1. No pensábamos que el gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz, acudiera a la brutal represión desalojando a los miles de maestros, muchos con sus familias, que dormían resguardados bajo techos de plástico, sábanas y cobertores aquel 14 de junio de 2006. Desde las tres de la mañana alrededor de mil policías, seguramente muchos eran soldados disfrazados, comenzaron a irrumpir en los campamentos de plástico que cubrían más de 60 calles del centro histórico de la ciudad de Oaxaca. Con insultos, golpes de palos, sirenas y gases lacrimógenos, sorprendieron a varios miles de profesores que dormían en aceras y piso, después de más de un mes de plantón y actividades diarias. Yo había pasado la noche en el dispensario médico de la Casa/hotel del Maestro después de una larga reunión entre colegas hablando de la futura APPO. Fue hasta las seis de la mañana cuando me enteré de la represión y me trasladé al centro histórico para presenciar la batalla por la recuperación del Zócalo y la Alameda.
2. Viajé a Oaxaca una semana antes del desalojo en mi calidad de articulista y miembro de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) En semanas anteriores había publicado varios artículos apoyando la lucha y exigiendo solidaridad a perredistas, zapatistas, obreros, a favor de la lucha de los profesores de la sección 22 de Oaxaca que en esos momentos era la más importante del país. La primera noche, después de ser entrevistado por Radio Plantón (ubicado entonces en la tercera planta del edificio de la sección 22) tuve que dormir en ese lugar que el 14 de junio sería destruido por la policía. La realidad es que el enorme plantón de mayo/junio era muy combativo. En su recorrido se podía observar decenas de asambleas de maestros en los campamentos, salidas de cientos de comisiones para extender la propaganda al pueblo, a cientos de personas que llevaban comida frente al edifico de la sección y “colas” para la distribuían de alimentos entre los profesores plantados.
3. El 3 de mayo de 2006 el gobernador Ruiz Ortiz recibió a una comisión de profesores y prometió dar respuesta al pliego de demandas. El 14 los profesores desconocieron al secretario general de gobierno, Franco Vargas, como su interlocutor, por la política represiva que estaba instrumentando; por eso los profesores deciden ir a la huelga. El 15, en su aniversario, 60 mil maestros marcharon en la ciudad de Oaxaca exigiendo el cumplimiento del pliego petitorio. Siete días después, el día 22, ante la falta de respuesta a las demandas, 70 mil profesores de la sección 22 inició el paro indefinido de labores. El 1 de junio. El Congreso de Oaxaca pidió al gobernador del estado solicitar la presencia de la Policía Federal Preventiva –de triste memoria- para disolver las protestas magisteriales. El 2 fue la Primera megamarcha. Más de 80 mil manifestantes marcharon en apoyo de la lucha magisterial y dos días después los maestros retiraron las cámaras de video con las que vigilaban las manzanas donde se asentaba el plantón.
4. El 5 de junio se expanden intensos rumores acerca de que la PFP asaltaría el plantón. Como respuesta los maestros intensifican sus movilizaciones frente al Congreso, la Alcaldía, en la Plaza de la Danza, así como en los juzgados en el penal de Ixcotel, las obras de ampliación de la carretera que rodea el Cerro del Fortín y el Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca. En los dos días siguientes se incrementaron las. movilizaciones en las instalaciones de Pemex y la caseta de la autopista México-Oaxaca en el municipio de Huitzo. Los estudiantes toman la rectoría de la Universidad Autónoma (UABJO) en apoyo a los profesores. El día 7 se realizó la Segunda megamarcha con más de 150 mil personas en apoyo a los maestros en Oaxaca, misma que al concluir realizaron un mitin donde organizaron un juicio popular contra el gobernador del estado. Al día siguiente como energúmeno, ante empresarios el gobernador Ulises Ruiz prometió emplear la "mano dura" contra los maestros.
5. En días anteriores al violento desalojo, ante la gran propaganda de calumnias contra el movimiento magisterial en la televisión, la radio y la prensa comerciales de Oaxaca y del país, los jóvenes universitarios tomaron radio universidad y la convirtieron en radio al servicio de la lucha. Los programas “científicos”, “neutrales”, “insustanciales”, “de entretenimiento”, fueron transformados en programas de entrevistas acerca de los problemas sociales, económicos y políticos que sufría Oaxaca y el país entero, así como de denuncias vivas que dieron la voz a cientos de personas: obreros, campesinos, mujeres, indígenas, ciudadanos, acudieron a plantear los problemas concretos que vivían. Se contaba ya con dos radios y el diario “Noticias” que en los hechos se transformó en el periódico más leído del movimiento, mismo que el día 13, un día antes del desalojó, me publicó un artículo sobre lo que pasaba en ese momento.
6. Después del desalojo la policía no pudo mantenerse ni cuatro horas cuidando el Zócalo de Oaxaca. A las seis de la mañana todas las esquinas distantes a 100 metros de la plaza principal fueron ocupadas por miles de profesores distribuidos por cientos. La bronca se invirtió: los que querían salir eran los policías que lanzaban cientos de bombas lacrimógenas contra los profesores y profesoras que los acosaban y amenazaban. Mientras desde helicópteros se lanzaban gases lacrimógenos y, desde esos mismos aparatos, se daban instrucciones para informarles a los policías la cantidad de gente que en cada esquina defendían sus barricadas. Alrededor de las 8.30 alguien ordenó que salieran por determinada calle y así los vimos correr como conejos escapando por un costado de la que fue el Palacio de Gobierno. Los dos policías más gorditos y lentos fueron aprehendidos por los manifestantes para canjearlos.
7. Así pudimos ver que el 95 por ciento de los campamentos fueron destruidos después del desalojo, que muchas pertenencias de los profesores fueron abandonadas a la hora de huir de la represión y que la mayoría de la propaganda y las mantas habían sido rotas por la fuerzas enviadas por el gobernador; sobre todo una enorme e interesante manta que colgaba en frente del edificio de Palacio donde aparecían personalidades políticas.
De manera particular se buscó destruir Radio Plantón y aprehender a sus directivos. (Un día antes había declarado Ulises Ruiz que ese día viajaría al DF para gestionar ante el gobierno federal más dinero) Dos horas después de recuperar la plaza se inició una marcha que fue rodeando el centro histórico para condenar aquel desalojo y al mismo tiempo informar de que la noche la pasaríamos en dos escuelas ubicadas fuera del centro histórico en tanto se reconstruían los campamentos.
8. El día 15 se instaló la mesa de negociaciones entre el representante de la secretaría de Gobernación y la comisión negociadora de los profesores. El gobernador firmó la salida de los 10 profesores presos, retiró las órdenes de aprehensión a dirigentes y ordenó la devolución de dineros descontados a los maestros. Los profesores a su vez, entregaron a la Cruz Roja los ocho policías que detuvieron después del desalojo. Al día siguiente, día 16, de las dos de la madrugada a las ocho y media de la mañana, se reunió la gran asamblea estatal de más de mil 500 profesores dirigentes en la que se acordó como tarea principal la renuncia del gobernador Ulises Ruiz. La Tercera megamarcha ese mismo día por la tarde, reunió a más de 200 mil participantes y planteó la instalación de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) Mañana de podría gritar en la gran marcha, además de ¡Libertad a los presos políticos!, ¡La APPO vive, la lucha sigue, sigue y sigue!
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