Especialistas advirtieron hace 7 años sobre un nuevo desastre en Tabasco |
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Las autoridades no aprendieron la lección; el futuro lo están fincando en los errores del pasado”, ahora las inundaciones tienen en un inmenso pánico a todo el estado. (Foto:Pericles) |
JUAN MANUEL DIEGO
En un articulo publicado en La Jornada el 28 de febrero del 2000 relacionado con las inundaciones de un año antes, el especialista en temas ambientales Iván Restrepo había advertido que si las autoridades oficiales no tomaban las acciones necesarias para prevenir este tipo de situaciones, el desastre podría volver a repetirse. Y no se equivocó, pues apenas siete años después, Tabasco permanece inmerso en una de las peores tragedias de su historia, con el 70 por ciento de sus habitantes entre el agua y la advertencia del propio gobernador Andrés Granier Melo en torno a que lo peor está por venir.
“Como luego de las tragedias viene el olvido, no nos sorprendamos si las ciudades de Tabasco y áreas agrícolas sufren nuevamente la venganza de la naturaleza agredida por el hombre”, había señalado en su articulo quien el 4 de diciembre del 2005 fue galardonado con el Premio de Periodismo Ambiental en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
Tras las inundaciones que sufrió la entidad en 1999, y que ya están siendo comparadas con situación actual, Restrepo escribió en La Jornada: “Ahora reconstruyen a un alto costo social y económico. Pero lo que se perdió y lo que se gastará en la rehabilitación no será suficiente, mientras persiste el peligro de nuevas inundaciones. Muchísimo menos habría costado conservar los recursos naturales, hacer las cosas bien. Más todo indica que las autoridades no aprendieron la lección; el futuro lo están fincando en los errores del pasado”.
Calificó de “necedad” responsabilizar exclusivamente a las lluvias de lo ocurrido. Haciendo una “rápida evaluación” de las causas de las inundaciones, el columnista expuso: “En Villahermosa, el moderno desarrollo urbano Tabasco 2000, los grandes centros comerciales, los hoteles de lujo, se fincaron en áreas que servían como vasos reguladores”.
“Igual sucedió con la colonia Petrolera, la Valle Marino, erigida sobre una laguna. Al llegar las lluvias y no encontrar sus cauces naturales de siempre para fluir hacia el mar, el agua inundo todo. También cubrió los asentamientos irregulares, los de los pobres, que tradicionalmente sufren por estar ubicados donde no deben, en las orillas de los ríos Grijalva y Carrizal”.
En esa colaboración destacó que la modernización de la entidad se dio a base de la construcción de infraestructuras “faraónicas” y “destrucción de recursos naturales”, con lo que “ningún ecosistema quedó a salvo de alteraciones y contaminación”.
La parte inicial del articulo dice lo siguiente: “En este siglo pocas entidades de México han sufrido una transformación tan radical como Tabasco. Allí se puso en marcha en los años cincuenta un amplio plan de desarrollo regional sustentado en grandes obras de infraestructura y en programas agropecuarios y urbano-industriales. Como fruto de ello se levantaron enormes presas sobre los ríos Grijalva y Usumacinta (Malpaso, La Angostura, Chicoasén y Peñitas), para controlar las inundaciones, desecar las zonas pantanosas, generar energía, facilitar la navegación y el riego agrícola, entre otros.
Así surgieron los planes agroindustriales de La Chontalpa y Balancán-Tenosique, y en las últimas tres décadas, la infraestructura para extraer y exportar hidrocarburos.
Pero el cuidado del ambiente siempre estuvo ausente. Lo mismo se talaron cientos de miles de hectáreas de selva siempre verde causando cambios drásticos en el clima, erosión y azolve de ríos, que se alteraron con la obra pública los patrones naturales de circulación del agua. Además, las promesas de un desarrollo con justicia social y calidad de vida nunca se cumplieron y hoy son tareas pendientes”.
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