Rehenes en Colombia
Clara Rojas y Consuelo González presentaron pruebas de vida de varios secuestrados
“Con más ímpetu vamos a seguir pugnando por las liberaciones”: Chávez
Calcula el gobierno que las FARC tienen a 745 cautivos, 45 de ellos políticos y militares
Pablo Moncayo, plagiado en 1997, entre los que lleva más tiempo en manos de los rebeldes
Ampliar la imagen Familiares y amigos de secuestrados por las FARC se manifestaron ayer en Bogotá para pedir la entrega del resto de los cautivos Foto: Ap
Caracas, 10 de enero. Poco después de que anunció aquí el operativo para liberar a las políticas colombianas Clara Rojas y Consuelo González de Perdomo, el presidente venezolano, Hugo Chávez, declaró que “vamos a seguir y ahora con más ímpetu, porque algunos jugaron al fracaso. Pero se demuestra que es posible la liberación. No podemos condenar a esas personas a que se pudran en la selva”.
Más tarde, cuando González y Rojas llegaron a la localidad de Santo Domingo, en territorio venezolano, Chávez declaró a Telesur que enviaba un saludo al líder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) Manuel Marulanda (Tirofijo), y a su par colombiano, Álvaro Uribe, con quien tuvo un intercambio de acusaciones en diciembre luego que el colombiano decidió prescindir de las gestiones de mediación iniciadas en agosto pasado.
En esa misma transmisión, el presidente ofreció a su par colombiano su auxilio, una vez más. “Uribe dijo: Chávez es una de las pocas personas en este mundo a la que las FARC le entregarían los rehenes”, recordó el venezolano, para luego rematar: “Pues úseme”.
Se estima que unas tres mil 100 personas perdieron su libertad en la última década, no sólo por acciones de las FARC y del Ejército de Liberación Nacional (ELN), sino también por paramilitares y grupos delictivos.
Un ambiente tenso y de intensa movilización de medios de información se produjo desde la madrugada de este jueves cuando se esperaba que dos helicópteros se internaran en la selva colombiana para recoger a las dos políticas. Las coordenadas recibidas por Chávez, en la víspera estaban marcadas sobre el departamento de Guaviare, una región del sur de Colombia que es frecuente escenario de combates entre soldados y guerrilleros, donde las principales rutas de transporte son fluviales y la vegetación y la lluvia son abundantes todo el año.
“No puede bajar la guardia, presidente. Los que quedaron (secuestrados en la selva) me mandan a decir eso, ese mensaje. Mil gracias presidente, nos está ayudando a volver a vivir”, dijo González al mandatario venezolano en una conversación telefónica difundida por la cadena Telesur, cuando todavía se encontraban en Guaviare, segundos después de despedirse emotivamente del comando guerrillero que las escoltó hasta el sitio de las coordendas.
Según un recuento de la Fundación País Libre, de 1996 a 2007 fueron privados de su libertad 23 mil 401 individuos, casi todos colombianos, pero también algunos extranjeros, entre los cuales ha habido 15 mexicanos (el último de ellos en 2003).
Antes de la liberación de González y Rojas, el gobierno calculaba que había 745 personas en poder de las FARC, 45 de los cuales son políticos y militares, canjeables por medio millar de guerrilleros presos.
Estadunidenses entre los canjeables
En ese grupo de canjeables hay también tres estadunidenses, Keith Stansell, Marc Gonsalves y Thomas Howes –contratistas de una empresa de servicios de seguridad, capturados en Caquetá, en febrero de 2003–, por quienes las FARC piden a cambio la liberación de guerrilleros encarcelados en Estados Unidos con cargos de narcotráfico.
En manos de la segunda fuerza guerrillera colombiana, el ELN, hay entre 300 y 500 personas, según las cifras del gobierno.
González era diputada por Guaviare en la Cámara baja de Colombia cuando fue secuestrada el 10 de septiembre de 2001, plagio que pasó inadvertido para los medios al registrarse al día siguiente los atentados contra las Torres Gemelas y el Pentágono en Estados Unidos.
Rojas era candidata a la vicepresidencia por un pequeño partido político, Verde Oxígeno, al lado de Ingrid Betancourt, aspirante presidencial. En un principio, las FARC ofrecieron su libertad a Rojas, pero ésta prefirió, en un acto de solidaridad, permanecer junto a Betancourt.
Betancourt y la ex diputada Gloria Polanco, que representaba al sureño departamento de Huila, son las dos mujeres que quedan en el grupo de canjeables.
Pese a las expectativas de que pronto más rehenes sean liberados por las FARC, la senadora Piedad Córdoba no mencionó hoy a Polanco en el grupo de personas de quienes los guerrilleros enviaron pruebas de vida durante el operativo de entrega de González y Rojas, en Guaviare.
“Son cartas y fotos muy bien selladas de Jorge Gechem Turbay, Gloria Leiva, Orlando Beltrán, Alan Jara, el coronel Mendieta y algunos otros que tienen que ver con agentes y soldados”, dijo Córdoba, quien junto a Chávez fungió como facilitadora de las gestiones de liberación de rehenes, entre agosto y noviembre.
Gechem fue secuestrado el 20 de febrero de 2002. El hecho llevó al entonces presidente Andrés Pastrana (1998-2002) a romper el proceso de paz que había iniciado con las FARC el 7 de enero de 1999.
Otros de los mencionados por la senadora Córdoba es el ex gobernador del sureño departamento de Meta, Alan Jara, quien fue privado de su libertad en 2001. También está en cautiverio el ex congresista Óscar Lizcano.
Los rehenes que más tiempo llevan en manos de las FARC son Pablo Emilio Moncayo, un oficial de policía –cuyo padre, el profesor Gustavo Moncayo, comenzó en noviembre pasado una caminata de Bogotá a Caracas en demanda de la liberación de los cautivos– y el militar José Libio Martínez, quienes fueron secuestrados en un ataque perpetrado por las FARC el 21 de diciembre de 1997 contra una instalación de comunicaciones, en el sur del país.
Con el proceso de negociación emprendido por Pastrana, el mandatario permitió a las FARC el control de la una zona de sabanas y selvas con una extensión de 42 mil kilómetros cuadrados.
Desde que asumió el poder en 2002, Uribe y las FARC han intercambiado propuestas de negociación de “canjes” o “intercambios humanitarios”, pero el punto de quiebre de las iniciativas vino cuando el mandatario argumentó que su mandato constitucional le impide “despejar” de militares y policías una zona del sur de Colombia, donde eventualmente se realizaría la negociación.
En 2005 Uribe aceptó un ofrecimiento de España, Francia y Suiza para negociar un intercambio humanitario, pero las FARC rechazaron la propuesta e insistieron en el despeje.
No obstante las desavenencias, algunos hechos abrieron en el último año la expectativa de un acuerdo humanitario mayor.
En junio pasado, a petición del presidente Nicolas Sarkozy, el mandatario colombiano autorizó por “razones de Estado” la excarcelación del llamado “canciller” de las FARC, Rodrigo Granda. Apenas seis meses antes, el 31 de diciembre de 2006, después de siete años de secuestro, había logrado fugarse Fernando Araújo, ex ministro de Desarrollo en un gobierno anterior al de Uribe. En febrero de 2007, el presidente le designó ministro de Relaciones Exteriores.
El más significativo esfuerzo de negociación de un acuerdo humanitario comenzó en agosto pasado cuando Uribe pidió a Chávez que sirviera de mediador.
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