La barrera de silencio que rodea el caso del jet Grumman Golf Stream II vinculado a la CIA, que se estalló cerca de Cancún hace unos días con un cargamento de 6 toneladas de cocaína y de heroína, parece confirmar las peores sospechas. El mutismo repentino de la prensa norteamericana sobre el caso, después del anuncio del acontecimiento, también lleva a buscar similitudes entre este caso y el de Ilopango, El Salvador, que estremeció al régimen Reagan.
Transcurridos diez días del evento, mientras la inteligencia militar, encargada de la investigación, se abstiene del menor comentario, no se sabe gran cosa del presunto piloto de la aeronave; se ignora la suerte del dueño de este jet privado; no se sabe mucho de los dueños anteriores y hasta la camioneta usada por dos fugitivos no proporciona índices sobre la identidad de los verdaderos autores de la operación.
Y nada se ha revelado de las causas exactas del misterioso “accidente” ocurrido en las lomas del municipio de Tixkokob.
El Grumman, con matrícula estadounidense N987SA, aparece en las listas de vuelos secretos de la CIA establecidas por una comisión de la Unión Europea, del 2003 hasta el 2005, y el diario mexicano ¡Por Esto! afirma que la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos utilizó el avión en cuatro ocasiones, en los últimos meses, para realizar enlaces entre el campo de interrogatorio de Guantanamo y paises involucrados en operaciones estadounidenses llamada de rendición.
El 8 de mayo 1985, la oficina de George Bush padre, entonces vicepresidente, era alertada por el agente CIA cubanoamericano Félix Rodríguez de que un aparato C-123 habia sido derribado por las fuerzas armadas nicaragüenses. En las horas siguientes, el piloto, Eugene Hassenfus, confesaba trabajar para la CIA, bajo las órdenes de Luis Posada Carriles alias Ramón Medina. Hubo que esperar años antes de que se confirmara, gracias al reportero norteamericano Gary Webb, que Rodriguez y Posada manejaban, desde la base aérea salvadoreña, operaciones de trafico de armas contra cocaína a favor de la Contra nicaragüense.
CANCUN, TERRENO DE JUEGO DE LOS NARCOS
Mientras familiares de Maximiliano Reina Mola, 43 años, velaban en una funeraria La Habana su cadáver repatriado, investigadores de la policía mexicana intentaban esclarecer, en Cancún, las circunstancias del asesinato de esta última victima de la guerra entre las pandillas que se dedican al tráfico de personas.
El jugoso negocio es la nueva mina de oro de los narcos implantados en Quintana Roo por ser más ventajoso que el propio trafico de droga, severamente sancionado por las leyes, y en el cual se pierde a menudo… la mercancía.
Mientras las leyes norteamericanas pretenden castigar duramente a los traficantes de droga, la Ley de Ajuste cubano, cínicamente mantenida por la administración federal norteamericana, alienta el trafico de personas que beneficia, en gran parte, a los cómplices mafiosos de Miami del actual inquilino de la Casa Blanca.
Por otro lado, se cuenta en Cancún que desde poco se venden en 500 dólares, en Cancún, piezas de identidad cubanas falsificadas que emigrantes de distintas nacionalidades latinoamericanas utilizan luego para burlarse de las autoridades migratorias norteamericanas y de sus nuevas medidas destinadas a garantizar la seguridad nacional frente al terrorismo.
Al presentarse en los distintos puestos fronterizos, al norte de Monterrey, se identifican como “cubanos” y reciben de inmediato los amplios beneficios otorgados por la Ley de Ajuste que se niegan a las demás nacionalidades.
Por otro lado, se reporta que traficantes mantienen secuestrados en casas de seguridad de Cancún y sus alrededores a sus víctimas hasta recibir el pago de su transporte. En el caso donde no aparece el pago, los emigrantes (de varias procedencias) se ven forzados a trabajar en puestos mal pagados de la industria del turismo, de cómplice de los lancheros en sus actividades criminales o de “narcomenudista”, hasta liquidar su deuda.
Otros casos, donde el endeudado intenta escapar a la red criminal, se terminan por la eliminación física del “cliente”.
CRECE LA INSEGURIDAD CIUDADANA
El accidente del Grumman y la ola de violencia ocurrida últimamente en la más famosa ciudad balnearia de México ha provocado un clima de nerviosidad entre los hoteleros que han solicitado de las autoridades nuevas medidas de seguridad para proteger la reputación de Cancún y sus inversiones.
Muchos se asombran que el trafico de personas florezca a la vista de todos.
El asesinato de Reina Mola, en plena zona turística, surgió mientras la Policía Federal Preventiva (PFP) enviaba 150 efectivos en la ciudad después de recibir amenazas de los Zetas, una pandilla narco asociada a la mafia cubanoamericana.
La inseguridad en el balneario empezó hace un año inició con la ejecución del jefe del Estado Mayor Municipal, Wilfrido Flores. Prosiguió con atentados contra periódicos, el asesinato del subdelegado de la Procuraduría General de la República (PGR), Sam Rodríguez, y 27 otros asesinatos vinculados al crimen organizado.
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