Negro historial de Perforadora Central
Desde hace dos años, trabajadores de la compañía Perforadora Central alertaron al gobierno federal de las condiciones de inseguridad y agravios laborales en las plataformas que la compañía, en sociedad con la Japan Drilling Company, renta a Pemex, pero nadie les hizo caso.
Ana Lilia Pérez
Propietaria de la plataforma Usumacinta, cuyo accidente es uno de los más graves ocurridos en Petróleos Mexicanos (Pemex) en los últimos años, la empresa Perforadora Central tiene un negro historial en la paraestatal. Fue beneficiada con millonarios contratos, algunos otorgados vía adjudicación directa para la renta de plataformas marinas; trabajos de perforación de pozos petroleros, marinos, terrestres y lacustres; y el arrendamiento de equipos de perforación.
En marzo de 2005, Contralínea documentó las irregularidades en materia de seguridad y de violaciones a los derechos humanos y laborales de los trabajadores de la plataforma Usumacinta, contratada a Perforadora Central, mediante un contrato otorgado vía adjudicación directa desde 2001, que originalmente concluyó en 2006, pero fue ampliado por el director de Pemex Exploración y Producción, Carlos Morales Gil.
Se documentó que, a partir del despido injustificado y maltrato del trabajador Cliserio Domínguez, cuyo caso fue llevado por algunas organizaciones de defensa de los trabajadores petroleros ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Perforadora Central desató una cacería de brujas contra los trabajadores que ventilaron sus abusos.
El 4 de marzo de 2004, Cliserio, asignado a trabajos de perforación en la Plataforma Hakuryu V (propiedad de Perforadora Central y la japonesa Japan Drilling Company), fue gravemente golpeado por su jefe, el japonés Tomio Nakao, encargado del área de mantenimiento. Nakao lo golpeó porque Cliserio no entendía las órdenes que éste le daba en japonés.
Cuando Cliserio se quejara con el superintendente de la empresa, Juan Domínguez González, otros trabajadores denunciaron situaciones similares, pero el representante de Perforadora Central, Juan José González, les advirtió que no se metan en problemas con los japoneses “porque podrían despedirnos”, comentó Cliserio, quien fue despedido el 17 de diciembre de 2004.
Ese mismo mes, los trabajadores Efrén Cámara Ruiz, Hernán Aguilar Méndez y Mauricio Castillo Jiménez, que se desempeñaban como ingeniero electrónico, ayudante mecánico y perforador de la plataforma Usumacinta, presentaron una denuncia ante el Órgano Interno de Control de la Secretaría de la Función Pública (SFP), en la que detallan las irregularidades de perforadora Central y su socia, Japan Drilling Company, la falta de programas de seguridad y el encubrimiento de los funcionarios de Pemex para proteger a la empresa.
Tres días después de que SFP dio entrada a su demanda, los trabajadores fueron despedidos. Así inició el acoso contra el resto de trabajadores de Perforadora Central, propiedad del empresario Patricio Álvarez Morphy Camou.
El caso trascendió a instancias internacionales y fue expuesto en el Foro Social Mundial en Porto Alegre, Brasil, como ejemplo de la explotación de trabajadores mexicanos en la paraestatal más importante del país, llevado también a la CIDH y la Organización Internacional del Trabajo.
Trabajadores de la empresa en los estados de Veracruz, Tabasco y Campeche explicaron a Contralínea que, a partir de que sus compañeros denunciaron el maltrato del que eran objeto, inició una campaña de acoso e intimidación a tal grado, que cuando los trabajadores salían de la Sonda, y durante los días en que permanecían en sus domicilios, los superintendentes de las plataformas, convertidos en capataces, los llamaban telefónicamente para advertirles que si denunciaban algo de “lo que pasa en plataformas”, se olvidaran de que tenían trabajo.
Incluso, hace unos años, los trabajadores Antonio González Bocanegra, Leopoldo Bernabé Pinto, Francisco Castillo Rivera, Mauricio Pardo Jiménez y Andrés López López, quienes acudieron al Senado de la República en representación de sus compañeros para denunciar las irregularidades de la compañía, fueron despedidos,
Entre sus múltiples irregularidades, la compañía Perforadora Central, cuyo edificio corporativo se ubica en Montes Urales 520, Lomas de Chapultepec, utiliza al Sindicato de Trabajadores de la Construcción, Excavaciones, Similares y Conexos de la República Mexicana, como sindicato blanco o de protección.
Desde 2005, organizaciones como el Centro de Reflexión y Acción Laboral (Cereal), organizaron una campaña para que, en solidaridad con los trabajadores de esta empresa, reclamaran su intervención al entonces presidente Vicente Fox Quezada; al secretario del Trabajo, Carlos Abascal Carranza; y al director de Pemex, Luis Ramírez Corzo. Sin embargo, ninguna autoridad federal se comprometió a revisar las condiciones denunciadas por estos trabajadores.
El Cereal explica que, pese a que las condiciones de trabajo en Cantarell son de alto riesgo, durante años, Pemex ha permitido a la empresa trabajar sin invertir en equipos de seguridad para sus empleados.
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