domingo, octubre 14

Sociedad actual
Fco. Javier Chaín Revuelta

Cada vez más la producción tiende hacia la automatización, y por tanto, un número creciente de trabajadores no calificados o menos calificados dejan de ser elementos necesarios en el proceso productivo, y más débil se hace el papel de las antiguas clases trabajadoras en este proceso. Pero el estado actual de la automatización está todavía lejos, incluso en los Estados Unidos, del punto en el que esta tendencia elimine definitivamente a los trabajadores no calificados.

Pero, a pesar de que actualmente las clases trabajadoras industriales poseen todavía la capacidad de detener (huelga general) y redirigir el proceso de producción (toma del poder), aun con estas capacidades, los trabajadores industriales no son todavía los sujetos revolucionarios que lleven a la sociedad a mejores estadios. No tienen la conciencia política y de clase necesaria para ser la fuerza decisiva en un proceso revolucionario. Y no poseen esta conciencia política y de clase porque están en gran medida integrados en el sistema capitalista, integrados no sólo en virtud de la dinámica del propio proceso de trabajo, sino además porque comparten, en gran medida, las necesidades y metas del sistema capitalista.

Toda crítica (costumbre de estas notas) a la sociedad que se padece no puede desatender y minimizar el hecho de que hoy, en gran medida, las clases trabajadoras, incluso en los países industriales avanzados, son no sólo una clase en el sistema capitalista, sino que son además una clase y parte del sistema capitalista. Ellos mismo reprimen o son forzados a reprimir su propia situación, sus propias necesidades reales, sus propios intereses reales; y, en este sentido, piensan y sienten y actúan en términos del sistema de dominación y represión.

Existe, claro está, la posibilidad de que la parte no-enajenada de la clase trabajadora, pudiera lograr conciencia política y de clase para acentuar el potencial revolucionario de los demás trabajadores. Un partido revolucionario podría lograr la comprensión del hecho de que las clases trabajadoras, incluidos lo de mejor nivel de vida, viven bajo condiciones intolerables, que existen condiciones infames de empobrecimiento y miseria. La llamada sociedad opulenta, la llamada sociedad de consumo es intolerable por su agresividad, su despilfarro, su brutalidad, su hipocresía. Es intolerable por la manera en que perpetúa formas obsoletas de la lucha por la existencia, por la manera en la que perpetúa la pobreza y la explotación, las condiciones inhumanas de trabajo con todo tipo de aceleración y de supervisión opresivas, frente a las posibilidades de la automatización auténtica. Es intolerable por la manera en la que extiende la forma mercancía de las cosas y los hombres por toda la sociedad en todas sus dimensiones.

Estas condiciones intolerables existen, pero no han generado la conciencia política y la necesidad vital de un cambio radical. No existe un partido revolucionario que tenga la función de desarrollar esta conciencia y esta praxis políticas. Por el contrario, todos los partidos existentes de la región y país, demuestran pertenecer y ser parte del sistema capitalista que se padece, han demostrado ampliamente sus tendencias conservadoras y opresoras, y de estar al servicio del poder brutal que somete y reprime personas y pueblos. fjchain@hotmail.com

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