Vergonzosa derrotajorge carrasco araizaga
México, D.F., 3 de noviembre (apro).- La Policía Federal Preventiva (PFP), un cuerpo de militares destinado a funciones de seguridad pública, fue alcanzado por la crisis política que hereda el gobierno de Vicente Fox.A diferencia de otras crisis de fin de sexenio, dominadas por la inestabilidad económica, las complicaciones que deja Vicente Fox son de carácter político con peligrosos componentes violentos.La crisis social en Oaxaca, que ya no tiene que ver sólo con la permanencia o no del gobernador Ulises Ruiz, involucró ya a los militares, que tanto se resistieron –sobre todo en el Ejército– a verse implicados en un conflicto político.Fuera de la disposición que mostró la Marina para enfrentar directamente el conflicto, cuando entre fines de septiembre y principios de octubre realizó vuelos sobre las zonas controladas por la disidencia oaxaqueña, las Fuerzas Armadas mexicanas formalmente no son actores centrales en el conflicto, aunque han facilitado la logística para la llegada y desplazamiento de la PFP en Oaxaca.Por tener personal comisionado en la PFP, lo que le ocurra a ese cuerpo policiaco-militar afecta directamente al Ejército y la Marina.Por eso, la derrota que sufrió ayer a manos de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), lastimó lo que en las instituciones uniformadas se llama el “espíritu de cuerpo”.Las escenas de los militares metidos a policías derrotados en una batalla campal que se registró en las afueras de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, es la mejor muestra de cómo la incapacidad política del foxismo arrastró a las instituciones armadas.Incluso, oficialmente se reconoció que hubo más heridos de la policía que de la APPO.La “soldadesca gris”, como califica la guerrilla del Ejército Popular Revolucionario (EPR) a los elementos de la Federal Preventiva, fue vencida en las calles de Oaxaca y obligada a replegarse, en un golpe a quienes están formados en el orgullo militar.No se sugiere aquí, ni mucho menos, que para no sentir lastimado el orgullo militar la PFP hubiera salido a reprimir con fuego a los miembros de la APPO.Lo importante por decir es que la PFP, como elemento disuasivo, resultó un fracaso. Y no hubo ninguna novedad en ello, pues cuando el gobierno foxista decidió echar mano de ella, ya era demasiado tarde.La llegada de la PFP a Oaxaca, el domingo 28 de octubre, ocurrió mucho después de que la disidencia oaxaqueña se radicalizara y, de acuerdo con informes de inteligencia, fuera infiltrada tanto por el EPR como por otras organizaciones guerrilleras.El elemento disuasivo a esas alturas resultaba inoperante, como quedó comprobado en la primera semana de presencia de la Federal Preventiva, que por definición se trata de un cuerpo destinado a prevenir actos contra el orden social.Creada en el sexenio de Ernesto Zedillo y adscrita inicialmente a la Secretaría de Gobernación cuando estaba a cargo de Francisco Labastida, la PFP se integró con marinos y miembros del Ejército que fueron comisionados para enfrentar la creciente inseguridad pública en el país.Su propósito, dijeron entonces, era que esos militares capacitarían a civiles que los reemplazarían. No ocurrió así. Al contrario, se reforzó la presencia militar en ese cuerpo, que ha sido utilizado más como un recurso político que como un verdadero elemento disuasivo.Cuando Vicente Fox llegó a la presidencia de la República, el Congreso de la Unión le aprobó que la PFP saliera del ámbito de Gobernación y pasara a formar parte de la Secretaría de Seguridad Pública. La gestión de esa dependencia ha resultado desastrosa. Alejandro Gertz Manero se pasó casi cuatro años sin lograr una política de seguridad pública federal. Su sustituto, Ramón Martín Huerta murió en un sospechoso, o por lo menos no aclarado accidente aéreo. Y Eduardo Medina Mora, resultó el más improvisado de todos.Empresario que tuvo en suerte ser nombrado director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), pasó desde ese organismo a hacerse cargo de la seguridad pública federal.Para sus nuevas tareas se llevó del Cisen a dos subdirectores del organismo, Ardelio Vargas y Rafael Ríos, dos funcionarios que durante más de 20 años habían cumplido funciones de investigación policial civil, muy lejos de lo que significa la operación de un cuerpo uniformado.Medina Mora designó a Ardelio Vargas jefe del Estado Mayor de la PFP. Su inexperiencia en el terreno la pagó cara ayer, pues fue el responsable del estrepitoso fracaso. En línea de mando, el siguiente fue Medina Mora y así hasta llegar al propio Fox, pasando por el encargado de la política interior del país, el secretario de Gobernación, Carlos Abascal.A esta derrota se suma una preocupación mayor: que el conflicto siga escalando y, ante el fracaso de la disuasión, los militares se involucren ahora sí de forma directa.Comentarios: jcarrasco@proceso.com.mx
México, D.F., 3 de noviembre (apro).- La Policía Federal Preventiva (PFP), un cuerpo de militares destinado a funciones de seguridad pública, fue alcanzado por la crisis política que hereda el gobierno de Vicente Fox.A diferencia de otras crisis de fin de sexenio, dominadas por la inestabilidad económica, las complicaciones que deja Vicente Fox son de carácter político con peligrosos componentes violentos.La crisis social en Oaxaca, que ya no tiene que ver sólo con la permanencia o no del gobernador Ulises Ruiz, involucró ya a los militares, que tanto se resistieron –sobre todo en el Ejército– a verse implicados en un conflicto político.Fuera de la disposición que mostró la Marina para enfrentar directamente el conflicto, cuando entre fines de septiembre y principios de octubre realizó vuelos sobre las zonas controladas por la disidencia oaxaqueña, las Fuerzas Armadas mexicanas formalmente no son actores centrales en el conflicto, aunque han facilitado la logística para la llegada y desplazamiento de la PFP en Oaxaca.Por tener personal comisionado en la PFP, lo que le ocurra a ese cuerpo policiaco-militar afecta directamente al Ejército y la Marina.Por eso, la derrota que sufrió ayer a manos de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), lastimó lo que en las instituciones uniformadas se llama el “espíritu de cuerpo”.Las escenas de los militares metidos a policías derrotados en una batalla campal que se registró en las afueras de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, es la mejor muestra de cómo la incapacidad política del foxismo arrastró a las instituciones armadas.Incluso, oficialmente se reconoció que hubo más heridos de la policía que de la APPO.La “soldadesca gris”, como califica la guerrilla del Ejército Popular Revolucionario (EPR) a los elementos de la Federal Preventiva, fue vencida en las calles de Oaxaca y obligada a replegarse, en un golpe a quienes están formados en el orgullo militar.No se sugiere aquí, ni mucho menos, que para no sentir lastimado el orgullo militar la PFP hubiera salido a reprimir con fuego a los miembros de la APPO.Lo importante por decir es que la PFP, como elemento disuasivo, resultó un fracaso. Y no hubo ninguna novedad en ello, pues cuando el gobierno foxista decidió echar mano de ella, ya era demasiado tarde.La llegada de la PFP a Oaxaca, el domingo 28 de octubre, ocurrió mucho después de que la disidencia oaxaqueña se radicalizara y, de acuerdo con informes de inteligencia, fuera infiltrada tanto por el EPR como por otras organizaciones guerrilleras.El elemento disuasivo a esas alturas resultaba inoperante, como quedó comprobado en la primera semana de presencia de la Federal Preventiva, que por definición se trata de un cuerpo destinado a prevenir actos contra el orden social.Creada en el sexenio de Ernesto Zedillo y adscrita inicialmente a la Secretaría de Gobernación cuando estaba a cargo de Francisco Labastida, la PFP se integró con marinos y miembros del Ejército que fueron comisionados para enfrentar la creciente inseguridad pública en el país.Su propósito, dijeron entonces, era que esos militares capacitarían a civiles que los reemplazarían. No ocurrió así. Al contrario, se reforzó la presencia militar en ese cuerpo, que ha sido utilizado más como un recurso político que como un verdadero elemento disuasivo.Cuando Vicente Fox llegó a la presidencia de la República, el Congreso de la Unión le aprobó que la PFP saliera del ámbito de Gobernación y pasara a formar parte de la Secretaría de Seguridad Pública. La gestión de esa dependencia ha resultado desastrosa. Alejandro Gertz Manero se pasó casi cuatro años sin lograr una política de seguridad pública federal. Su sustituto, Ramón Martín Huerta murió en un sospechoso, o por lo menos no aclarado accidente aéreo. Y Eduardo Medina Mora, resultó el más improvisado de todos.Empresario que tuvo en suerte ser nombrado director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), pasó desde ese organismo a hacerse cargo de la seguridad pública federal.Para sus nuevas tareas se llevó del Cisen a dos subdirectores del organismo, Ardelio Vargas y Rafael Ríos, dos funcionarios que durante más de 20 años habían cumplido funciones de investigación policial civil, muy lejos de lo que significa la operación de un cuerpo uniformado.Medina Mora designó a Ardelio Vargas jefe del Estado Mayor de la PFP. Su inexperiencia en el terreno la pagó cara ayer, pues fue el responsable del estrepitoso fracaso. En línea de mando, el siguiente fue Medina Mora y así hasta llegar al propio Fox, pasando por el encargado de la política interior del país, el secretario de Gobernación, Carlos Abascal.A esta derrota se suma una preocupación mayor: que el conflicto siga escalando y, ante el fracaso de la disuasión, los militares se involucren ahora sí de forma directa.Comentarios: jcarrasco@proceso.com.mx
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