miércoles, julio 25

Amor criollo

Fco. Javier Chaín Revuelta

El Dos de Mayo de 1808 no fue la revolución de los españoles contra el ocupante francés, sino la del pueblo español contra los miembros de la Administración por su miedo, indiferencia o interés en aceptar a los invasores. La represión de Murat es cruel y sus objetivos controlar la administración, fusilar rebeldes y afirmarse de gobernante. Grouchy preside la sentencia a muerte de los apresados y son “arcabuceados”. El Consejo de Castilla publica una proclama en la que se declara ilícita cualquier reunión en sitios públicos. Militares españoles colaboran en la represión y las clases pudientes parecen preferir el triunfo de las armas de Murat (Priant) antes que el de los patriotas (oaxapos), compuestos únicamente de las clases populares. A nadie sorprende que Fernando VII, Napoleón, Murat, Grouchy, Calderón, Ulises o cualesquiera otros pudientes, antiguos o contemporáneos, sean igualitos aunque vistan diferente color. Lo inaudito sería que tuvieran intereses diferentes o que fueran empleados, obreros, campesinos, indígenas o del populacho. A nadie sorprende tampoco el lógico desenlace, la sangre derramada no hace sino inflamar los ánimos de los españoles y dar la señal de comienzo de la lucha en toda España contra los pudientes y las tropas invasoras.

El problema que llevará a la independencia de la Nueva España y de toda América Latina debe reubicarse en el escenario europeo y remite, por lo tanto, a una causa externa. La invasión de España por Napoleón en 1808 cierra una etapa y abre otra, marca el fin de la potencia española y el inicio del proceso de transición de todo el mundo hispánico al liberalismo. Las mismas revoluciones de la época (francesa y norteamericana) empezaron con una reapropiación colectiva de la soberanía, acto de rebelión contra los “despotismos”, que impuso a los protagonistas el grave problema de determinar como y donde depositarla misma soberanía. Pero en España la reunión de las Cortes de Cádiz no fue una respuesta al despotismo, sino una recuperación de la soberanía de la que habían hecho uso las juntas territoriales, con la consecuencia de su fragmentación. Los acontecimientos de 1808-1812 se dieron gracias a la voluntad de reconstruir una unidad que se había perdido con la entrega de la corona al emperador de los gringos, digo, de los franceses.

España buscará, durante la segunda mitad del siglo XVIII, hacer de América Latina una verdadera colonia, dependiendo directamente de la metrópoli, y poner fin a aquellos autogobiernos informales que el monopolio de los cargos venales había asegurado a los criollos. Esto dará origen a una fractura entre el Estado y los territorios coloniales; es decir, el renovado aparato administrativo español no logrará realizar el objetivo principal de las reformas, que era conseguir un control político más eficaz sobre el territorio. Todo esto favorecerá una expansión de la libertad criolla y un reforzamiento de su poder, que se redefinirá con las reformas de acuerdo con las nuevas situaciones creadas mediante la ocupación de los cargos, los criollos se fortalecen en el nivel de las instituciones territoriales, como cabildos y milicias militares. Es de ver, aun en estos días, esa gran tradición criolla por los cargos en el actual Imperio Mexicano. La lucha ya no es entre españoles y criollos, sino sólo entre criollos. No es broma que un criollo se disfrace de criollo y otro criollo de ello se sorprenda. Lo inaudito es que se consideren diferentes cuando son igualitos. fjchain@hotmail.com

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