domingo, octubre 14

Revolución de cuello blanco o azul
Fco. Javier Chaín Revuelta

Uno debe preguntarse si la destructiva coexistencia competitiva entre socialismo y capitalismo, que identifica la época, no es obstáculo insuperable para la emergencia del socialismo como una sociedad cualitativamente diferente. ¿No frena esta coexistencia competitiva la transición hacia una sociedad libre, hacia una sociedad con nuevos objetivos y nuevas aspiraciones?

Esta coexistencia de capitalismo y socialismo no puede subestimarse, no puede olvidarse, no puede dejarse fuera de cualquier consideración que tienda a construir la sociedad nueva. Tenemos que preguntar si esta competencia destructiva (agravada por la ventaja que llevan las sociedades capitalistas) puede ser rota de alguna manera. La nota puede sugerir que esa posibilidad reside en una visión diferente del socialismo y en una práctica que luche por trasladar esa visión a la realidad. Los acontecimientos del movimiento estudiantil de 1968 y los realizados por el pensamiento de vanguardia hasta el presente han mostrado que la esperanza de la sociedad libre no es completamente utópica.

En la discusión sobre la conformación de la nueva sociedad libre los que tienen que hablar son los jóvenes, los estudiantes no enajenados tienen mucho que decir, ellos son los que se autocuestionan sobre quien es el “sujeto revolucionario” de hoy.

Las tentativas definitorias del sujeto revolucionario pasan por decir que “es esa clase o grupo que, en virtud de su función y posición en la sociedad, se halla en la necesidad vital y es capaz de arriesgar lo que tienen y lo que pueden alcanzar dentro del sistema establecido con el objetivo de remplazar este sistema -un cambio radical que por supuesto implica la destrucción, la abolición del sistema existente” Lo anterior implica que la clase o grupo referida debe tener la necesidad vital de hacer la revolución, y debe ser capaz de al menos iniciar tal revolución, si no le es posible llevarla al final.

Quien use esta noción de sujeto revolucionario, tendrá que decir que la revolución sin la
clase trabajadora es todavía inimaginable. Nadie puede pensar en ningún país técnicamente avanzado donde una revolución pueda ser llevada a cabo sin las clases trabajadoras industriales. Por otro lado, precisamente en los países más avanzados del mundo capitalista, la mayoría de las clases trabajadoras no tienen la necesidad vital de hacer la revolución, no la desean y, de forma bastante comprensible, no desean arriesgar lo que tienen a cambio de un sistema social completamente diferente.

La tradición marxista distingue entre el sujeto revolucionario por sí o en sí, y el sujeto revolucionario para sí. Las clases trabajadoras en los países industriales avanzados son, por sí mismas, todavía el sujeto revolucionario mientras mantengan la posición central y básica en el proceso de producción, el cual son capaces de detener o redirigir. Esta nota (observe usted) cita el factor temporal (“mientras”) en vista de las transformaciones decisivas del capitalismo de hoy: El declive del número de trabajadores de cuello azul en proporción a los trabajadores de cuello blanco. fjchain@hotmail.com

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