Dicta EU política militar a México
Durante el gobierno de Felipe Calderón se incrementa la presión de Estados Unidos para que el Ejército Mexicano “colabore” en la preservación de la “seguridad” y el combate al “terrorismo”. El protagonismo de las fuerzas armadas mexicanas en la “guerra” contra el narcotráfico podría tener como origen las políticas de seguridad hemisféricas dictadas por el Pentágono
Mauricio Laguna
El gobierno de Estados Unidos está alentando la intervención de fuerzas militares para desarrollar nuevas misiones internas –incluyendo funciones de corte policial antidrogas–, como parte de una reestructuración regional, revela un análisis de la organización civil Latin American Working Group (LAWG).
La estrategia descrita coincide con lo reportado en el Primer Informe de Gobierno de Felipe Calderón, que en materia de seguridad nacional destaca estadísticas de operativos y compra de armamento; “colaboración internacional” en materia de seguridad hemisférica; detenciones y extradiciones; decomiso de armas; incorporación de tropas en acciones de seguridad pública; operativos de vigilancia en zonas de desastre; ascensos y aumento salarial al personal militar, y destrucción de plantíos de enervantes.
Además, el gobierno de George Bush ha entregado equipo de alta tecnología para los cuerpos policiacos y pertrechos para las fuerzas armadas mexicanas, y ha presionado al gobierno calderonista para que se incrementen los operativos “contra el terrorismo”.
De acuerdo con el documento Tendencias de los Programas Militares estadounidenses para América Latina, hecho por LAWG y fechado en marzo de 2006, de 2004 a 2005 fueron entrenados mediante programas de capacitación militar 237 efectivos del Ejército Mexicano.
Basado en datos del Departamento de Defensa de Estados Unidos, el estudio descubre que el Pentágono ha incrementado su gasto de capacitación para los militares mexicanos al pasar de 12 mil dólares en 2003, a 479 mil en 2004 y 450 mil en 2005.
No obstante, el organismo proyecta que para 2006 la cifra sería inferior a las registradas y quedaría en 375 mil dólares. Advierte que esta situación prevalecería en 2007 y que podría incrementarse durante el último año de gobierno del presidente estadunidense George Bush.
Los datos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) referentes a los cursos recibidos en el extranjero por oficiales mexicanos en 2003 y 2004, indican que en el periodo señalado por el Departamento de Defensa de Estados Unidos –citados por LAWG– sólo 173 efectivos fueron capacitados en ese país. En 2004, 58 militares mexicanos recibieron diversos cursos en Estados Unidos, mientras que en 2003 la cifra fue de 115 elementos.
Entre 1995 y 2005 la Sedena envió al extranjero, principalmente hacia Estados Unidos, a 3 mil 147 elementos, según sus propias cifras consignadas en el informe “Cursos Realizados en el Extranjero”. La Defensa Nacional indica que 2005 es el año en el que menos militares han sido capacitados. Por el contrario, 1997 ha sido el año en el que se han enviado más efectivos: 614.
Cambios y ascensos
El Informe de Labores 2007 de la Secretaría de la Defensa Nacional –en el apartado sobre las acciones para preservar la seguridad nacional– señala que los operativos castrenses tuvieron como fin inhibir el “uso del territorio nacional” para el tráfico de drogas, sicotrópicos, precursores químicos y químicos esenciales.
El documento señala que la “efectividad de las operaciones”, desde el inicio del sexenio, se debe a que la Sedena otorga “más libertad de acción” a los comandantes de los mandos territoriales, para planear y conducir las operaciones de acuerdo con su problemática particular en sus respectivas jurisdicciones.
El reporte asegura que la medida ha mejorado el empleo de recursos, pues se ha evitado que las tareas se dupliquen o sobrepongan, además de que se ha logrado una mejor coordinación con autoridades de los tres órganos de gobierno para la intercepción de cargamentos y erradicación de plantíos ilícitos.
También explica que la reestructuración de mandos ha logrado que los elementos tengan más convivencia social y familiar, debido a que desempeñan sus operaciones en tiempos establecidos de manera previa, lo que permite “elevar la moral de las tropas y beneficia de manera considerable los resultados de las operaciones”.
Respecto de la reestructuración interna, indica que el pasado 19 de noviembre se realizó el mayor número de ascensos, 127, con grado inmediato a generales, coroneles y tenientes coroneles del Ejército y Fuerza Aérea de México, cifra récord durante un inicio de sexenio.
Además, dentro de la selección y promoción general correspondiente a 2007, ascendieron en las diferentes armas y servicios del Ejército y Fuerza Aérea 133 mayores; 168 capitanes primeros; 209 capitanes segundos; 288 tenientes, y 406 subtenientes.
En un recuento de operaciones de la misma dependencia se indica que, desde el inicio de la presente administración, la Sedena ha desplegado un promedio mensual de 47 mil 723 elementos, para actividades de combate al narcotráfico, con el fin de “minar la base económica de los narcotraficantes”.
Las acciones desarrolladas, según la propia Sedena, evitaron que las organizaciones criminales obtuvieran ganancias de más de 38 mil millones de pesos, al desarticular sus estructuras y evitar que comercializaran más de 756 millones de dosis de diferentes drogas.
La Secretaría destaca los “resultados” de las operaciones conjuntas impulsadas por el gobierno federal, como Michoacán I y II; Sierra Madre I y II; Nuevo León-Tamaulipas; Tijuana; Guerrero; Caribe 07, y Veracruz, éstas dos últimas en conjunción con la Armada de México.
El documento indica que, como parte de la Directiva para el Combate Integral al Narcotráfico 2007-2012, el Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos también desarrollaron las operaciones permanentes denominadas Jalisco y Oaxaca, en las cuales se desplegaron 42 mil 940 elementos militares, 2 mil 90 vehículos y 180 aeronaves.
Para las labores en contra del narcotráfico se tiene una red mensual promedio de 252 puestos de control (retenes), además se llevan a cabo acciones de vigilancia y patrullaje en los espacios terrestre, aéreo y anfibio de todo el territorio nacional.
La Fuerza de Tarea de Alto Impacto fue enviada a Nuevo León y Tamaulipas, así como una Fuerza de Tarea Conjunta, conformada por el Ejército, Fuerza Aérea y la Armada de México, al área de la península de Yucatán.
En el documento también se encuentra un breve análisis signado por Felipe Calderón en noviembre de 2007. El presidente resalta la ausencia de posibilidades para que un civil pueda ser designado secretario de la Defensa Nacional en un futuro inmediato; pues, considera, “las acciones realizadas por la Fuerzas Armadas pueden politizarse o cuestionarse por parte de la oposición según la filiación partidista del titular del ramo”.
El documento de tres cuartillas también destaca que “existen pocos cuadros políticos (civiles) con conocimientos especializados referentes a defensa y seguridad nacional que puedan integrarse a una posible estructura unificada de defensa donde tengan cabida los civiles (…), ya que el descrédito de la clase política mexicana puede afectar la imagen institucional forjada por las fuerzas armadas”.
Sumas sin propuestas
Un recuento del secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, indica que el total de las mil 333 corporaciones policiacas del país (fiscal, forestal, preventiva, estatales y municipal) agrupa más de 450 mil miembros. A éstos se suman los 240 mil miembros de las fuerzas armadas. Así, alrededor de 690 mil efectivos integran el aparato del Estado en términos de control interno.
Julio Guerrero Huerta, especialista en seguridad nacional, detalla que la militarización “es regional”, porque la cobertura geográfica comprende aquellos estados con alta tensión política, como Sinaloa, Tamaulipas, Oaxaca, Guerrero, Hidalgo, Veracruz, Morelos y Chiapas, donde además hay una presencia guerrillera o de narcotráfico evidente.
Destaca que coinciden el narcotráfico, la pobreza y la guerrilla en más de uno de estos estados; es decir, también está la presencia de las fuerzas armadas en los municipios con mayor pobreza.
Militarización de las policías
José Luis Piñeyro, sociólogo y especialista en seguridad nacional, explica que desde 1999 se realizó una transferencia masiva de tropas y oficiales medios a la Policía Federal Preventiva. Actualmente se calcula que hay más de 20 mil policías militares en los organismos de seguridad pública.
Considera que en el país se desarrolla una militarización parcial, que ha implicado un aumento del presupuesto militar y de efectivos militares. El presupuesto de la Sedena para 2007 es de 32 mil 296 millones 500 mil pesos, cantidad superior a la de entidades de salud o de educación en un país con una población de 104 millones de habitantes.
El doctor en sociología e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana dice que el militarismo se ha establecido en países desarrollados que poseen tres características básicas: un complejo científico tecnológico especializado; una amplia industria militar considerable, y rubros presupuestales altos para mantener las dos anteriores.
Expone que en México no existe una industria militar: “No tenemos una comunidad científica tecnológica que pueda asemejarse a la de Estados Unidos, y tampoco hay rubros presupuestales; sin embargo, puede darse una militarización económica no de tipo clásico”.
Detalla que en este caso, como ha sucedido en algunos países de América Latina, hay un aumento desproporcionado del presupuesto militar para compras excesivas de armamento, además de la incorporación masiva de efectivos militares en todos los puestos del gobierno del Estado.
Hasta hoy, en términos formales y públicos, el discurso militar es reivindicar la supeditación absoluta del carácter institucional y apolítico de las fuerzas armadas y mantener lealtad al Estado y sus instituciones.
El investigador Julio Guerrero Huerta asegura que durante 2007 más de mil personas fueron detenidas de manera arbitraria por el Ejército: “Los organismos no gubernamentales tienen ubicadas a esas personas como presos políticos o presos de conciencia por realizar protesta social. Esta tarea de inteligencia y represión ahora es trabajo del Cuerpo Especial del Ejército y Fuerza Aérea (o Cuerpo de Fuerzas de Apoyo Federal), el nuevo grupo de élite que cuenta con mil 884 efectivos y que es el grupo de reacción interna comprometido en el Plan México del gobierno estadunidense”.
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