DISCURSO DEL PRESIDENTE LEGITIMO DE MEXICO DURANTE EL ACTO DE PRESENTACION DE LOS INTEGRANTES DE SU GABINETE, EN EL TEATRO DE LA CIUDAD DE MÉXICO
Amigas y amigos:
Hoy iniciamos una nueva etapa en la difícil, pero necesaria lucha por la justicia, la libertad y la democracia verdadera en nuestro país.
Hace un momento se dio a conocer el Gabinete del Gobierno Legítimo de México. Este equipo de trabajo está integrado por seis hombres y seis mujeres con experiencia, profesionalismo y, sobre todo, con sensibilidad social. Son personas íntegras y forjadas en la convicción de que la política es un imperativo ético.
También me apoyará en mi desempeño como presidente legítimo, un grupo de consejeros, especialistas en los distintos campos de la vida pública. En esta tarea he invitado a colaborar y participarán Elenita Poniatowska, Rogelio Ramírez de la O, Federico Arreola, Ignacio Marván y José María Pérez Gay.
Muchos mexicanos, de buena o mala fe, amigos o adversarios, nos preguntan sobre lo qué hará el Gobierno Legítimo surgido de la Convención Nacional Democrática. La respuesta es relativamente sencilla: el Gobierno Legítimo tendrá como principales objetivos proteger al pueblo y defender el patrimonio de la Nación.
Se trata de salvaguardar los intereses de la gente, sobre todo de los mexicanos más pobres y de menores ingresos económicos, así como de defender los bienes nacionales ante la voracidad de una minoría rapaz que, a costa de lo que sea, pretende mantener el actual régimen autoritario de corrupción y privilegios.
La élite de poder que impera en México, dogmática y fundamentalista, está decidida a no permitir ninguna modificación a la política económica neoliberal; mucho menos admite que se proponga una mejor distribución del ingreso para enfrentar la monstruosa desigualdad social que se padece en el país.
Por eso fueron capaces de todo en el pasado proceso electoral. Sintieron que nuestro proyecto alternativo de nación y nuestra propuesta de establecer una nueva economía, una nueva forma de hacer política y una convivencia social, más justa y humanitaria, era toda una amenaza a sus intereses y decidieron cerrarnos el paso.
En esta especie de cruzada, usaron dinero a raudales, nos calumniaron, sometieron a jueces, magistrados y ministros; alinearon a dirigentes políticos que en otros tiempos defendieron causas populares, pero que ya se cansaron de pensar y de ser como eran; y envilecieron a periodistas, escritores e intelectuales.
No les importó destruir el incipiente avance de nuestra democracia; sacar a flote el clasismo y el racismo; acabar con la poca credibilidad de las instituciones y violar el orden constitucional. Prefirieron el fraude electoral, el golpe de Estado y el agravamiento de la crisis política, antes que permitir la transformación ordenada y pacífica de la vida pública de México.
Su codicia les impide aceptar que no puede haber gobernabilidad ni seguridad pública, ni tranquilidad, en un mar, en un océano de desigualdad. Se olvidan que la paz es fruto de la justicia.
Es una oligarquía neofascista a la que no le importan las carencias ni el sufrimiento del pueblo y cuya única misión es imponerse, aunque ello implique gobernar permanentemente con represión, intolerancia, temor e inestabilidad política.
Como es obvio, este proceder escueto, descarado y opresivo no se modificará en nada hacia adelante. Por el contrario, ahora todo se vale, ya se arrancaron la máscara y el cinismo engendra cinismo.
Cada vez es más clara su hipocresía. Los santurrones, los que hablaban de “buenas conciencias” y del “bien común”, se exhiben sin tapujos. Ahora, para dominar y tratar de aplastarnos, se alían con caciques, con líderes charros y con otros personajes de la política y del periodismo de la peor calaña.
Por eso, aunque se dicen demócratas, no vieron mal y avalaron el comportamiento del gobernador de Tabasco y de su camarilla, que en las pasadas elecciones secuestró, torturó, compró votos e impidió en la práctica el derecho a elegir.
Y en esta misma lógica, tampoco ven mal el acuerdo entre el PAN y las cúpulas del PRI, del PRIAN, de mantener a un gobernador antipopular, represor y siniestro como Ulises Ruiz, a costa de la vida y del sufrimiento del pueblo de Oaxaca.
Aquí hago un paréntesis para exigir el cese a la represión y el retiro de la Policía Federal Preventiva de Oaxaca. E insisto que la búsqueda de una solución a ese conflicto, pasa necesariamente por la desaparición de poderes y la convocatoria a elecciones. De cualquier manera, nosotros siempre vamos a respetar la decisión de los oaxaqueños. Les informo que el próximo martes 7 de noviembre, a las cinco de la tarde, nos volveremos a congregar en el Hemiciclo a Juárez, para seguir expresando nuestro apoyo al pueblo de Oaxaca.
En este ambiente enrarecido, de impunidad sin límites, nuestros adversarios piensan que nada los detendrá, que ahora sí será fácil llevar a cabo las llamadas “reformas estructurales”.
Están decididos a seguir desmantelando el régimen de protección social creado a partir de la Revolución Mexicana.
Piensan que podrán eliminar toda protección a los trabajadores y rebajar aún más los salarios con su llamada “reforma laboral”; que abrirán las fronteras de par en par para introducir maíz y frijol del extranjero y dar el golpe de gracia a millones de productores mexicanos. Que podrán cobrar IVA en medicinas y alimentos con su “reforma fiscal”, la cual, en esencia, significa más impuestos a los pobres y a las clases medias y mantener los privilegios fiscales para los potentados e influyentes.
Creen que pueden seguir aplicando una política educativa excluyente, que favorece a la educación privada y reduce los recursos a las instituciones públicas, dejando a miles de jóvenes sin oportunidad de estudiar.
Piensan que les será fácil terminar de enajenar bienes nacionales. Ya se frotan las manos porque creen que van a consumar la privatización de la industria eléctrica, del petróleo, del gas y que se van a quedar con el agua, los bosques, las costas, los manglares, e inclusive con las zonas arqueológicas y el patrimonio cultural de México.
Nada más que en esta lanzada reaccionaria, no están tomando en cuenta que somos millones los mexicanos, mujeres y hombres, que no nos vamos a dejar y que no vamos a permitir más regresiones y mucho menos la ignominia.
De ahí la importancia de haber constituido un Gobierno Legítimo. Ellos podrán contar con un gobierno espurio y con su presidente pepele, títere. Pero nosotros tendremos un gobierno verdaderamente del pueblo, para el pueblo y con el pueblo.
También conviene aclarar que no se trata de un gobierno testimonial, simbólico o, como suele pensarse, de “un gabinete de sombra”. Todo lo contrario, será un gobierno activo, reivindicador, propositivo que, de frente y a plena luz, defenderá lo mejor de México: su gente, sus bienes, sus recursos naturales, su historia y su patrimonio cultural.
Como gobierno utilizaremos todos los medios pacíficos para cumplir con esta responsabilidad histórica. Presentaremos iniciativas de ley a través de los legisladores, locales y federales del Frente Amplio Progresista.
Elaboraremos recomendaciones para proteger los intereses de las mayorías y el patrimonio nacional. Propondremos a los gobiernos municipales y estatales afines, políticas de desarrollo social en beneficio de los pobres. Y llamaremos a la movilización ciudadana cuando se intente consumar un retroceso en la vida pública del país, o cuando se ponga en riesgo cualquier conquista social, o cuando se cometa un atropello a los derechos humanos y políticos de los mexicanos.
La nuestra no será una Presidencia unipersonal ni de las élites políticas y económicas, será una Presidencia del pueblo que nace desde abajo.
La Presidencia de la República, en una democracia genuina, es la interpretación justa y cotidiana de los deseos y trabajos de la gente.
Por eso estoy convencido de que mi papel como presidente es hacer posible la organización, la convergencia y la unión, imprescindibles para realizar un proyecto nacional a favor de la mayoría de los mexicanos.
Queremos que el pueblo asuma las tareas de gobernar, esa es nuestra convicción democrática; y que el gobierno sea la expresión genuina de la voluntad de la gente.
El poder democrático surge cuando los ciudadanos actúan juntos y deciden libremente. En el mismo sentido, el Gobierno Legítimo ejercerá una Presidencia colectiva junto con el pueblo.
Se trata de crear en la práctica una red nacional de ciudadanos, con representación en todos los pueblos de México, para hacer valer el Proyecto Alternativo de Nación y transformar al país desde abajo y con la gente.
Para crear esta organización, a partir de mañana iniciaré un recorrido por todo el país, por los más de dos mil 500 municipios de México. Dándole sentido así al carácter itinerante de nuestro gobierno.
En los recorridos vamos a estar informando de manera directa a mujeres y hombres libres y de buena voluntad, interesados en trabajar por una Patria nueva y para todos.
Vamos a sumar voluntades y a integrar un directorio de millones de delegados de la Convención Nacional Democrática y de representantes del Gobierno Legítimo.
Vamos a crear una red de comunicación, a través de Internet y por otros medios, con pregoneros de nuestra causa en cada uno de los municipios del país.
Vamos a romper el cerco informativo que nos han impuesto los medios de comunicación, con honrosas excepciones.
Vamos a demostrarles a nuestros adversarios que pueden más la razón y la perseverancia, que la manipulación y la mentira.
Vamos también a recoger los sentimientos y los problemas de la gente; vamos a seguir escuchando al pueblo, porque la voz del pueblo, es la voz de la historia.
Es todo un desafío luchar en las actuales circunstancias, pero estamos dispuestos a seguir adelante, tenemos convicciones, entereza y hay mucho corazón en nuestro pueblo.
Se equivoca la derecha neofascista si piensa que detentará el poder hasta el año 2030. En nuestro país, el conservadurismo sólo ha podido prevalecer transitoriamente. Y siempre con resistencia popular. El pueblo de México tiene alma colectiva, libertaria y progresista.
Que se oiga bien y que se oiga lejos: la defensa de los intereses del pueblo y del patrimonio nacional no admite medias tintas o indefiniciones. Si nuestros adversarios no logran destruirnos políticamente, tendrán que aprender a respetarnos.
¡Viva la nueva República!
¡Viva el Gobierno Legítimo!
¡Viva el pueblo de México!
Muchas gracias.
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Amigas y amigos:
Hoy iniciamos una nueva etapa en la difícil, pero necesaria lucha por la justicia, la libertad y la democracia verdadera en nuestro país.
Hace un momento se dio a conocer el Gabinete del Gobierno Legítimo de México. Este equipo de trabajo está integrado por seis hombres y seis mujeres con experiencia, profesionalismo y, sobre todo, con sensibilidad social. Son personas íntegras y forjadas en la convicción de que la política es un imperativo ético.
También me apoyará en mi desempeño como presidente legítimo, un grupo de consejeros, especialistas en los distintos campos de la vida pública. En esta tarea he invitado a colaborar y participarán Elenita Poniatowska, Rogelio Ramírez de la O, Federico Arreola, Ignacio Marván y José María Pérez Gay.
Muchos mexicanos, de buena o mala fe, amigos o adversarios, nos preguntan sobre lo qué hará el Gobierno Legítimo surgido de la Convención Nacional Democrática. La respuesta es relativamente sencilla: el Gobierno Legítimo tendrá como principales objetivos proteger al pueblo y defender el patrimonio de la Nación.
Se trata de salvaguardar los intereses de la gente, sobre todo de los mexicanos más pobres y de menores ingresos económicos, así como de defender los bienes nacionales ante la voracidad de una minoría rapaz que, a costa de lo que sea, pretende mantener el actual régimen autoritario de corrupción y privilegios.
La élite de poder que impera en México, dogmática y fundamentalista, está decidida a no permitir ninguna modificación a la política económica neoliberal; mucho menos admite que se proponga una mejor distribución del ingreso para enfrentar la monstruosa desigualdad social que se padece en el país.
Por eso fueron capaces de todo en el pasado proceso electoral. Sintieron que nuestro proyecto alternativo de nación y nuestra propuesta de establecer una nueva economía, una nueva forma de hacer política y una convivencia social, más justa y humanitaria, era toda una amenaza a sus intereses y decidieron cerrarnos el paso.
En esta especie de cruzada, usaron dinero a raudales, nos calumniaron, sometieron a jueces, magistrados y ministros; alinearon a dirigentes políticos que en otros tiempos defendieron causas populares, pero que ya se cansaron de pensar y de ser como eran; y envilecieron a periodistas, escritores e intelectuales.
No les importó destruir el incipiente avance de nuestra democracia; sacar a flote el clasismo y el racismo; acabar con la poca credibilidad de las instituciones y violar el orden constitucional. Prefirieron el fraude electoral, el golpe de Estado y el agravamiento de la crisis política, antes que permitir la transformación ordenada y pacífica de la vida pública de México.
Su codicia les impide aceptar que no puede haber gobernabilidad ni seguridad pública, ni tranquilidad, en un mar, en un océano de desigualdad. Se olvidan que la paz es fruto de la justicia.
Es una oligarquía neofascista a la que no le importan las carencias ni el sufrimiento del pueblo y cuya única misión es imponerse, aunque ello implique gobernar permanentemente con represión, intolerancia, temor e inestabilidad política.
Como es obvio, este proceder escueto, descarado y opresivo no se modificará en nada hacia adelante. Por el contrario, ahora todo se vale, ya se arrancaron la máscara y el cinismo engendra cinismo.
Cada vez es más clara su hipocresía. Los santurrones, los que hablaban de “buenas conciencias” y del “bien común”, se exhiben sin tapujos. Ahora, para dominar y tratar de aplastarnos, se alían con caciques, con líderes charros y con otros personajes de la política y del periodismo de la peor calaña.
Por eso, aunque se dicen demócratas, no vieron mal y avalaron el comportamiento del gobernador de Tabasco y de su camarilla, que en las pasadas elecciones secuestró, torturó, compró votos e impidió en la práctica el derecho a elegir.
Y en esta misma lógica, tampoco ven mal el acuerdo entre el PAN y las cúpulas del PRI, del PRIAN, de mantener a un gobernador antipopular, represor y siniestro como Ulises Ruiz, a costa de la vida y del sufrimiento del pueblo de Oaxaca.
Aquí hago un paréntesis para exigir el cese a la represión y el retiro de la Policía Federal Preventiva de Oaxaca. E insisto que la búsqueda de una solución a ese conflicto, pasa necesariamente por la desaparición de poderes y la convocatoria a elecciones. De cualquier manera, nosotros siempre vamos a respetar la decisión de los oaxaqueños. Les informo que el próximo martes 7 de noviembre, a las cinco de la tarde, nos volveremos a congregar en el Hemiciclo a Juárez, para seguir expresando nuestro apoyo al pueblo de Oaxaca.
En este ambiente enrarecido, de impunidad sin límites, nuestros adversarios piensan que nada los detendrá, que ahora sí será fácil llevar a cabo las llamadas “reformas estructurales”.
Están decididos a seguir desmantelando el régimen de protección social creado a partir de la Revolución Mexicana.
Piensan que podrán eliminar toda protección a los trabajadores y rebajar aún más los salarios con su llamada “reforma laboral”; que abrirán las fronteras de par en par para introducir maíz y frijol del extranjero y dar el golpe de gracia a millones de productores mexicanos. Que podrán cobrar IVA en medicinas y alimentos con su “reforma fiscal”, la cual, en esencia, significa más impuestos a los pobres y a las clases medias y mantener los privilegios fiscales para los potentados e influyentes.
Creen que pueden seguir aplicando una política educativa excluyente, que favorece a la educación privada y reduce los recursos a las instituciones públicas, dejando a miles de jóvenes sin oportunidad de estudiar.
Piensan que les será fácil terminar de enajenar bienes nacionales. Ya se frotan las manos porque creen que van a consumar la privatización de la industria eléctrica, del petróleo, del gas y que se van a quedar con el agua, los bosques, las costas, los manglares, e inclusive con las zonas arqueológicas y el patrimonio cultural de México.
Nada más que en esta lanzada reaccionaria, no están tomando en cuenta que somos millones los mexicanos, mujeres y hombres, que no nos vamos a dejar y que no vamos a permitir más regresiones y mucho menos la ignominia.
De ahí la importancia de haber constituido un Gobierno Legítimo. Ellos podrán contar con un gobierno espurio y con su presidente pepele, títere. Pero nosotros tendremos un gobierno verdaderamente del pueblo, para el pueblo y con el pueblo.
También conviene aclarar que no se trata de un gobierno testimonial, simbólico o, como suele pensarse, de “un gabinete de sombra”. Todo lo contrario, será un gobierno activo, reivindicador, propositivo que, de frente y a plena luz, defenderá lo mejor de México: su gente, sus bienes, sus recursos naturales, su historia y su patrimonio cultural.
Como gobierno utilizaremos todos los medios pacíficos para cumplir con esta responsabilidad histórica. Presentaremos iniciativas de ley a través de los legisladores, locales y federales del Frente Amplio Progresista.
Elaboraremos recomendaciones para proteger los intereses de las mayorías y el patrimonio nacional. Propondremos a los gobiernos municipales y estatales afines, políticas de desarrollo social en beneficio de los pobres. Y llamaremos a la movilización ciudadana cuando se intente consumar un retroceso en la vida pública del país, o cuando se ponga en riesgo cualquier conquista social, o cuando se cometa un atropello a los derechos humanos y políticos de los mexicanos.
La nuestra no será una Presidencia unipersonal ni de las élites políticas y económicas, será una Presidencia del pueblo que nace desde abajo.
La Presidencia de la República, en una democracia genuina, es la interpretación justa y cotidiana de los deseos y trabajos de la gente.
Por eso estoy convencido de que mi papel como presidente es hacer posible la organización, la convergencia y la unión, imprescindibles para realizar un proyecto nacional a favor de la mayoría de los mexicanos.
Queremos que el pueblo asuma las tareas de gobernar, esa es nuestra convicción democrática; y que el gobierno sea la expresión genuina de la voluntad de la gente.
El poder democrático surge cuando los ciudadanos actúan juntos y deciden libremente. En el mismo sentido, el Gobierno Legítimo ejercerá una Presidencia colectiva junto con el pueblo.
Se trata de crear en la práctica una red nacional de ciudadanos, con representación en todos los pueblos de México, para hacer valer el Proyecto Alternativo de Nación y transformar al país desde abajo y con la gente.
Para crear esta organización, a partir de mañana iniciaré un recorrido por todo el país, por los más de dos mil 500 municipios de México. Dándole sentido así al carácter itinerante de nuestro gobierno.
En los recorridos vamos a estar informando de manera directa a mujeres y hombres libres y de buena voluntad, interesados en trabajar por una Patria nueva y para todos.
Vamos a sumar voluntades y a integrar un directorio de millones de delegados de la Convención Nacional Democrática y de representantes del Gobierno Legítimo.
Vamos a crear una red de comunicación, a través de Internet y por otros medios, con pregoneros de nuestra causa en cada uno de los municipios del país.
Vamos a romper el cerco informativo que nos han impuesto los medios de comunicación, con honrosas excepciones.
Vamos a demostrarles a nuestros adversarios que pueden más la razón y la perseverancia, que la manipulación y la mentira.
Vamos también a recoger los sentimientos y los problemas de la gente; vamos a seguir escuchando al pueblo, porque la voz del pueblo, es la voz de la historia.
Es todo un desafío luchar en las actuales circunstancias, pero estamos dispuestos a seguir adelante, tenemos convicciones, entereza y hay mucho corazón en nuestro pueblo.
Se equivoca la derecha neofascista si piensa que detentará el poder hasta el año 2030. En nuestro país, el conservadurismo sólo ha podido prevalecer transitoriamente. Y siempre con resistencia popular. El pueblo de México tiene alma colectiva, libertaria y progresista.
Que se oiga bien y que se oiga lejos: la defensa de los intereses del pueblo y del patrimonio nacional no admite medias tintas o indefiniciones. Si nuestros adversarios no logran destruirnos políticamente, tendrán que aprender a respetarnos.
¡Viva la nueva República!
¡Viva el Gobierno Legítimo!
¡Viva el pueblo de México!
Muchas gracias.
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