jueves, noviembre 1

De la misma madre, de la misma tierra
Fco. Javier Chaín Revuelta

Los maestros de Oaxaca están calificados como Maestros Valientes por su trabajo profesional en la educación indígena, por su enorme esfuerzo dentro de la gran lucha latinoamericana y la lucha mundial que sacude ya la dominación imperialista. La anterior emoción pudo escucharse (www.radiotriunfo.org) desde el teatro Macedonio Alcalá de la ciudad de Oaxaca (25/Oct/07) durante la apertura del Segundo Congreso Nacional de Educación Indígena e Intercultural.
El encuentro reúne muchos pueblos indígenas de todos los estados de este país llamado México, sumando también dignos embajadores de muchos otros pueblos indios de todas las regiones de América como Estados Unidos, Guatemala, Ecuador, Chile. Siendo los mexicanos mayoritariamente europeizados, agringados, monolingües y analfabetas en lenguas indígenas, esta nota debe transcribir al castellano la invitación que en lengua rarámuri hizo don Erasmo Palma a los participantes de este importante congreso “Cuidar lo nuestro, a aprender mucho a ser más hermanos. Somos de una sola madre, somos de una sola tierra. Vean a sus alumnos como si fueran sus propios hijos” Cabe señalar que don Erasmo Palma, además de excelente violinista, es Premio Nacional de Ciencias y Artes 2002. Señalemos (recordemos) que al norte de este país, en el sistema montañoso de la Sierra Madre Occidental, se asienta una de las etnias más puras y mejor conservadas de todo el continente americano: Los Rarámuris (“los de pies ligeros”) habitantes que descienden de la antigua cultura Paquimé.
Los observadores sociales más sólidos del mundo indican que América Latina se ha convertido en el lugar más emocionante del mundo. Después de quinientos años de ignominia, los países de esta área empiezan a moverse hacia un importante nivel de integración en vez de estar separados entre sí y dominados por poderes del imperialismo. La integración, sostienen, es una condición previa para lograr la independencia y la autodeterminación. Señalan que los países latinoamericanos están empezando seriamente a movilizarse para superar la verdadera maldición del continente, la de la enorme brecha, sin precedente en el mundo, entre una pequeña elite de enorme riqueza y una vasta masa de gente profundamente empobrecida, con correlaciones raciales y étnicas.
El papel de los pueblos indígenas ha sido especialmente impactante, han sido el sector más reprimido y marginado durante siglos, hasta en países donde son la mayoría de la población, pero finalmente se están organizando, exigiendo sus derechos y obteniendo logros extraordinarios, desde el Altiplano boliviano hasta el estado de Chiapas, Oaxaca y extendiéndose por otras regiones. La organización de los pueblos indígenas es un avance sumamente importante e impactante porque echa para atrás 500 años de historia miserable y fea, revitalizando las lenguas, las culturas y los conocimientos técnicos.
La vital presencia indígena es constante en este país y en determinados períodos se manifiesta con extraordinaria fuerza, mostrando esa inmensidad cultural que pocos pueblos poseen, manifestación inmensa en la que todo cristiano hace ofrenda y espera a todos esos huesos, calacas y calaveras de los habitantes de Mictlán que hacen, como cada año, otra amable visita de cortesía a todos sus familiares, amigos y hermanos, para recordarnos que todos somos indios. Como dice don Erasmo “Somos de una sola madre, somos de una misma tierra” fjchain@hotmail.com

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