Rehenes en Colombia
Más de 20 días duró el camino hacia la libertad de Clara Rojas y Consuelo González
Bombardeos casi frustran la entrega, relatan las liberadas de las FARC
Ambas piden al presidente Hugo Chávez continuar las gestiones para lograr la entrega de todos los cautivos
Fueron escoltadas por unos 20 guerrilleros
La senadora Piedad Córdoba las recibe en un paraje de la selva colombiana; “me sorprendió verlas en tan buen estado”, dice a La Jornada
Ampliar la imagen La ex senadora Consuelo González (extremo izquierdo), abraza a la legisladora colombiana Piedad Córdoba, mientras en el extremo derecho, Clara Rojas conversa con un hombre no identificado en el sitio donde ocurrió la liberación, un paraje del sureste de Colombia. La imagen fue tomada por la oficina de prensa del palacio de Miraflores, sede del gobierno venezolano Foto: Ap
Caracas, 10 de enero. El camino hacia la libertad de Clara Rojas y Consuelo González duró más de 20 días y estuvo sembrado de peligros que por poco impiden el rencuentro con sus familiares, dijo hoy la senadora colombiana Piedad Córdoba, quien recibió a las dos mujeres en un remoto paraje del suroriente de Colombia.
En declaraciones a La Jornada, la legisladora dijo que se sorprendió cuando las vió en tan buen estado de salud y admitió que en un principio no las reconoció. “Yo me imaginaba que recibiríamos a dos personas en lamentables estado y cuando las vi desde la ventanilla del helicóptero no podía creer que fueran ellas”, relató.
Tras los abrazos, los saludos y las despedidas, Córdoba hizo con ellas el trayecto desde el lugar de entrega hasta la localidad venezolana de Santo Domingo, y desde allí hasta Caracas, tiempo durante el cual ellas le narraron la odisea de sus últimos días en cautiverio. Según la senadora colombiana, el viaje de las dos mujeres con el pequeño grupo de unos 20 guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que las conducían a su libertad demoró unas tres semanas y se hizo en medio de sucesivos peligros, el mayor de ellos los bombardeos que realizaba la aviación del ejército colombiano sobre el área.
“Su relato me estremeció, pero también me dejó percibir a dos personas totalmente lúcidas, en buen estado de salud que eran capaces hasta de hacer bromas”, dijo Piedad Córdoba. De acuerdo con la senadora, las dos mujeres liberadas hoy pasaron angustiosos momentos cuando sintieron que los bombardeos y las operaciones militares en el área podían frustrar su regreso a la libertad.
Córdoba también reveló que las dos mujeres liberadas trajeron cartas de un grupo de secuestrados con los que compartían cautiverio en la profundidad de la selva amazónica. Entre ellos, dijo, se encuentran el senador Jorge Eduardo Gechem, la diputada Gloria Polanco, el legislador Orlando Beltrán y el ex gobernador del departamento del Meta, Alan Jara. También mencionó al coronel de la policía Luis Mendieta, quien este año cumple 10 años en poder de las Farc.
Tras viajar en helicópteros y aviones del gobierno venezolano, Clara Rojas y Consuelo González de Perdomo arribaron hacia las cuatro de la tarde al Palacio de Miraflores, donde fueron recibidas por el presidente venezolano, Hugo Chávez. Tras un breve y solemne acto en el patio de armas de la sede de gobierno, el mandatario se reunió con las recién liberadas y sus familiares. Un par de horas antes, los familiares se habían fundido en largos abrazos con Clara y Consuelo a su llegada al aeropuerto Simón Bolívar.
Según Córdoba, tanto Clara Rojas como Consuelo González de Perdomo le pidieron al presidente Chávez que continuara sus gestiones para la liberación de los demás cautivos. Perdomo le comunicó al presidente que las personas que habían quedado en la selva privadas de su libertad le pedían que no desmayara en sus esfuerzos ante las FARC y el gobierno colombiano.
En declaraciones a la radio colombiana minutos después de llegar a Caracas, Clara Rojas, quien tuvo un hijo en cautiverio, fruto de una relación con un guerrillero, narró que el parto se había complicado hasta el punto de poner en riesgo la vida del niño, ante lo cual los enfermeros de la guerrilla optaron por hacerle una cesárea en condiciones extremas. Relató que pasó 40 días en recuperación, durante los cuales una guerrillera hizo las veces de niñera.
Al caer la tarde, las liberadas y sus familiares se refugiaron en las habitaciones de un céntrico hotel de Caracas y anunciaron que mañana atenderán a la prensa.
El gobierno colombiano y la insurgencia han mantenido un largo pulso para la realización de un acuerdo que permita intercambiar guerrilleros presos en las cárceles del Estado por políticos y militares cautivos en la selva.
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