio en marcha. Lo que está ocurriendo es que las industrias de manufactura están empezando a volcarse en el apoyo de este plan, puesto que se ven afectadas por el sistema sanitario deficiente de los Estados Unidos, que es con diferencia el peor del mundo industrializado y además tienen que pagar por él. Puesto que es un sistema en que paga en parte el empleador, los costes de producción resultan mucho más altos que los de aquellos competidores que tienen un sistema de sanidad estatal. Tomemos a GM como ejemplo. Si produce el mismo coche en Detroit y en Windsor al otro lado de la frontera canadiense, con el coche canadiense se ahorra... olvidé la cifra, unos 1000 dólares, creo, puesto que en este país hay un sistema de sanidad público. Mucho más eficiente, mucho más barato, mucho más eficaz.
De modo que la industria está empezando a ejercer presiones para conseguir algún tipo de sanidad pública, y solo ahora comienza esto a tenerse en cuenta en la agenda. No tiene ninguna importancia si la población lo quiere. Lo que quiera alrededor del 90% de la población es bastante irrelevante. Pero si parte de la concentración del capital de empresa, que prácticamente gobierna el país (otra cosa que no se nos permite decir pero que resulta obvia), si parte de este sector se pone a favor de la medida, entonces sí se incluye en la agenda política.
¿Cómo puede entonces el sur hacer oír su voz en lo que respecta a la agenda internacional? ¿Constituye el Foro Social Mundial una oportunidad para ello?
El FSM es muy importante, pero por supuesto no se le puede dar cobertura en Occidente. De hecho, recuerdo haber leído un artículo en el Financial Times acerca de dos grandes foros que estaban teniendo lugar. Uno era el Foro Económico Mundial en Davos y el segundo era un foro en Herzeliyah, en Israel, un foro de derechas. Estos eran los dos foros importantes. Por supuesto, también estaba el Foro Social Mundial de Nairobi, pero esto solo representa unas cuantas decenas de miles de personas de todo el mundo.
Con la tendencia a vilipendiar el G77 en la ONU, uno se pregunta dónde tiene el mundo en vías de desarrollo la posibilidad de dar voz a sus preocupaciones.
La voz del mundo en desarrollo puede amplificarse enormemente gracias al apoyo de los ricos y los privilegiados, de otro modo es muy probable que quede marginado como en casi cualquier otro asunto.
De modo que depende de nosotros
Traducido por Lucía Martínez para Alterzoom
* Michael Shank es colaborador de Foreign Policy in Focus es el director de políticas de la 3D Security Iniciative.
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