Más caos y desesperanza en el campo
Trasnacionales como Maseca, Cargill, Archer Daniels-Midland y Wall Mart, entre otras, obtienen mayor control del mercado alimentario del país desde el 1 de enero de 2008, advierten especialistas
Erika Ramírez
La liberación arancelaria en la importación de maíz, frijol, leche en polvo y azúcar, concluida el 1 de enero de 2008, profundizará la crisis agroeconómica de México que inició hace 14 años con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Argelia Salinas Ontiveros, adscrita al Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), dice que el panorama es “desventajoso” para los productores mexicanos ante Estados Unidos y Canadá. Y esto, destaca, traerá “importantes repercusiones sociales y políticas”.
La investigadora indica que el “subsidio asistencialista” que reciben los campesinos nacionales es uno de los principales obstáculos para competir con los socios comerciales.
Y es que en Estados Unidos, a partir de 2002, cuando se promulgó la Ley de Seguridad Agropecuaria e Inversión Rural 2002-2011, se financia con 50 mil dólares anuales, aproximadamente, a cada uno de los agricultores de aquel país. Mientras, en México apenas se invierten 18 mil dólares anuales por productor, según cifras del Banco Mundial publicadas en el World Development Indicador 2003, luego de que entrara en vigor la legislación también conocida como Farm Hill.
Bajo el esquema estadunidense se ha entregado apoyo directo a los productores de granos básicos, precios de garantía para todos los productos, procurado la conservación de tierras y entregado recursos para la recuperación de suelos. En ello, según indica la propia ley, se invertirán 188 mil millones de dólares en 10 años.
Salinas Ontiveros advierte que, contrario a ello, en México sólo las trasnacionales como Maseca, Cargill, Archer Daniels-Midland y Wall Mart, entre otras, tienen “mayores recursos financieros, tecnológicos y de mercado. Los pequeños y medianos productores quedan desprotegidos ante la liberación arancelaria, pues no tienen capacidad para competir con Estados Unidos”.
La especialista lamenta que “el Estado mexicano ha reducido sustancialmente el apoyo real a los productores, pues no cuentan con apoyos para la compra de semillas o fertilizantes, y a ello se suma que los precios en los servicios de comercialización y almacenaje son elevados”.
Por ello, urge a que el Ejecutivo instrumente políticas reguladoras para evitar la devastación del campo, ya que “el neoliberalismo es una doctrina que los países capitalistas avanzados intentan aplicar plenamente en otros países, pero cuidando sus propios mercados”.
La caída de los precios
Víctor Suárez Carrera, presidente de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC), coincide con la investigadora, y agrega que las trasnacionales Cargill, Maseca y Bachoco ya se preparan para acaparar y castigar al mercado nacional.
El dirigente de la ANEC explica que, semanas antes de que se eliminaran todos los aranceles, estas empresas no habían querido comprar y 5 millones de toneladas de maíz blanco se encontraban sin comercializar en Sinaloa. “Esperaban la apertura total para poder importar maíz a menor precio”.
Cargill, Maseca y Bachoco rechazaron suscribir compras anticipadas de maíz blanco en el esquema promovido por Aserca (Apoyos y Servicios a la Comercialización Agropecuaria), que estimaba colocar al 30 de Noviembre pasado 3.5 millones de toneladas con los compradores.
El programa de Aserca tuvo como plazo para el registro de contratos el 30 de noviembre, pero fracasó. De los 3.5 millones de toneladas programados, sólo lograron comercializarse 250 mil toneladas para compradores pecuarios y Diconsa.
Suárez Carrera asegura que con estas acciones “estamos viendo el poder de las grandes empresas, y que el gobierno mexicano no puede más que suplicarle, para que participen en las compras de maíz nacional, darles beneficios fiscales o subsidios a través de Aserca.
“El próximo año, definitivamente, no habrá certidumbre en la comercialización. Vamos a ver el derrumbe de los precios para el productor e incremento al consumidor. Pasividad del gobierno, complicidad e inoperancia”, dice.
A finales de 2006, Aserca entregó 14 millones de pesos en subsidios a Cargill, para la comercialización del grano, previa crisis en el precio del maíz. El monto asignado fue el mayor entregado por concepto de exportación a países africanos (Contralínea 81).
El flete que Cargill transportaría a Mozambique fue de 30 mil 522 toneladas de maíz blanco; mientras, Comercializadora Profesional Mexicana, SA de CV, recibió 7 millones 390 mil 639 pesos para la transportación de 19 mil 974 toneladas del grano, y a la Gradesa, SA de CV, le otorgaron 5 millones 228 mil 843 pesos para el traslado de 14 mil 132 toneladas.
Escasez de frijol
Otro de los productos que estará a expensas de los movimientos del mercado internacional es el frijol, segundo de importancia en la canasta básica de los mexicanos, que hasta hace dos años registraba pérdidas fiscales por 161 millones de dólares, luego de que las autoridades mexicanas omitieran el cobro arancelario a las importaciones de Estados Unidos y Canadá, revela un estudio de la Universidad Autónoma Chapingo (Contralínea 77).
En su tesis doctoral Competitividad del frijol en México, la investigadora Alma Ayala Garay asegura que las pérdidas son consecuencia de un “descuido” de las autoridades mexicanas, quienes no protegen los intereses de los campesinos del país.
Ayala Garay dice que el país ha perdido autosuficiencia en la obtención del cultivo y expone que en la década de 1960 México no tenía necesidad de importar el producto sino, por el contrario, en 1966 alcanzó a exportar 102 mil toneladas y todavía en 1978 fueron 130 mil toneladas.
No obstante, “a partir de 1980 México se convirtió en importador de este producto y actualmente es el sexto país comprador en el mercado internacional, y Estados Unidos es su principal abastecedor”.
Ante la crisis que ha lastimado a este sector, Víctor Suárez Carrera presume que los productores del grano pretenderán exportar a países como Venezuela, en donde podrán colocar su cosecha a mejor precio. “Esto provocará mayor escasez de frijol y, en consecuencia, especulación y elevación de precios. Vamos a tener desorden, desequilibrio e incertidumbre que va a perjudicar al consumidor y al productor”.
Amenaza contra lecheros
Ante la inminente liberación arancelaria, el Frente Nacional de Productores Lecheros (FNPL) advierte que, junto con otras organizaciones campesinas, continuarán el cierre de la frontera con Estados Unidos.
Álvaro González Muñoz, dirigente del FNPL, asegura que en los 13 años que lleva de aplicarse el TLCAN, 200 mil ganaderos han dejado de comercializar leche fresca, porque no hay mercado. “Para los productores de leche, ya no es un riesgo”, considera.
“La apertura comercial llegó con prácticas de devastación que el gobierno ha permitido a unos cuantos industriales. Hace 10 años, en México se estaban importando 150 mil toneladas de leche en polvo anualmente y 10 mil toneladas de preparaciones alimenticias (leche en polvo combinada con suero).”
Con la aprobación de la Ley de los Impuestos Generales de Importación y de Exportación, vigente a partir del 18 de junio de 2007, en la que no se contempla la figura de preparaciones alimenticias, la combinación de leche con suero aumenta en su importación a 180 mil toneladas sin pagar arancel, lo que permite a los grandes empresarios incrementar su mercado.
Esta práctica, dice el dirigente del FNPL, “la utilizaron muchísimo los industriales para meter leche al país, obviamente en detrimento de ganaderos nacionales. De continuar con más acciones como ésta, advierte, vamos a desaparecer los 150 mil pequeños y medianos productores”.
Argelia Salinas Ontiveros, académica de la UNAM, concluye que el TLCAN no es sólo una cuestión comercial.
—No se trata solamente de dar salida a los excedentes de los productos agropecuarios. En un plano estratégico, aquél que provea de alimentos al resto del mundo poseerá la más afinada arma para influir en sus políticas internas.
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